Desde el corazón cristalino de la humanidad, mi voz se eleva, mi Presencia se expande y mi Espíritu ígneo envuelve el conjunto de esta manifestación planetaria, dispensando en cada cuerpo acogedor bendiciones sin medida, verdaderas Letras de Fuego que imprimiéndose en el núcleo de los átomos, despierta virtudes, disipa venenos, rescata y redime la materia y la conciencia que la anima.
Hijos bien amados, canales de mi presencia instalada en este planeta, de mi corazón a vuestro corazón resuena un canto, de mi corazón a vuestro corazón vibra una nota, una nota que ustedes reconocen íntimamente, pues esta nota los trajo aquí, en primer lugar.
No solamente en este aquí, localizado en este lugar y momento de su tiempo, sino que esa nota los trajo aquí, a este capítulo del desarrollo de la manifestación universal; los trajo aquí, al campo de influencia y alcance del resplandor del espíritu planetario de la Tierra.
Yo soy Isis, vuestra Madre, síntesis de todos los corazones cristalinos de esta humanidad, útero de donde todos los corazones cristalinos de esta humanidad nacieron.
Hoy vengo, bien amados hijos e hijas de mi Fuego misterioso, a comulgar con ustedes en su esencia silenciosa, haciendo vibrar también en el cuerpo y en vuestra consciencia la remembranza por la vibración del Verbo Vivo.
Yo los llamo mis sembradores de la paz, pues mi presencia, el rayo, el eje de mi presencia es la paz inconmensurable e incondicionada de la esencia silenciosa, más allá de los rótulos, más allá de las formas, de los nombres, y más allá de los filtros de percepción. La paz incondicionada y la alegría inconmensurable son mi naturaleza esencial. La paz que es fruto y expresión del océano de sabiduría inagotable de esta Divina presencia. La alegría siendo la expresión límpida y clara de la compasión pura, es el servicio que mueve cada partícula y átomo, cada sol y galaxia.
Los atributos básicos de mi naturaleza y de vuestra naturaleza, por lo tanto- son la paz y la alegría, pues éstas son la expresión del océano de sabiduría, aquel amor en el cual todo permanece interconectado en perfecta y sagrada relación, y la alegría como expresión de la compasión pura, el servicio y también la misericordia.
Bien amados hijos e hijas, estos son los marcadores de su experiencia: la paz y la alegría, llamados por este hijo mío el samadhi de la paz y del espíritu.
Yo vengo a atraer vuestro corazón al samadhi del alma y del espíritu. Vengo a invitarlos a compartir y reconocer las delicias de nuestra naturaleza ilimitada. Vengo a invitarlos al servicio, porque en el servicio se encuentra la verdadera alegría. Vengo a invitarlos a la sabiduría amorosa y al amor sabio, porque ahí está la paz imperturbable. Estas dos llamas que se entrelazan y envuelven el rayo central de la presencia infinita, la expresión del poder de la vida, la expresión de la androginia primordial, donde el Padre y la Madre son uno, sin distinciones.
Yo los llamo sembradores de la paz, no los llamo, y no les concedo tal título por acaso, o para el privilegio de sus emociones. Los llamo sembradores de la paz porque vuestra atención y prioridad está en la devoción a mi Sagrado Corazón de Fuego, este Corazón que es la encarnación misma del amor sabio, de la sabiduría amorosa.
Yo los llamo sembradores de la paz porque no solamente dispensan tiempo y energía recogiendo su atención e intención y elevándolas en dirección al Corazón Sagrado, sino porque también ofrecen sus vehículos y disponen sus canales para que de este Corazón fluya el bálsamo sanador y la paz sea sembrada en este mundo.
En este encuentro, bien amados, los invito, yo los invito a que den un paso al frente y unidos a mí, sembremos la paz en este mundo. Unidos en devoción a mi Sagrado Corazón, el mismo Corazón que pulsa en vuestro corazón, pues no hay distancia entre mí y ustedes, que soy el Soplo por detrás de su respiración, que soy el Fuego que sustenta vuestra presencia, que soy la electricidad que une sus átomos. No hay distancia, no hay separación ni siquiera diferencia, en este Templo, entre mí y ustedes.
