(Nota del canal*)
-Entonces, antes de comenzar, repito para todo el mundo que, cuando digo
canalización Ágape, no hay entidad. Me sitúo simplemente en la anexión del ser
y del no-ser, manteniendo la conciencia al límite de su extinción, y las
palabras salen. Entonces sobre todo no busquen sentido intelectual, es sobre
todo el aspecto fuego ígneo y fuego vibral, lo que es más importante.
Entonces estoy en
posición tumbada, como ya les expliqué, para poner el cuerpo en descanso, y
entonces en propiocepción sin esfuerzo de este descanso del cuerpo, que permite
pues de instalarme más fácilmente al límite del ser y del no-ser.-
*******
En el corazón del Uno,
presente en el corazón de cada uno, que la paz, la alegría de la libertad,
afloren vuestra persona, que el canto del alma resuene y centellee en vuestros
oídos, que el Corazón del Único asigne el ritmo de la libertad, de Ágape, que
cada célula de este cuerpo en el cual vivís, burbujee y centellee con la misma
verdad y con la misma intensidad.
…Silencio...
Y en el acogimiento
sin condición de la Verdad en el Corazón del Uno, se transmute toda reticencia,
así como toda violencia hecha a vosotros mismos o hecha a cualquier otro.
En el Corazón del Uno,
todo se resuelve y todo se suaviza.
En el corazón de la
belleza, cada uno se reconoce, renaciendo así en la verdad, que no puede ser
dicha, la que no puede ser comprendida, sino simplemente aceptada como
evidencia de la vida, y evidencia del Amor.
Allí donde nada puede
tenerte, ni marco, ni referencia, ni límite, ni lógica, allí donde simplemente
es lo que siempre fue, inmutable, fuente de toda vida como de todo movimiento.
En el silencio del
Corazón del Uno, te espera la verdad.
En el silencio del Corazón
del Uno, todo allí es verdadero, todo allí es auténtico, allí donde nada te puede
faltar, allí donde nada es supérfluo.
La verdad es alegría,
la verdad es ligereza, la verdad es sonrisa, la verdad que sólo puede ser
vivida y que es reconocida.
En eso, sólo puedes
conocerte y reconocerte.
En eso se vive la
libertad de la persona, del ser y del no-ser, reunidos en la misma danza, en el
mismo silencio, allí donde todo es reconocido, como viniendo de ti, y siendo
tú.
Allí donde la paz está
en todas partes, aportando su bálsamo resolutorio en todo lo que pudo sufrir,
en todo lo que pudo ser dividido o separado.
... Silencio...
Cada soplo y cada
minuto pasados en el sueño ilusorio, te conducen con majestad y con fuerza en
esta última única y primera Verdad, allí donde nada puede faltar, allí donde te
reconoces.
Cada circunstancia de
tu vida, pienses lo que pienses o digas de eso, sólo está allí para eso, para
la verdad única del Corazón Uno.
Allí donde nada más
puede estar dividido, allí donde nada puede ser miedo, allí donde nada puede ser
denso.
Eres lo ilimitado, en
el seno de este cuerpo y de esta conciencia limitada, acepta el silencio,
acepta el Amor.
Es no sólo tu debido,
es no sólo tu don, sino ante todo la belleza y la felicidad, sólo puedes
reencontrarte en totalidad.
Esa es tu naturaleza,
esa es tu esencia, y esa es tu morada.
En el corazón de cada
uno, te reencuentras, en la misma totalidad, con la misma intensidad y la misma
felicidad.
Estas invitado por el
Corazón Uno, a ser la dulzura del Amor, y la dulzura de la verdad, la del niño
inocente que todavía no está impactado, por el orden y el desorden de la vida
en este mundo.
En Ágape, todo es
pureza y todo es ligereza, te basta con no ver ninguna distancia entre tú y la
Verdad, con el fin de vivir que esta distancia es ilusoria, simplemente
construida por las fallas de la historia, y por las fallas de este mundo.
Estas invitado a la
sonrisa permanente que incluso la muerte no puede interrumpir.
