Merci à Pier Aime alias Joe Mannix
En el
corazón del instante, en el corazón de tu presencia, te invito a escuchar, más
allá de mis palabras, el Silencio y el Verbo, que viene en ti, y que viene de
ti, con el fin de que te encuentres en lo que eres más allá de la forma, más
allá de lo pasajero, allí donde te reconoces, allí donde te reencuentras en el
corazón del instante, en el instante de tu presencia.
Eso eres,
siempre lo fuiste, cualquiera que sea el camino del sueño en el cual
participaste.
Allí donde
estás, estoy, más allá del ser, más allá de la forma, allí donde la misma Luz
tomó su fuente y su lance, a fin de que nunca, cualesquiera que sean tus
vestiduras, de carne como de Luz, puedan ser olvidados, ni puedan perderse.
Entonces
estas invitado, en este momento, al reino de la Gracia que no es más únicamente
una morada, ni incluso un cualquier vestido, sino lo indecible del Amor, allí
donde no hay ni tiempo, allí donde los espacios se confunden.
Allí donde
todo es uno, allí donde sólo puedes ser contentado, en cuanto lo aceptas y que
todo lo que puedas creer, todo lo que puedas esperar, como todo lo que temes
pueda aparecer ni mantenerse de ninguna manera.
Allí donde
nada pasa, allí donde estás en verdad, más allá de toda vestidura, de todo
pensamiento, como de toda percepción.
Allí donde
estás entero, allí donde no necesitas nada, si no es acoger la evidencia que te
atraviesa.
Allí donde
las palabras no tienen más sentido, allí donde eres saciado, donde nada puede
faltar ni incluso olvidado.
Te invito a
la ligereza, a la alegría que pasa de todo, porque en verdad lo que eres, más
allá de la forma, como más allá de todo mundo, es lo que siempre fuiste, más
allá de lo que pasaste, más allá de lo que tus sentidos te dan a sentir o
percibir, allí donde estás completo, donde eres cada uno, como eres cada mundo.
Allí donde
eres toda conciencia, allí donde todo es uno, y donde sin embargo no hay nadie,
allí está la alegría desnuda, sin objeto y sin asunto, sin visión ni vibración.
Allí donde
toda noción de pertenencia sólo puede borrarse y ser trascendida por la verdad
que no depende de ninguna conciencia, de ningún movimiento ni por algún cambio.
Allí donde
el tiempo no pasa, allí donde eres el espacio, allí donde todo es verdadero,
allí donde eres cada uno, en cualquier forma o mundo que sea.
Allí donde
tú eres libre y entero, allí donde te reencuentras, en cuanto lo aceptas.
Entonces la
evidencia de quien eres colmará tu forma y tu vida, a fin de que nunca más
puedas ser seducido por lo pasajero, y lo que se mueve.
Allí donde
no hay nadie, si no es la intensidad del Amor impersonal.
Allí donde
nada puede ser distinguido, y donde sin embargo todo es comprendido, en el
momento en que lo viste, en el momento en que aceptas, tú-mismo te has invitado
a despertarte de toda idea, de todo pensamiento y toda historia que sólo pasan.
Allí donde
nunca pasarás, allí donde no hay ni nacimiento, ni muerte, ni forma, sino
simplemente la evidencia que ninguna palabra puede describir, que ninguna
visión puede aproximar, y sin embargo, donde allí nada puede faltar, y sin
embargo, allí donde nada puede faltar, nada puede ser pedido ni ser dudado.
Eres cada
mundo, cada forma y cada sueño, porque todo eso es el sueño, el sueño de la
creación, el sueño de la forma y el sueño de la percepción.
Allí donde
el Fuego del Corazón Sagrado surge de tu corazón y alcanza tu corazón, sin
movimiento y sin tiempo, allí donde nada puede ser juzgado ni incluso pesado.
Allí donde
la alegría atraviesa la opacidad de este cuerpo denso, como el claro oscuro de
lo que llamas conciencia.
Allí donde
hay sólo uno, allí donde nada está dividido, allí donde nada es distante, allí
donde el tiempo nunca estuvo presente.
Esta es tu
verdad que sólo puedes vivir, pero al que no puedes cogerte, allí donde la duda
no encuentra más el menor intersticio.
En eso, eres
la evidencia del Amor que eres, manifestándose en el primer sueño, como en el
último sueño de la creación y de la conciencia.
Allí donde
eres todo, y donde nada te pertenece.
Allí está tu
Yo eterno, él Yo Absoluto que ha vivido todos los sueños, que tocó todas las
particiones del mito de la creación.
En este
instante, tú mismo te has invitado a la indecible Verdad, donde no dependes de
ninguna condición, allí donde el límite no puede existir, ni puede ni aparecer.
Estas
invitado a la danza del silencio, al regocijo permanente, donde todo ya ha sido
soñado, donde nada de tu vida puede limitar la Vida, en la verdad absoluta del
ser y del no-ser, estás sin mantener nada, sin pedir nada, sin esperar nada.
Allí está la
perfección de lo que no pudo ser soñado, allí donde el Alfa es la Omega, y la
Omega es el Alfa. Ese es tu estado natural y espontáneo.
Entonces te
invito al fuego de la alegría, a la radiantes de tu corazón sagrado, que pone
final a todo sufrimiento, a toda falta como a todo cuestionamiento.
Eso eres y
siempre fuiste, cualquiera que sea el camino del sueño en el cual participaste.
El tiempo ha
llegado de otorgar la libertad, allí donde naciste en el momento del primer
sueño, donde te prometiste a ti-mismo, de acordarte que eres anterior a todo
sueño y toda forma, y que fuiste todos los sueños, como toda forma en todo
mundo.
