KI-RIS-TI - CRISTO

Ahora, Bien amados, las puertas están abiertas.

Entren, entren en este Templo que no es otro que vosotros mismos unidos con vosotros mismos, que es Tu, que es El, y que es Yo.

Sólo hay yo en ti, y tu estás en mí. No soy este ser extraordinario, impresionante, excepcional y diferente de ti, que parecía ser. Soy llamado Ki-Ris-Ti, Cristo, y estoy en cada uno de vosotros.

Hay en vosotros una espada de Luz y de Amor que se llama Ki-Ris-Ti. Y esta espada que no esta hecha para herir sino para abrir, y no debe darles miedo, porque todo lo que puede cortar es lo que debe ser cortado, y todo lo que puede abrir es lo que sólo puede abrirse.

Estáis ahora, muy amados Hermanos y Hermanas de esta Tierra - que en mis encarnaciones recorrí de mis pasos, y cruce sus montañas, y probé sus ríos, los mares, y recorrí sus bosques y los campos; esta Tierra donde encontré cada pájaro, cada pequeño y grande animal, cada insecto, y cada vegetal, donde conocí todos los cristales y las diferentes tierras, las que son rojas, las que son blancas, las que son negras; donde tuve en mis brazos a niños o a ancianos, mujeres y hombres dulces; donde contemplé amaneceres y ocasos del astro sol y la magnificencia de los cielos llenos de estrellas, donde escuche las músicas más deliciosas, más envolventes y más profundamente bellas; y donde recé con unos y otros, cualesquiera que sean sus lenguajes y cualesquiera que sean sus religiones.... Estuve por todas partes y Estoy por todas partes, y Afirmo que estoy en vosotros, en cada uno, en cada una; y que es allí mi vosotros, y que es allí vosotros lugar.

Soy esta Llama que se despertó y que se despierta día a día en vosotros: Llama de la Verdad, Llama de exigencia absoluta de ser el Sí en el Uno y de ser Uno en él Sí. Llama de Amor, Llama cuya totalidad os engloba y os reduce a ser sólo vosotros mismos y nada más... Somos vosotros y yo, Tú y Yo, esta Llama, esta Verdad, esta inmensidad, esta proximidad, porque somos próximos, más próximos que no sabríamos decirlo, pensarlo, imaginarlo, o experimentarlo.

Volví pues - ¿pero acaso me había ausentado? Volví porque es en Ti en quien Estoy, y me creíste ausente. Y de este hecho, lo fui... Nos vemos pues reunidos como verdaderos bien amados, cuya unión es tan bella y perfecta que el Sol y la Luna los envidian.

Efusión vibratoria, en silencio...



Recibe, mi Hermano, mi Hermana, la Llama de esta Presencia...

Efusión vibratoria, en silencio...



Podríamos gritar de alegría, verdad, esta Llama es tan pura, que nos transporta y nos eleva...



Efusión vibratoria, en silencio...



Que la dulzura bajo tus pies desnudos de la arena, cuando es tibia y lisa, te recuerde que son mis pies...

Que el suelo rugoso o cortante bajo la planta de tus pies te recuerde que son mis pies...

Que el suelo mojado o helado, o el barro sobre tus pies, te recuerden que son mis pies, y que jamas estás abandonado porque somos Uno, tú y yo...

Efusión vibratoria, en silencio...



Las puertas están abiertas ahora, y entramos, y nos adentramos... Te adelantas. Eres, lo mismo que soy... Te mantienes en tu Luz que es la Luz del Uno, lo mismo que me mantengo en tu Luz, que es la del Uno y que Soy.

Efusión vibratoria, en silencio...


¡Que las trompetas suenen! ¡Que los cantos se difundan, se desplieguen y suenen!

Que los bailes se desplieguen, se actúen, atravesando los mundos, porque sois acogidos.

Sois Templos de Luz, estáis allí, y estamos frente a frente y somos sólo Uno y compartimos la misma espada de la Verdad, la que deshace todos las ataduras cumplidas y que abre todos los umbrales. ¡Aleluya!

Efusión vibratoria, en silencio...



... Que todos aquellos que fueron Portadores de la Llama a través de las épocas sean honrados, porque sus Presencias en este instante están reunidas en una única Presencia. Y todas las alegrías que sus palabras sembraron allí donde ellos estaban, donde ellas estaban, son ahora Uno. Y esto es un asombro.

Hay en este instante celebración del Uno, por ellos todos aquellos y aquellas que lo llevaron a través de las edades de la Tierra, por sus voces y por sus actos, y que son ahora Una en la perfección de este instante.

Amen



Por Christine Ana K.

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