Estas invitado a la
risa sin objeto de la ligereza reencontrada y de la evidencia vivida.
Eres tu amigo y eres
tu amado.
Eres tu fuente de agua
viva y de Verdad, que nunca se seca, y que sacia toda sed, que colma toda
carencia, y elimina cada imperfección, por la ley de la Gracia, y por la
aceptación de esta verdad que reencuentras, y que nunca pudo olvidarte.
... Silencio...
Ágape resuena en cada
una de tus células, cantando la misma alabanza del canto de la resurrección,
porque has renacido de nuevo, renacido en la verdad y renacido en la belleza,
allí donde nada más de este cuerpo de carne puede desde ahora en adelante limitar
o restringir esta libertad y esta belleza.
Déjate llevar, déjate
llevar por la alegría de la auténtica Luz, en el corazón del Único que es tu
corazón, y que es el corazón de cada uno, allí donde la misma alegría palpita,
y donde la misma verdad florece de nuevo.
En Ágape, no puedes comparar nada, ni escoger
nada, ni decidir nada, y donde eres Libre, esta libertad sin igual, a que nada
de tu mundo puede aproximarse, ni definir o poner en imagen.
El tiempo de la
historia es el tiempo de tu historia, y el tiempo de felicidad, allí donde no
necesitas historia, donde ningún escenario es útil, y donde sólo la constancia
de la belleza te instala en el infinito presente.
Allí donde nada pasa,
allí donde nada puede llegar, porque todo ya ha llegado y todo ya ha sido
vivido.
Estas invitado a la
ligereza, haciendo caso omiso entonces a lo que pueda decir tu personaje.
En eso sólo puedes
aceptarte, en eso sólo puedes reencontrarte, en eso es el todo.
Allí está la verdadera
humildad, que no interpreta ningún rol en este mundo, y cuya única función es
la de propagarse de cercanos a cercanos y de lejanos a lejanos, declamando la
buena Nueva, que nadie podrá ignorar, y de la que nadie querrá sustraerse, una
vez establecida sobre el conjunto de la Tierra.
Allí donde estás
completo, allí todo es perfección, allí todo es inmaculado.
Cada una de tus
células de este cuerpo perecedero aspira a eso, lo vibra y lo baila, tal un
escozor y un chisporroteo, tomándote en diversas partes de tu cuerpo.
Allí donde cada minuto
que pasa en la ilusión, pone fin a la misma ilusión del tiempo.
En el Ágape del
corazón del corazón, no puede haber distancia, nada puede estar opuesto, porque
Ágape no tiene contrario, porque Ágape es completo, tal como siempre lo fuiste,
incluso en lo que interpretas en este momento, que sólo es la partitura que te
lleva a esta apoteosis.
... Silencio...
En el corazón del Uno,
que es el corazón de cada uno, está alojado tu propio corazón, fuente de vida y
lugar de vida, sin separación y sin distancia.
Allí donde te
regocijas de la alegría, sin objeto y sin ti, allí donde todo es celebración de
la verdad vivida, de la verdad instalada, en el mismo corazón de la ilusión.
... Silencio...
Me dirijo en silencio,
allí donde sólo puedes escucharlo, allí donde celebras cada instante de la
vida.
Nunca más estás
separado, nunca más podrás dividirte.
Allí donde no hay necesidad de estar confrontado, porque
todo es fusionado, por la misma alegría y la misma ligereza.
Deja tu corazón de
carne bailar la danza de la Libertad, y la danza del silencio.
Allí donde no puedes
retener nada, allí donde no hay deseo, si no es la evidencia del instante.
Todo allí es fácil y
todo es perfecto.
Eres eso antes de toda
cosa, ante todo sueño como en cada sueño, esto simplemente había sido olvidado,
por distracción y por costumbre.
Tú mismo te has
invitado, para vivir estos momentos y estos instantes, a través de tu carne, a
través de tu historia, como a través de todo lo que es falso, como a través de
todo lo que pasa.
Allí está la alegría,
allí está la precisión.
