La humanidad está destinada y diseñada para cambiar y para el cambio. Como el agua, cada uno de nosotros tiene el potencial para experimentar muchas formas. Tenemos nuestros días líquidos, nuestros días sólidos, y nuestros días evaporados. Podemos ser un témpano de hielo, una corriente, una nube, una gota de lluvia, una niebla o un océano. Nosotros somos 90% agua. Somos un flujo y un reflujo con cada pensamiento, cada amanecer, cada tormenta y cada eclipse. Y sin embargo, año tras año anhelamos permanecer sin movilizarnos, permanecer atascados, permanecer constantes y en nuestra zona de confort.
¡La única constante verdadera que tenemos es el hecho de que siempre nos movilizaremos y cambiaremos! A medida que nos movilizamos a lo largo de este año, el peso de nuestros 'debemos de' y 'no debemos de' aparentan volverse más pesados y sólidos. Se reúnen alrededor de nuestros pies, afianzándose y creando un sentimiento inmutable y desanimador. Nuestras intenciones están ansiosas, nuestro ser nos da la luz verde para avanzar adelante. Nosotros nos hundimos más profundo en la desesperación y el deterioro, al tiempo que nos desanimamos. Pasamos una increíble cantidad de energía desacordando y argumentando con nosotros mismos. Tratando de domar lo que parece ser la bestia salvaje de las indecisiones, la que nos retiene atrás, bloqueando siempre nuestro camino a la felicidad, al amor y a la abundancia. Con la cantidad de energía que gastamos en argumentar con nosotros mismos podríamos construir centros, erigir torres, y quizá inclusive una pirámide o dos. Y sin embargo seguimos quietos a la vez que nos hundimos más en las arenas movedizas de la inmovilidad, en el cenagal del no actuar.
Saboteamos continuamente nuestros sueños y deseos, nuestro futuro, en un esfuerzo por salvar las selvas salvajes del viejo yo. Nos aferramos a lo que una vez nos sirvió, entumeciendo nuestra habilidad para movilizarnos a lo nuevo, el mejor y más brillante futuro de nuestros sueños. ¿Por qué tememos avanzar adelante? ¿Por qué tememos actuar conforme a lo que vive en nuestro corazón?
Todos en la Tierra están sintiendo la transformación. Todos sabemos que no hay modo de permanecer en la zona de confort, la zona nula y sin efecto. Sabemos que es hora de levantarnos del banco de nuestros yos del pasado y movernos al campo de juego de lo nuevo, del ahora. Y no obstante, cuando llega nuestro turno al bate, nos sntimos congelados. Inmovilizados en todas las posibilidades, las nuevas puertas a las maravillas de nuestro futuro. Abrazando nuestra 'conciencia congelada.' Como "Frosty," el muñeco de nieve que aguardaba temerosamente al clima templado, sabiendo que el cambio es inevitable. Comprendan que su intranquilidad interior es un recordatorio gentil de que es hora de dejar ir. 'La resistencia es fútil.' Nada puede crecer dentro de su resistencia.
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Traducción: Gloria Mühlebach
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