En la devoción a mi Sagrado Corazón, hijos e hijas, podrán manifestar no solamente los atributos esenciales de mi naturaleza, que son la paz y la alegría incondicionadas, como también recobraran su capacidad multidimensional, pues el ansia de esta aspiración golpeará tan insistentemente en las puertas, que ustedes mismos usaran para bloquear sus sentidos, que mi gracia no tendrá otra opción a no ser derramarse sobre ustedes, remodelando esta forma, transformando sus células, alineando sus moléculas y átomos al más sintonizado canto de la unidad.
Yo los invito a descubrir en el servicio el Fuego de la alegría. Los invito a descubrir en la contemplación, en la devoción y aspiración el Corazón Sagrado, una paz misteriosa que transciende toda comprensión, que transciende toda descripción y que se mantiene inamovible delante de cualquier situación.
Que así como mi manto sagrado se extiende y envuelve al mundo, también se extiende esta paz, envolviendo no solamente a ustedes y aquellos que se hallan próximos, sino a toda la humanidad, porque no hay límite para el alcance de una intención pura y ardiente, no hay límite para el alcance de una pura y ardiente compasión movida por la aceptación de que no hay distancia, de que no hay algo a buscar, más que la donación y la entrega, que son la llave para la cura de este planeta.
Todos mis dones, están disponibles para ustedes y mi presencia se halla a su lado, se halla también en ustedes, que como radiación, los acompaña.
Mi corazón solícito está atento a su intención y atención y cuando ustedes se vuelven hacia el Fuego sagrado que arde en el altar del corazón, allí también está mi presencia. E instantáneamente el Fuego de mi Espíritu los envuelve y se sirve de ustedes como canal para expresarse más objetivamente en este mundo y ser reconocido por mis hijos.
Mi gracia toca este mundo de mil formas, una de ellas es a través de ustedes. La más potente de ellas es a través de ustedes. Yo les pido, hijas e hijos, que no solo, no solamente tomen tiempo para el silencio y la interiorización, para la devoción personal, individual de mi Sagrado Corazón, les pido que en estos días reconozcan la comunión que se establece entre ustedes, como bases y núcleos de consciencia para la reversión.
Yo los invito a reconocer la potencia de la comunión colectiva. Los invito a reconocer la fuerza del servicio en conjunto, los invito a comunicar mi gracia a través de sus canales unidos en aspiración, entrega e intención pura.
Yo los oriento, amadas y amados, a que se beneficien no solamente de esos momentos personales de contacto, sino que despierten el valor de la comunión en grupo, pues el Fuego de mi Espíritu actúa por medio de la comunión grupal. El principio de la misericordia se activa y se expande, se devela y encarna cuando contactan al Espíritu en un hermano o una hermana. Esta comunión no necesita de modo alguno ser condicionada por modelos exteriores, esta comunión es el corazón que vibra al reconocer lo divino en el otro.
Aunque estas comuniones grupales tengan su importancia y sirvan a mi presencia como grandes lagos que expanden la Luz de la divinidad, esta comunión grupal puede establecerse en cualquier lugar, en cualquier ambiente, desde que puedan percibir que mi presencia se halla en el corazón del otro, así como en el suyo. Y saludándome en el corazón de sus hermanos, ustedes se abren en compasión y donación para que mi gracia actúe mutuamente en ustedes y en ellos.
Además de este pedido, que es mucho más que una sugerencia para facilitar su servicio y la dinámica del reconocimiento, hay aun algo más a indicarles para este período: como sembradores de la paz, les pido que donde quiera que estuvieren, invoquen el rayo de la paz instalándolo en su corazón y así como en el ambiente en que se encuentren.