Allí donde en cada
instante, presente en el corazón de cada uno, con la misma igualdad, donde tu
sonrisa, tu mirada, tus pensamientos y tus palabras arrastran la misma danza en
el corazón del otro, y la misma resonancia que se vuelve la misma evidencia, la
ronda de la vida, donde nada puede estar relacionado, y donde sin embargo todo
está relacionado.
Allí donde sólo hay
uno, el Uno del primer sueño y el Único del instante final, en el seno de la
ilusión del sueño y de la ilusión de la falta, de la separación y la división.
... Silencio...
Entonces el corazón
del Hombre late al unísono del corazón de la Fuente, en una sinfonía
desconocida por los sonidos de esta Tierra.
El tiempo ha llegado,
el tiempo se ha cumplido, los ciclos han sido cerrados, el camino ha sido
recorrido, conoces cada piedra, cada curva y cada rodeo, recorriste todos los
atractivos como todas las trampas, y este camino, que parece devolverte allí
donde nunca te moviste en verdad, sólo fue un pretexto, para por fin acordarte,
de lo que no es de ninguna memoria, ni de algún desarrollo, ni de alguna
historia.
Te invito a la
sonrisa, la que no responde a ninguna causa, es la sonrisa de la verdad del que
es colmado, más allá de toda espera y de toda esperanza.
Esto siempre estuvo
allí, te lo hicieron olvidar, y tú-mismo escribiste el olvido, a fin de
acordarte de la única verdad, apareciendo al final de la creación, y en el final del
caos de la Tierra.
Allí donde la muerte y
el nacimiento no pueden mantenerse más.
Allí donde lo que es
falso sólo puede disolverse en esta crepitación de Amor.
... Silencio...
Allí donde hacerlo no
tiene más sentido, y donde el único sentido es el ser, tocando al no-ser de la
indecible felicidad de la Morada de Paz Suprema.
Así es el aliento del
Espíritu, que sopla ahora en todas partes, y ante todo, sobre los polvos de tu
persona y de tu historia, de tus memorias y de tus sufrimientos, porque el Amor
te quiere libre, incluso en el seno de este cuerpo perecedero.
Y diga lo que diga tu
mundo, y lo que digan tus leyes, y lo que diga quienquiera que sea, ninguna
palabra puede definir Ágape, aunque esto sea definido por la cabeza, porque
solo el corazón la reconoce en su inteligencia.
... Silencio...
Has sido el Camino, la
Verdad y la Vida, allí donde no necesitas más camino, allí donde eres toda
vida, poniendo final a todo sufrimiento y a toda insuficiencia.
El Corazón del Uno te
llama a la dicha, de todas las maneras posibles, a fin de que sueltes lo que
crees tener, con el fin de que lo que te mantiene, no te mantenga más.
Sé sin retención en la
frescura del instante, que no depende de ningún otro instante.
Es allí donde resides
en verdad, en la morada del Último, Tú eres el Yo Eterno y Absoluto.
Acuérdate del origen
del camino, acuérdate del origen del aliento, acuérdate de tu primer verbo y de
tu primer juramento, el de volver a la Verdad, en el Corazón de cada uno, en el
Corazón del Único.
... Silencio...
En el corazón de la
aceptación, y en el corazón de felicidad, son consumidos todos los velos de la
ilusión, todos los espesores de sufrimiento, y todas las ofensas a la Gracia,
tal es el don del Amor, tal es el don de Agape, tal es tu única Verdad.
... Silencio...
Déjame embrazarte del
soplo vivificante del Fuego del Espíritu, del fuego ígneo de la Verdad, allí
está el bálsamo del consuelo y también de la restitución.
... Silencio...
Y en este silencio, el
Coro de los Ángeles aparece. Él también es celebración del final de la
separación, y del final de la ilusión.
Así lo decidiste, bien
antes de que tomes una forma, bien antes de que no lo olvides para
reencontrarte mejor, para celebrarte mejor, y para acogerte en totalidad,
ignorando toda densidad y toda carencia.
