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jueves, 18 de septiembre de 2014

MA ANANDA MOYI "La Transcendencia de la Luz" 3 de Noviembre 2007 Jean Luc Ayoun Pendiente de traducción, con audio compartir!

 
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La Activación de la alegría interior, de la conexión de los tres corazones entre ellos y a su Fuente original: 

El camino de la liberación pasa por esta puerta. No hay otra alternativa para acceder a vuestra Unidad, para acceder a vuestra Divinidad que acceder esta puerta. Ciertamente, la activación de vuestros chakras, la activación de vuestro cuerpo de Luz, la activación de lo que llaman vuestros nuevos cuerpos es una etapa indispensable sin embargo no suficiente para la activación de vuestro potencial de Divinidad. Le corresponde a cada uno, en vuestra alma y conciencia, abrir la puerta del templo y de tenerlo listo ya que es en él que reside vuestra esencialidad, vuestra Divinidad y vuestra Unidad. No puede haber Divinidad sin corazón, ya que, también como se los expliqué, el corazón humano solo es un pálido reflejo del centro de donde todo proviene y a donde todo reviene. El centro es a la vez movimiento (lo habéis entendido a través de la dilatación y la contracción de vuestro corazón físico) pero también es núcleo inmutable y eterno de vuestra esencia. Después de haber explorado el movimiento del corazón, les pertenece encontrar la inmovilidad del corazón y después traer las bendiciones que permiten santificar este espacio que es el espacio de vuestra realización final. En este espacio no puede haber dualidad, confrontación o cuestión ya que todo ya está en estado de respuesta. El ser que encuentra esta felicidad interior, esta Divinidad interior, está ilustrado por su vida, por su camino, su desapego a las cosas del mundo, este acceso a la Divinidad, a esta Luz, a esta irradiación que algunas veces solo toca la punta de vuestro dedo cuando encuentran una presencia espiritual.

Sin embargo la experiencia no es la estabilización. La experiencia de la Luz no es la vivencia de la Luz. La experiencia de la Luz ciertamente es alentadora, ciertamente es vivificante pero no es la Luz. Es cuestión de acoger, de revelar la Luz, pero mientras que todas las parcelas que los constituyen no devengan Luz, ustedes no han llegado. Y sin embargo no hay distancia entre lo que son y lo que yo soy. Y sin embargo no hay diferencia entre el juego de la Unidad y el juego de la Dualidad. Solo hay un punto de vista que cambia. En un caso el punto de vista es exterior y distingue todavía el interior del exterior y del otro punto de vista, el punto de vista se encuentra en el centro, allí donde todo es inmutable, allí donde todo proviene y allí donde todo reviene. Por lo tanto la experiencia de la Luz es un pre-requisito al establecimiento de la Luz. Por lo tanto la dimensión del corazón se descubre no en un tiempo progresivo sino en un espacio, progresivamente. Hay tanto, tantas cosas a vivir, a aproximar, a experimentar, a tocar. Por lo tanto la transcendencia no es eso. La transcendencia es el núcleo inmutable de vuestro ser, el que está depositado en vosotros de toda eternidad por una promesa de regreso a la Unidad. Esto está inscrito desde la creación de este cuerpo. Este cuerpo que no está allí por casualidad o para responder a una función fisiológica sino que es el instrumento que va a permitirles hacer resonar las diferentes partes a fin de encontrar la Unidad que está en vosotros. Ya que los que sois es el Centro

No hay un punto de Dios fuera de Dios y ustedes sois Dios. No hay otra cosa que ustedes, que el punto esencial de vuestra Divinidad. Ustedes son todo esto, ustedes son yo y yo soy ustedes, sin juego de palabras pero juego de amor. Hay el conjunto de los posibles en vuestra encarnación revelada o no revelada o en curso de revelación. Les corresponde en el caminar de esta vida encontrar la esencia y el núcleo de vuestra intemporalidad, y la paradoja es que deben encontrar esto en el juego de la dualidad mientras la experimenta vuestro corazón en sus idas y venidas, que vuestro mental acapara a través de los juegos de la seducción, los juegos de la posesión, los juegos del abandono. Pero mientras que jueguen este juego allí no encontrarán el juego de lo que sois. El juego de la Divinidad necesita excluirse de todos los otros juegos. Entonces, ¿Cuál es vuestra búsqueda? ¿La búsqueda de la Luz como experiencia? ¿Es la búsqueda de la Luz como transcendencia? En efecto, he aquí dos juegos diferentes. Uno es el juego de multiplicidad, la experiencia de la Luz. El otro es el juego de la Unidad, el que se trata de la transcendencia de la Luz. Y por supuesto es posible concebir que mientras que no hayan vivido la experiencia de la Luz no saben que la Luz existe y, cuando ustedes mismos hayan vivido la experiencia de la Luz, esto no basta para instalar la transcendencia de la Luz. Y cuando incluso vuestro cuerpo de Luz esté constituido (y les permito llamarse “élu” (elegidos) en el sentido del fin de los tiempos) ustedes accederán a los espacios que son permitidos en función de vuestros méritos. Pero esto no es la transcendencia de la Luz en esta dimensión. Aunque esto ya es una promesa magnífica, un avenir más brillante.

