Gracias y paz, brisas frescas. Yo los saludo, los saludo en reconocimiento de la esencia, los saludo en reconocimiento de la apariencia.
Hijas e hijos, mis palabras de hoy se dirigen a ustedes con la intensión de despertarlos a una visión íntegra e integral de la vida. Bien saben que la vida no es objeto que puedan analizar, explicar lógicamente o desmembrar en varias partes. La vida no es objeto de lógica, la vida incluso no es objeto; la vida es sujeto, la vida es protagonista.
Mediten sobre esto hijos e hijas! Alteren la posición, la posición pretendidamente asumida. Abran los ojos y reconózcanse como la vida misma y entenderán que la vida no es objeto de lógica. Los invito a una visión íntegra e integral de la vida, porque al reconocerse como lo que de hecho son, no hay otra posibilidad. Son la vida integralmente.
Al reconocerse a sí mismo como lo que realmente son, esencia y apariencia, ambas se revelan en su sacralidad. La apariencia no se opone a la esencia, del mismo modo que la esencia no se opone a la apariencia. Es sólo la visión confusa y turbia de los que pelean en el campo de la separación, continuamente diseñando e interpretando la vida como un escenario de combate de forma continua. Sólo a partir de esta posición ingenua, si diría, ingenua, es que se puede concebir que haya una alguna oposición entre esencia y apariencia.
De hecho, la vida sostiene todos los fenómenos, ustedes son la vida. En ustedes, todos los fenómenos toman lugar. La apariencia debe ser reflejo, reflejo de la esencia, jamás se agotará la infinita capacidad de la esencia, pero a través de la apariencia, la conciencia en su trayectoria reconoce un poco más acerca de su potencial ilimitado.
Yo los invito a sacralizar todos los opuestos, lo invito a aprender con el elemento aire. El aire no se opone, el aire no se opone a ningún elemento. El aire todo penetra. Comprendan, hijos e hijas: con el aire pueden aprender la curación de sus proyecciones, porque sus proyecciones intelectuales y emocionales son, en efecto, como las nubes oscuras que a veces encubren la luz del sol. Entonces, el viento sopla, disipando las nubes.
Los invito a que se reconozcan como el viento, el viento que sopla en la atmósfera de su mente interior, disipando ahí la nubosidad y las proyecciones, permitiendo que brille el reconocimiento, y la lucidez de su esencia. No para repudiar la apariencia, si no para hacerla fiel reflejo de la luz que brilla en su corazón.
Amen, amen cada vez más sin reservas. Acojan, reciban hijas e hijos, porque todas las cosas son una expresión del potencial ilimitado del Padre-Madre que somos. Todas las situaciones tienen su origen en la raíz de los fenómenos, por lo tanto, todas las situaciones guardan la semilla de lo sagrado.
¿Cómo podía ser diferente para ustedes? La apariencia de lo que son también oculta ahí la semilla de lo sagrado. La apariencia de lo que son es la tierra, el suelo donde esta semilla debe germinar, florecer, fructificar. No desprecien la apariencia. La apariencia oculta la esencia. Sólo, sólo den un paso, den un paso más allá de la confusión de identificación con la apariencia y reconózcanse como la esencia, reconózcanse como lo sagrado que vitaliza la apariencia.
Hoy les traigo la vibración del elemento aire. Hoy les traigo el impulso de la lucidez, el impulso de la transparencia. También les traigo hoy la trascendencia del engrama y la creencia en la escasez. Les traigo la trascendencia de la creencia en el hambre. La noción de escasez, hijos e hijas, los amarra una perspectiva pobre, de vida miserable. Por la continua visión de oposición, por la continua visión opositora, la escasez se perpetúa como una realidad en su experiencia.
El elemento aire puede enseñarles cómo trascender el engrama de la escasez. Por la disolución de sus proyecciones mentales, de sus confusiones, por la trascendencia de la nubosidad de su mente, por el brillo claro de la visión interna, la escasez, como un velo, se disipa. Y una perspectiva de la vida íntegra e integral, se devela, se descortina. Es solo la confusión, solo la identificación con la porción limitada del ser que perpetúa, perpetúa la permanencia en una realidad de escasez y de falta. Y no importa, no importa cuántas cosas acumulen, no importa cuento busquen afuera, no importa cuánto tesoro de esta Tierra puedan adquirir, no importa. Porque, a menos que reconozcan la integralidad, la integridad de su ser, siempre estarán en falta, siempre la escasez será una parte en su mesa.
Reconozcan la abundancia de la esencia, reconozcan lo ilimitado de lo que está más allá de la apariencia y así, la limitación de la apariencia les parecerá como justa y sagrada en su propósito. Pero no hay necesidad de vivir limitado en la limitación de la apariencia. Al reconocer el propósito sagrado de las limitaciones de la apariencia, comprenderán también que su esencia, como esencia puede transformar cada una de estas limitaciones. Porque ellas están ahí para eso, para desafiar, para desafiarlos a ir más allá de la visión de sí mismos, desafiarlos a buscar dentro la respuesta y la solución a las cuestiones de afuera.
Aprendan con la naturaleza. Redescubran con ella las verdades de su esencia, redescubran con el aire la flexibilidad y el movimiento que imperan en la expresión. Aprendan con el aire la transparencia, aprendan con el aire la claridad. El aire no ofrece resistencia a la luz, la mente, tampoco. Las nubes, las nubes de las proyecciones, las nubes de oscurecimiento que a veces nublan la atmósfera celestial de sus almas; ellas no son permanentes. Así como impermanente es la apariencia. Y no son menos sagradas por esa causa. Pero es necesario que se reconozcan como Vida. Busquen dentro y transciendan el engrama de la escasez. Pues bien, esa sacralidad de la impermanencia, de los oscurecimientos y de la apariencia se revelará a ustedes como justa.
Los invito a comulgar en la claridad, en la transparencia, la comunión en la comunicación vibratoria de radiación a radiación. Yo soy la Madre del aire, el mismo aliento que inhalan y exhalan, el oxígeno que camina en sus venas siempre en movimiento, siempre moviéndose. Comulguemos mi presencia en ustedes, y su presencia en mí. Brisas que se encuentran y se convierten en un solo vendaval, disipando las sombras, disipando las nubes sombrías, permitiendo que los rayos del Sol toquen la Tierra, fecundándola y espaciándose en el aire como luminiscencia.
Transcripción hecha por colaboradores de la ELV.
Mensaje canalizado por Selén - http://www.escolaluzviva.com.br/
Traducción: H. N.
INFINITAMENTE GRACIAS POR LA TRASCENDENCIA.
ResponderEliminarGRACIAS POR LA LUCIDEZ Y TRANSPARENCIA.