Tal es el don de la
Gracia, tú mismo eres el Don, y tú mismo eres la Gracia.
... Silencio...
Deja la sonrisa
llevarte al corazón de lo indecible, en el corazón de tu esencia, deja la buena
Nueva fecundar cada corazón en tu corazón Uno.
... Silencio...
Así es Ágape, así eres, así estás completo.
Eres la verdad
caminando sobre este mundo, dondequiera que se te lleven tus pasos, dondequiera
que miren tus ojos, digan lo que digan tus labios, la misma alegría y la misma
paz se imprimen en cada Corazón.
Tú, indecible alegría
y verdad, Tú, que has creado toda forma en el juego de la creación, en el sueño
de la falta y en la pesadilla de la separación, te despiertas porque este es
para ti el momento adecuado, y esto forma parte de lo que escribiste, bien
antes de poder vivirlo y de experimentarlo.
Recuerda lo que habías
decidido en el curso de tu camino, para devolverte a la Verdad, para ti mismo y
para cada uno.
Esta es la vivencia de
la Verdad, esa es la vivencia de la Libertad.
Reconócete en el
instante del presente, allí donde está tu presencia se encuentra también la
ausencia, allí donde está tu presencia, también estoy.
Escucha la danza de tu
Corazón sagrado, llevado por el fuego ígneo, y enjambrado, en este mundo como
en todo mundo, propagando la buena Nueva en el conjunto de los soñadores.
Entonces el Canto del
despertar podrá resonar.
... Silencio...
Y allí, en esta paz y
este silencio, deja florecer lo que emana espontáneamente, sin esfuerzo y sin
voluntad, el indecible Amor, que ningún cuerpo puede darte, y que ningún
pensamiento incluso puede rozar, y que sin embargo tu carne reconoce como justa
y verídica, que ninguna emoción te puede aportar, que ningún sentimiento puede
acercarse, y que sin embargo sientes.
Tal es tu indecible
Amor, tal es tu indecible presencia, trascendiendo y traspasando toda forma,
todo velo como toda oposición, de dondequiera que ella venga, la misma belleza
sólo puede instalarse.
Allí donde la sonrisa
es la única arma, es la única demostración.
Allí donde cesa todo
combate y toda falta, porque allí eres auténtico y plenamente tú, más allá de
tu identidad, más allá de los mundos que recorriste y soñaste.
Allí está tu plenitud,
allí está la completud, esto nunca ha pasado y nunca pasará.
Escucha y escúchame, a
fin de escucharte, a fin de vivirlo, a fin de darte como esto te es dado sin
quitar nada ni añadir nada.
Regocíjate de la buena
Nueva, ella es para ti, sin importar lo que puedas pensar de eso, ningún
pensamiento puede mantenerse en la evidencia de quien eres, ningún trastorno
puede mantenerse.
Déjate consumir en el
fuego de la Gracia y de la alegría.
Esta consumación, que
es caricia del Amor, que ninguna mano puede acompañar, sino que sólo el corazón
puede danzar.
Allí donde sólo puedes
abrir los brazos a cada hermano como a cada circunstancia, sin nunca hacer
diferencia, y aún menos distancia.
Es eso lo que eres,
todo lo demás es pasajero, tus deseos como tus pasiones, es lo que eres, sin
frustración ni interrogación alguna.
Permítete amarte a la
altura de lo indecible, permítete aceptarte sin condición alguna.
Eres esta risa y eres
esta alegría, diga lo que te diga tu personaje, aunque tu vida te haya mostrado
lo contrario, sólo era un pretexto para llegar hasta allí, y para vivirlo.
Escúchate y
finalmente, compréndete.
Eres la transparencia
y eres la intensidad de Ágape.
Eres tan vasto como la
creación, tan vasto como cada criatura, tan vasto como los universos estando
allí, en el corazón del ser y del no-ser, en el corazón de tu corazón, poniendo
final a la distancia, poniendo final a lo que fluye.