No es la invocación que mueve el rayo de la paz, y esta orientación no debe transformarse en un ritual cristalizado, en ceremonial ciego. Yo los oriento a la invocación de la paz para que puedan reconocerla siempre presente y reconociéndola, abran espacio para a su entrega. Para que los reconozca como mis sacerdotes, como mis bodhisattvas, como los canales de mi presencia en este mundo. Y si les fuera posible, en grupo encontrarse para momentos de silencio en espacios públicos. Instalen mi Fuego en su corazón, instalen, por tanto, el rayo de mi paz en las plazas, parques, en sus lugares de trabajo, en sus medios de transporte, donde quiera que estuviesen.
Hijos e hijas, es hora de asumir su divinidad, sin ostentación, sin exhibicionismo, en simplicidad y humildad. Es hora de percibir que vuestra vibración tiene un poder transformador y es hora de ofrecerla por la redención de este mundo. La transformación ya se encuentra andando a un nivel muy acelerado. Todos ustedes recibieron llaves y herramientas, informaciones y acompañamiento amoroso, es hora que den, así como recibieron.
Mi hijo dice: donde estivaran dos o tres en mi nombre, allí estaré. Activen, activen las pequeñas células de anclaje de la Gracia, de la encarnación del Fuego de la liberación, donde quiera que sea. Donde dos o tres en comunión silenciosa, en la invocación silenciosa del rayo de la paz, en la contemplación de mi Sagrado Corazón, por pocos minutos que sea, se reúnan para el servicio, para un momento de donación, allí se abrirá una puerta para que el Fuego de mi Espíritu ígneo actué en la obra misteriosa que yo conduzco durante estos días.
Que su vida interior no se esconda por detrás de las paredes de su casa. Al salir a sus experiencias cotidianas, seguirán acompañados por el recuerdo constante de la fuente que brota de su corazón, del santo templo sagrado, ahí donde se halla instalada mi presencia, desde el cual se ejecuta este misterioso trabajo de mi espíritu ardiente en ustedes. Sean bienaventurados, sean agradables, sean amados, sean la paz y la alegría.
Los amo con amor inconmensurable y en este amor opero el trabajo de su redención.
Aní Maritumi!
Participantes: Aní Maritumi.
Transcripcion hecha por colaboradores de la ELV.
Mensaje canalizado por Selén - http://www.escolaluzviva.com.br
Traducción: H. N.
Hijos bien amados, canales de mi presencia instalada en este planeta, de mi corazón a vuestro corazón resuena un canto, de mi corazón a vuestro corazón vibra una nota, una nota que ustedes reconocen íntimamente, pues esta nota los trajo aquí, en primer lugar.
No solamente en este aquí, localizado en este lugar y momento de su tiempo, sino que esa nota los trajo aquí, a este capítulo del desarrollo de la manifestación universal; los trajo aquí, al campo de influencia y alcance del resplandor del espíritu planetario de la Tierra.
Yo soy Isis, vuestra Madre, síntesis de todos los corazones cristalinos de esta humanidad, útero de donde todos los corazones cristalinos de esta humanidad nacieron.
Hoy vengo, bien amados hijos e hijas de mi Fuego misterioso, a comulgar con ustedes en su esencia silenciosa, haciendo vibrar también en el cuerpo y en vuestra consciencia la remembranza por la vibración del Verbo Vivo.
Yo los llamo mis sembradores de la paz, pues mi presencia, el rayo, el eje de mi presencia es la paz inconmensurable e incondicionada de la esencia silenciosa, más allá de los rótulos, más allá de las formas, de los nombres, y más allá de los filtros de percepción. La paz incondicionada y la alegría inconmensurable son mi naturaleza esencial. La paz que es fruto y expresión del océano de sabiduría inagotable de esta Divina presencia. La alegría siendo la expresión límpida y clara de la compasión pura, es el servicio que mueve cada partícula y átomo, cada sol y galaxia.
Los atributos básicos de mi naturaleza y de vuestra naturaleza, por lo tanto- son la paz y la alegría, pues éstas son la expresión del océano de sabiduría, aquel amor en el cual todo permanece interconectado en perfecta y sagrada relación, y la alegría como expresión de la compasión pura, el servicio y también la misericordia.
