ESTRELLA EN ENCARNACIÓN
DIARIO DE A BORDO
La Eternidad es lo que somos
Del éxtasis al regreso de la identificación
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Tengo que… aspiro a… conciernen a una situación no trascendida, a un trauma que les hace creer que deben modificar las cosas. Hay una carencia desde el instante donde hablamos de este modo. Hay pues identificación a la temporalidad. El Ser divino no tiene ninguna necesidad y no tiene ningún objetivo. Es simplemente el apego material que nos hace “caer”. El Ser no tienen ningún apego. Aquel que tiene miedo de carecer va a estar atraído sistemáticamente por la materia. El Ser divino es perfecto. Los desajustes que tenemos en la materia, por pequeños que sean nos muestran lo que el ego no quiere escuchar. En el Ser, no hay más deseos (más proyecciones). Incluso vuestro cuerpo se los hace saber. No se alimenta más como hace dos semanas, por ejemplo. Se adapta en función de vuestro estado de conciencia, en función de vuestro abandono a vuestra verdadera naturaleza. Si la persona tiene miedo de carecer de alimento o de dinero, por ejemplo, entonces va a hacer todo para “colmar” sus carencias. Ella cree que está sola y que la vida la abandona. Pasa automáticamente al modo de supervivencia, porque es su naturaleza. Si la persona tiene miedo de ser juzgada, entonces va a hacer todo para mejorar sus apariencias por miedo de no ser amada y reconocida por la sociedad. La personalidad se encierra sistemáticamente en ilusiones para sobrevivir. Hay que ver simplemente dónde se sitúa la espina que hace que en un momento dado de vuestra vida en la Tierra, ustedes han estado traumatizados. Todos hemos estado traumatizados desde nuestra llegada en un pequeño cuerpo. Hemos entrado de lleno en un mundo que carece de luz, el mundo de la personalidad.
“Felices son los simples de espíritu” dice Cristo – En efecto, la gente que pasa su tiempo trabajando para ganar dinero está en un espíritu de competición. Ellos desafían la luz. Es el principio mismo de Satán o Satam, que se toma por el maestro de este mundo. Es evidente, puesto que les muestra el plan de la personalidad, la que se empeña en sobrevivir por todos los medios. Es el paroxismo del cerebro reptiliano “comer-beber-reproducirse” que limita a la persona en un esquema de pensamientos.
Así, la fusión de los cuerpos es nutritiva; nos procura la perfección, la saciedad a todos los niveles. No hay pues nada más que pedir, nada más que buscar. Todo está ahí. Todo va bien.
Mientras tenemos necesidades, la personalidad no está muerta. El Ser se divierte en el cuerpo, es todo. Gusta de los placeres de la materia sin apegarse a ellos.
Existe pues la Unidad total y la Unidad parcial.
La búsqueda de lo que sea nos hace hundir en la miseria, incluso si las apariencias engañan. La miseria es la falta de fe. El abandono total a la vida, hace que no nos falte nada. En la palabra “abandono” encontramos la abundancia. Es esa nuestra verdadera misión sobre la Tierra: ser felices.
Veamos bien, para vivirlo, que no son la apariencia, el dinero, los bienes materiales que nos vuelven felices. ¡Es el Amor de quienes somos en Verdad! Es esa la abundancia.
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Traducción: Amparo Iribas
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