Y allí todo es perfecto sin nada a perfeccionar, sin buscar nada, únicamente a
disfrutarlo, más allá de toda razón como de todo cuerpo, que nunca puede
interrumpirse, que nunca puede restringirse, el goce de Ágape, que te colma en todas partes y de todos
los modos.
A través incluso de la
opacidad de tu cuerpo, se encuentra tu transparencia, se encuentra tu
evidencia.
No necesitas más de
vestiduras, ni más ornamentos, ni incluso justificaciones, sino simplemente el
ser, en todo ser como en ti.
Entonces bailarás la
sinfonía de los ángeles, ritmarás la sinfonía del Amor.
Esto es ahora, si tú
ahora está aquí y en el instante de tu presente.
Acoge, acoge, no pongas
límites, no hay condiciones, si no es en tus pensamientos, si no es en tus a
prioris.
Acéptate, eres la
libertad, todas tus historias sólo formaron parte de tu sueño, que aceptaste y
que creaste, para permitirte ser verdadero, para permitirte estar allí, aquí y
ahora, en este cuerpo pasajero.
Olvida lo que has
vivido, no era la verdadera vida, era sólo el sueño de la vida.
La verdadera vida está
aquí, en el Corazón del Uno, que es el Corazón de cada uno.
Y esto es simple, tan
simple. Entonces sé tan simple como eso, no busques en otra parte que dentro de
tu corazón, que no tiene que ser buscado, que sólo espera ser reencontrado.
En el corazón del
instante presente, yo soy lo que tú eres.
En el ser como en el
no-ser, soy cada una de tus alegrías, soy cada una de tus penas, de tus sueños,
y soy el bálsamo que aplicas, para borrar toda cicatriz, que sólo estuvo en el
sueño, que sólo estuvo de paso, que sólo fue un pretexto en la grandeza del instante
presente.
En esto, estás
completo, sin equívoco y sin pregunta, sólo puedes estar conforme con eso.
Eres el don y eres la
gracia, y el don de la gracia no puede ser rechazado, sólo puede ser
reconocido, en el corazón del instante presente, en el Corazón del Único, en el
Corazón de cada uno.
Allí donde el silencio
grita: Te Quiero.
Allí donde el silencio
te grita, eres el Amor de cada uno, estás en el Amor de cada uno.
Allí donde este
silencio te dice tu belleza.
Allí donde el silencio
te dice la única Verdad.
... Silencio...
Acéptate, tal como
eres en el instante, que no es nada de lo que fuiste y que no es nada de
mañana.
Déjate fecundar por el
don del Amor.
Deposito estas
palabras en el silencio de tu corazón, brotarán en cuanto aceptes la danza del
Amor.
Ellos resonarán en ti
a cada minuto y en cada instante.
... Silencio...
Allí donde estoy, no
puedes faltar.
Allí donde estoy,
ninguna falta puede mantenerse.
Sé generoso con lo que
eres, confiado en lo que eres, y sobre todo no en lo que pareces. En eso eres
verdadero, y en eso estás completo.
No tienes que
justificar nada, ni hacia ti ni hacia quienquiera, sino simplemente aceptar la
paz, la alegría y el Amor, y lo que Eres.
Diga lo que te diga tu
historia, incluso en este día, ella sólo fue un pretexto con el fin de que
nunca más te duermas.
... Silencio...
Y te amarás con un
Amor igual, y te amarás con un Amor
igual para cada uno, sin reflexionar y sin condición, sin atracción y sin
repulsión, en la desnudez del instante, y en su majestad.
Te saludo en la
Verdad, te saludo en tu Belleza, te saludo por el Fuego de tu Corazón, te
saludo por el sello de la Verdad.
Ágape fuiste, Ágape
eres, y Ágape serás, más allá de todo mundo como de toda conciencia, y de toda
forma.
Cumpliste tu sueño,
cumpliste todos tus sueños.
No puedes ausentarte
más.
Ahora me callo, y te
dejo, en este silencio y este baile, grabados en tu Corazón.
En el Corazón del
Único, en el Corazón de la Vida, eres bendecido.
Traducción Pierre Diaz