Pero créanme, encontrar la transcendencia de la Luz desde esta encarnación es una garantía de felicidad, una garantía de gozo extremo. La única emoción compatible con esto es la alegría. Pero esta alegría que nace del corazón no es en función de las circunstancias exteriores de la vida, ella no está alimentada por el reservorio habitual de las emociones del humano en su juego de encarnación, que esto sea el placer, la tristeza u otras emociones. Esta alegría está alimentada por la reconexión a la Fuente/centro. En este estado de transcendencia de la Luz no hay lugar para las dudas, solo hay lugar para Dios solo hay lugar para la felicidad. Entonces, ciertamente, les he mostrado el camino que conduce a esto pero la decisión final les pertenece. ¿Quieren entrar en Divinidad? o ¿quieren descansar en los campos de la experiencia de la dualidad? Esta cuestión no es anodina ya que solo ustedes pueden franquear la última puerta.

Ninguna técnica, ningún sonido, ningún ser espiritual, el que sea, puede hacerlos dar este paso. Les pertenece de toda eternidad ya que es vuestra elección, vuestra conciencia que debe decidir. Ahora bien obviamente es fácil aceptar la transcendencia de la Luz cuando en un momento dado ella se manifieste en el cielo y sobre la Tierra. Pero es en la dualidad, antes de que la Luz se manifieste, que deben encontrar esta verdad y esta transcendencia. Es necesario franquear el último paso de manera segura y voluntaria. Es necesario un gesto de confianza final en la Divinidad y esto se llama la maestría.

Muchos iniciados sobre esta Tierra han vivido la transcendencia de la Luz pero han hecho el sacrificio de permanecer en la experiencia de la Luz a fin de transmitir, lo más lejos posible, lo que asimilaron, a través -yo diría- de los modelos tradicionales como a través de los modelos más heterogéneos. Pero más allá de las múltiples manifestaciones de los maestros encarnados que han vivido sobre este planeta, muy pocos han aceptado vivir su transcendencia en su totalidad, ya que la transcendencia no determina las enseñanzas. La transcendencia se contenta de ser y de irradiar. El único lenguaje que la transcendencia conoce es el amor y la irradiación de la Luz. No hay lugar para las palabras, los conceptos, las preocupaciones cotidianas. Hay un abandono total a la transcendencia de la Luz que hace de vosotros un ser que pueda permanecer meses sin comer, sin pensar en las necesidades de este cuerpo y todavía este cuerpo esté vivo y todavía este cuerpo esté plenamente encarnado. Yo lo he ilustrado durante mi vida. Pocos seres lo han entendido pero muchos han estado maravillados por lo que vieron. Sin embargo ¿Cuántos me han seguido en esta vía? Vivir la transcendencia es algo distinto que aproximar la Luz. Deseo de todo corazón que tengan acceso a esta transcendencia ya que ella les librará del peso aplastante de la materialidad, de los convenios, del qué dirán, de los aprendizajes, de los karmas, de la culpabilidad de la encarnación ya que se trata de una culpabilidad colectiva. El corazón es el órgano centro, el átomo espiritual que permite esto. Créanlo bien que Dios tiene toda la eternidad para esperar vuestro último paso. Siendo intemporal no está limitado por el factor tiempo mientras que vuestra encarnación, vuestro mundo, más que nunca lo está.

Aquí, mis queridos, bien amados, el mensaje que tenía que expresar a través de las palabras. Pero el más bello impulso que puedo hacer hacia ustedes es irradiar mi presencia. Esto llegará en unos momentos pero quiero consentir en compartir con ustedes sobre los cuestionamientos únicamente espirituales en relación a este camino que he revelado.

Pregunta: ¿La transcendencia de la que vino a hablar corresponde a lo que algunos llamaron el corazón del Padre?
Probablemente pero eso son solo palabras. ¿Por qué querer poner palabras o modelos religiosos sobre lo que es tan simple? El corazón es el mismo en todo ser humano. No hay diferencia entre una u otra raza, entre el corazón de una u otra cultura, entre el Dios que está en el musulmán y el Dios que está en los cristianos y el Dios que está en el ateo. Querer nombrar es ya separar, es querer salir del corazón. Es el mental que los engaña.

Pregunta: ¿Cómo acercarse a la Transcendencia?

Olviden todo lo que no es la transcendencia. La única preocupación de cada respiración de vuestra vida debe ser la Luz y nada más. No las circunstancias de vuestra vida, no lo que les agobia, no lo que los alivia, no lo que su corazón estima, no lo que desean, no lo que rechazan, sino únicamente el corazón, la Luz. Esto es una búsqueda de cada respiración, de cada inspiración. Deben devenir la búsqueda, Es la única forma de adquirir esta transcendencia. No hay ninguna otra

Pregunta ¿Hasta qué punto la inmovilidad puede acceder a la transcendencia?

Yo no hable de la inmovilidad del cuerpo. Hablé de la inmovilidad del mental y de las emociones. El corazón físico es movimiento, el corazón energético es vibración e irradiación. El corazón espiritual es inmovilidad. No pueden encontrar esta substantífica Luz que a partir del momento donde vuestra conciencia esté en calma, sin experimentar atracción, repulsión, emoción, o pensamiento. Se trata de un estado de vacuidad, de inmovilidad. Cuando nada existe es cuando la joya se revela.

Más allá de las palabras voy a proponerles vivir la efusión de la gracia ya que esto es lo más importante. Entonces les pido descruzar los brazos y piernas, poner las manos sobre las rodillas, palmas hacia el cielo, cerrando los ojos y acoger. Después de eso los dejaré en la calma y en la inmovilidad. Aquí, mis queridos amigos. Reciban ahora todo mi amor, mi compasión y toda mi gracia.



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Traducción: OD 

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