Bien amados hijos e hijas, estos son los marcadores de su experiencia: la paz y la alegría, llamados por este hijo mío el samadhi de la paz y del espíritu.
Yo vengo a atraer vuestro corazón al samadhi del alma y del espíritu. Vengo a invitarlos a compartir y reconocer las delicias de nuestra naturaleza ilimitada. Vengo a invitarlos al servicio, porque en el servicio se encuentra la verdadera alegría. Vengo a invitarlos a la sabiduría amorosa y al amor sabio, porque ahí está la paz imperturbable. Estas dos llamas que se entrelazan y envuelven el rayo central de la presencia infinita, la expresión del poder de la vida, la expresión de la androginia primordial, donde el Padre y la Madre son uno, sin distinciones.
Yo los llamo sembradores de la paz, no los llamo, y no les concedo tal título por acaso, o para el privilegio de sus emociones. Los llamo sembradores de la paz porque vuestra atención y prioridad está en la devoción a mi Sagrado Corazón de Fuego, este Corazón que es la encarnación misma del amor sabio, de la sabiduría amorosa.
Yo los llamo sembradores de la paz porque no solamente dispensan tiempo y energía recogiendo su atención e intención y elevándolas en dirección al Corazón Sagrado, sino porque también ofrecen sus vehículos y disponen sus canales para que de este Corazón fluya el bálsamo sanador y la paz sea sembrada en este mundo.
En este encuentro, bien amados, los invito, yo los invito a que den un paso al frente y unidos a mí, sembremos la paz en este mundo. Unidos en devoción a mi Sagrado Corazón, el mismo Corazón que pulsa en vuestro corazón, pues no hay distancia entre mí y ustedes, que soy el Soplo por detrás de su respiración, que soy el Fuego que sustenta vuestra presencia, que soy la electricidad que une sus átomos. No hay distancia, no hay separación ni siquiera diferencia, en este Templo, entre mí y ustedes.
En la devoción a mi Sagrado Corazón, hijos e hijas, podrán manifestar no solamente los atributos esenciales de mi naturaleza, que son la paz y la alegría incondicionadas, como también recobraran su capacidad multidimensional, pues el ansia de esta aspiración golpeará tan insistentemente en las puertas, que ustedes mismos usaran para bloquear sus sentidos, que mi gracia no tendrá otra opción a no ser derramarse sobre ustedes, remodelando esta forma, transformando sus células, alineando sus moléculas y átomos al más sintonizado canto de la unidad.
Yo los invito a descubrir en el servicio el Fuego de la alegría. Los invito a descubrir en la contemplación, en la devoción y aspiración el Corazón Sagrado, una paz misteriosa que transciende toda comprensión, que transciende toda descripción y que se mantiene inamovible delante de cualquier situación.
Que así como mi manto sagrado se extiende y envuelve al mundo, también se extiende esta paz, envolviendo no solamente a ustedes y aquellos que se hallan próximos, sino a toda la humanidad, porque no hay límite para el alcance de una intención pura y ardiente, no hay límite para el alcance de una pura y ardiente compasión movida por la aceptación de que no hay distancia, de que no hay algo a buscar, más que la donación y la entrega, que son la llave para la cura de este planeta.
Todos mis dones, están disponibles para ustedes y mi presencia se halla a su lado, se halla también en ustedes, que como radiación, los acompaña.
Mi corazón solícito está atento a su intención y atención y cuando ustedes se vuelven hacia el Fuego sagrado que arde en el altar del corazón, allí también está mi presencia. E instantáneamente el Fuego de mi Espíritu los envuelve y se sirve de ustedes como canal para expresarse más objetivamente en este mundo y ser reconocido por mis hijos.
Mi gracia toca este mundo de mil formas, una de ellas es a través de ustedes. La más potente de ellas es a través de ustedes. Yo les pido, hijas e hijos, que no solo, no solamente tomen tiempo para el silencio y la interiorización, para la devoción personal, individual de mi Sagrado Corazón, les pido que en estos días reconozcan la comunión que se establece entre ustedes, como bases y núcleos de consciencia para la reversión.
