Saludos hijos e hijas. Bendiciones y paz, mensajeros y peregrinos del amor. Yo comulgo con ustedes a partir del entrelazamiento de nuestra luminosidad, comulgo con ustedes desde la unidad de nuestra luz, comulgo con ustedes en el reconocimiento de la presencia ilimitada.
Me revelo aquí en medio de ustedes esta mañana como Stella Maris, la Estrella del Mar, la madre y orientadora de los viajeros y navegantes. Pero más allá de esta representación imperfecta y reciente, yo soy la que nació del océano primordial; yo soy aquella que, a partir de la materia indiferenciada, insufla vida, a la sabiduría de las edades.
Hijas e hijos, en la manifestación física, estoy asociada a la estrella matutina y vespertina, así como, a la estrella Polar que orienta a los viajeros y navegantes hacia su destino. ¿Pero quién soy yo, además, internamente? ¿Quién soy yo, más allá de las representaciones?
¿Quién soy yo, sin embargo, más allá de los fenómenos físicos y externos?
Así como Stella Maris cuida y orienta a sus hijos e hijas, peregrinos y mensajeros de amor sobre esta tierra, de la misma manera, yo soy la voz de la intuición interior, yo soy la voz de la intuición. Los invito a escuchar mi voz. Por lo tanto, vengo aquí para hablarles del principio de la entrega.
Hijos e hijas, es necesario la entrega y entrega requiere confianza, para que puedan oír en medio del tumulto del mundo externo, en medio del barullo de su propio mundo interno, la voz suave y simple de la intuición. A medida que se dediquen a comulgar con su propia sabiduría interior, reflejo de mí, oirán esta voz con mayor fuerza, y de manera diferente cada vez esta sabiduría se dará a conocer a ustedes de forma más clara y precisa, así como más trascendente con relación a las cosas de este mundo, pero también inmanente, porque yace en la esencia de todas las cosas contenidas en él.
Amados de mi corazón, recuérdenselo: son mensajeros de mi amor! Recuerden: ustedes son peregrinos en estas tierras. Los escenarios que pasan delante de sus ojos, los estímulos que pasan por sus órganos de los sentidos, son todos temporales. Son peregrinos en constante movimiento, son peregrinos descubriendo el amor y compartiéndolo, son peregrinos expandiendo la luz del amor y reconociendo sus bellezas.
Yo soy la estrella del Alba, el principio de la sabiduría, la voz orientadora de esta humanidad. Oyendo mi llamada, hace mucho tiempo, hijas e hijos, almas ardientes, se acercaron a esta Tierra provenientes de Venus y fueron aquí la voz de mi sabiduría, fueron aquí la voz de mi orientación.
Hoy, hijas e hijos, yo no invoco ninguna presencia para orientarlos o guiarlos, no a ser la voz de su propio corazón; no invoco ninguna otra voz, a no ser la voz de su sabiduría interior.
Los invito a la contemplación. A la contemplación de la raíz del fenómeno de ese "yo" que experimentan, a la contemplación de la raíz de este fenómeno que a menudo les parece disociado de la naturaleza, separado de la creación. Busquen en la raíz de este fenómeno y ahí descubrirán, que él no está separado de nada, y que el verdadero yo está más allá del sentido de persona que poseen. Su verdadero yo es el sentir de ser con base en la idea de una persona. Sobre la base de la idea de todo fenómeno, está la esencia del sentido límpido y puro, pero desprovisto de atributos, de condicionamientos o limitaciones, el sentido de la eternidad, el techo puro de la conciencia de donde parte mi voz como voz de la intuición. No mi voz como algo externo, si no mi voz como ustedes. Somos uno. Yo soy la sabiduría y el brillo de vuestra luminosidad, ustedes son mi sabiduría y el brillo de mi resplandor. Uno en el otro, y el otro en el uno, manifestando el misterio de la unidad en medio de la diversidad.
Yo soy el amanecer de los mundos y también, el anochecer de las formas. Conozco todos los ciclos y puedo guiarlos a través de todos ellos. Desde la mañana hasta la tarde mi manto está sobre ustedes. Desde la puesta del sol hasta el amanecer, mis ojos vigilan sus pasos y con cuidado conduzco su camino. Cuando aquieten el ruido de su mente, podrán percibir mi presencia allí, como la mayor instructora, consoladora, redentora, su madre, la madre interna.
Recíbanme, así como yo les doy la bienvenida, pues mi presencia está entrelazada con la suya, así como su campo electromagnético se entrelaza indisociablemente en los campos electromagnéticos del planeta. Yo soy el soplo de la inspiración, y soy la puerta de la Supra-mente, soy la voz de la intuición que aunque susurrante, tiene un sonido de mil truenos. Pero se requiere la entrega, es necesaria la entrega, no la entrega de algo externo a ustedes, ni a una figura, una figura alegórica, una figura exteriorizada. Mis amados, los invito a la entrega de su sabiduría, los invito a la entrega, a confiar en su esencia. Busquen la experiencia de sí mismos y esta entrega y esta confianza se hará cada vez más espontánea y natural.
Esta entrega es un acto de fe, un acto sagrado de la fe; reafirmado y confirmado cada día, y en cada nuevo reto, porque cada momento en este mundo los pone ante la siguiente pregunta, ante la única opción: ¿A qué darán oídos? ¿O qué seguían? ¿Escucharán la voz de la intuición, o serán arrastrados por los sentidos; optarán por la integración, por la vía del amor o seguían por la vía de la separación hasta que el distanciamiento ilusorio sea demasiado difícil de soportar?
Cada situación que viven los coloca ante esta interrogante central en su vida. Muchos de ustedes presentes en la superficie del planeta regresaron aquí, o, por primera vez visitan este planeta en encarnación, procedentes de etapas más avanzadas en su camino. Pero eligieron estar aquí para cambiar el curso de su camino. Para este paso, este espectro de la experiencia que se llama individualización es el momento de la gran elección.
Los invito, pues, a los misterios del amor. Los invito a los misterios de la integración que sólo son misteriosos para aquel que funciona básicamente en el intelecto, el intelecto condicionado y muy retorcido por la búsqueda del poder, la búsqueda desenfrenada por placer egoísta, por la búsqueda de la evolución a pesar de los demás. Este intelecto necesita ser sanado y, a medida que se acercan al templo de mi amor, el misterio se disipa y sabrán que la sabiduría es simple, es inocencia, es espontaneidad y sólo requiere de ustedes entrega y confianza.
El principio de la entrega sana el intelecto retorcido, el principio de la entrega disuelve las limitaciones que oprimen su intelecto, transformándolo entonces, en un espejo limpio que pueda reflejar la voz de la intuición, la sabiduría de la esencia de la mente.
Los invito a la contemplación. Busquen, busquen en la raíz del sentido del "yo" la experiencia de lo eterno, no como éxtasis, no como fenómeno, sino como un estado de expansión interno, claro y límpido, simple y natural.
Transcripción hecha por colaboradores de la ELV.
Mensaje canalizado por Selén - http://www.escolaluzviva.com.br/
Traducción: H. N.
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