Yo los invito a reconocer la potencia de la comunión colectiva. Los invito a reconocer la fuerza del servicio en conjunto, los invito a comunicar mi gracia a través de sus canales unidos en aspiración, entrega e intención pura.
Yo los oriento, amadas y amados, a que se beneficien no solamente de esos momentos personales de contacto, sino que despierten el valor de la comunión en grupo, pues el Fuego de mi Espíritu actúa por medio de la comunión grupal. El principio de la misericordia se activa y se expande, se devela y encarna cuando contactan al Espíritu en un hermano o una hermana. Esta comunión no necesita de modo alguno ser condicionada por modelos exteriores, esta comunión es el corazón que vibra al reconocer lo divino en el otro.
Aunque estas comuniones grupales tengan su importancia y sirvan a mi presencia como grandes lagos que expanden la Luz de la divinidad, esta comunión grupal puede establecerse en cualquier lugar, en cualquier ambiente, desde que puedan percibir que mi presencia se halla en el corazón del otro, así como en el suyo. Y saludándome en el corazón de sus hermanos, ustedes se abren en compasión y donación para que mi gracia actúe mutuamente en ustedes y en ellos.
Además de este pedido, que es mucho más que una sugerencia para facilitar su servicio y la dinámica del reconocimiento, hay aun algo más a indicarles para este período: como sembradores de la paz, les pido que donde quiera que estuvieren, invoquen el rayo de la paz instalándolo en su corazón y así como en el ambiente en que se encuentren.
No es la invocación que mueve el rayo de la paz, y esta orientación no debe transformarse en un ritual cristalizado, en ceremonial ciego. Yo los oriento a la invocación de la paz para que puedan reconocerla siempre presente y reconociéndola, abran espacio para a su entrega. Para que los reconozca como mis sacerdotes, como mis bodhisattvas, como los canales de mi presencia en este mundo. Y si les fuera posible, en grupo encontrarse para momentos de silencio en espacios públicos. Instalen mi Fuego en su corazón, instalen, por tanto, el rayo de mi paz en las plazas, parques, en sus lugares de trabajo, en sus medios de transporte, donde quiera que estuviesen.
Hijos e hijas, es hora de asumir su divinidad, sin ostentación, sin exhibicionismo, en simplicidad y humildad. Es hora de percibir que vuestra vibración tiene un poder transformador y es hora de ofrecerla por la redención de este mundo. La transformación ya se encuentra andando a un nivel muy acelerado. Todos ustedes recibieron llaves y herramientas, informaciones y acompañamiento amoroso, es hora que den, así como recibieron.
Mi hijo dice: donde estivaran dos o tres en mi nombre, allí estaré. Activen, activen las pequeñas células de anclaje de la Gracia, de la encarnación del Fuego de la liberación, donde quiera que sea. Donde dos o tres en comunión silenciosa, en la invocación silenciosa del rayo de la paz, en la contemplación de mi Sagrado Corazón, por pocos minutos que sea, se reúnan para el servicio, para un momento de donación, allí se abrirá una puerta para que el Fuego de mi Espíritu ígneo actué en la obra misteriosa que yo conduzco durante estos días.
Que su vida interior no se esconda por detrás de las paredes de su casa. Al salir a sus experiencias cotidianas, seguirán acompañados por el recuerdo constante de la fuente que brota de su corazón, del santo templo sagrado, ahí donde se halla instalada mi presencia, desde el cual se ejecuta este misterioso trabajo de mi espíritu ardiente en ustedes. Sean bienaventurados, sean agradables, sean amados, sean la paz y la alegría.
Los amo con amor inconmensurable y en este amor opero el trabajo de su redención.
Aní Maritumi!
Participantes: Aní Maritumi.
Transcripcion hecha por colaboradores de la ELV.
Mensaje canalizado por Selén - http://www.escolaluzviva.com.br
Traducción: H. N.
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