Allí está la
paz y la única verdad que nunca desapareció, cualesquiera que sean las
apariencias, digas lo que digas o pienses de eso, allí donde el silencio se
revela por si-mismo, y el Fuego del Corazón Sagrado en el centro de este cuerpo
de carne, palpita y baila, más allá de todo sueño y de toda identidad.
Te invito a
acoger, sin límite ni condición, te invito a reconocerte, te invito a la
Libertad, a esta alegría donde sólo puedes reencontrarte.
Te basta
simplemente con estar realmente presente, atravesando toda pregunta como toda
percepción.
Entonces
sólo puedo decirte, con mis palabras y en mis silencios, de ser lo que eres,
allí donde ninguna historia, donde ninguna densidad te puede restringir ni
ocultar.
Escucha, más
allá de mis palabras, el verbo de la Verdad, que no se dirige a tu historia, ni
incluso a tu persona, sino a lo que reconoces, en el Fuego del Corazón Sagrado,
de la comunión Agapè.
Juntos,
trascendamos la identidad, trascendamos todos los sentidos.
Estoy en ti,
como tú estás en mí. Yo soy tú en la misma intensidad donde eres Yo, allí donde
el tiempo no puede ser descontado, allí donde la distancia desaparece en la
evidencia de la Gracia de tu presencia y de tu ausencia.
Escucha y
oye, en el intervalo de mis palabras, lo que te dice tu Corazón. Él no habla
con palabras, no habla de sentimientos, te habla simplemente de tu verdad.
Escucha y
oye, la evidencia que está presente, allí donde todo es dado, allí donde todo
es devuelto, porque todo es don, don de la Gracia y don del Amor.
Allí donde
la Luz está en todas partes y sin embargo en ninguna parte, eres la Fuente,
eres su manifestación, en este cuerpo de sueño, en este mundo de sufrimiento.
Allí donde
nunca has sido afectado, allí donde la sencillez y el fundamento, el origen y
el final del sueño que recorriste, en el seno de toda forma como en toda
densidad, y esto es ahora, en el momento en que tú-mismo aceptas estar
presente, y de dejarte atravesar, sin retener nada ni guardar nada, sino entregándote
a la verdad que eres.
Entonces el
fuego de tu Corazón consume tus últimas reticencias, y allí, en el eterno
presente, se vive lo indecible, y allí te reconoces, y allí estás entero y eres
verdadero.
Tal es la
humildad y la sencillez de la Verdad absoluta.
Eres colmado
de tu presencia y de tu ausencia, en este fuego que sólo consume el sueño, en
este fuego que consume toda distancia, todo espacio y todo tiempo.
Entonces la
sonrisa de tus labios es el pálido reflejo de lo que está allí, en el corazón
de tu Corazón, como en cada célula de este cuerpo del sueño.
Allí donde
nada puede ser dudado, ni permanecer incomprendido, te invito a lo que siempre
fuiste.
Allí donde
no necesitas ningún cuerpo, ni alguna conciencia, en Abba que eres, el Hijo de
Hombre ha nacido, en verdad.
Allí está la
única Verdad.
Entonces el
fuego ígneo te consume sin quemarte, allí donde no hay más ni tú ni yo, ni
algún otro, porque eres cada otro, el mismo sueño que pasa, en una forma y en
una historia diferente.
Escribiste
todas las historias, recorriste cada cuerpo, cada mundo y cada densidad, porque
todos ellos son tu creación y tu sueño.
El momento
es a la libertad, a la autonomía y a la precisión.
Escucha y
oye lo que te dice este Fuego, él te habla del silencio, te habla de la alegría
que nunca puede ser quitada y que, al contrario, sólo puede darte la sensación
de crecer cada día y también cada noche.
No eres nada
de lo que pasa, no eres nada de lo que se celebra y sin embargo, eres el
conjunto de lo que pasa como todo lo que se celebra.
Deja la
alegría florecer en tu Corazón, te devuelve a ti-mismo, te devuelve a la
Verdad.
Nada puede
ser comparado con eso, nada puede ser discriminado, todo es Uno, allí donde el
verbo del primer sueño canta su canto.
Anoha Mis
Kaya
Anahata
Amatchi
Bremis Ka
Atounce Ka
Anahata Abba
Enoha Amatchi
Así es el
verbo del despertar, tú que nunca te dormiste.
Atounce Ka
Ma Kaya
Anoé Ma Kaya
Déjate amar.
Eres el fuego del Amor que es el agua de la Gracia.
El manto
azul de la Gracia es puesto sobre tus hombros, las alas de la Libertad entonces
se despliegan.
Fuiste todas
los caminos, fuiste todas las vidas, y eres la única Verdad.
Y tu corazón
de carne, el también, te reconoce.
Y la
conciencia se apaga, alumbrando en este acto la a-consciencia que eres. No
puedes dudar de la Verdad, aunque te sea desconocida.
Acepta el
don de la Gracia, el don de la vida, acepta la inefable belleza.
Acepta el
aliento que nunca puede secarse, donde toda tierra sólo ha sido el lugar de tus
sueños.
En esto,
fuiste, eres y serás, en el mismo tiempo y mismo espacio, cada vida, cada senda
de la única Verdad.
Anahata Abba
Enoha Mis
Kaya
Baré Mis Ka
Déjate
atravesar, déjate ser liberado, no hay nadie y hay cada uno, cada átomo como
cada mundo, cada partícula, cada átomo.
Escucha, oye
y mira, más allá de todo lo que puede ser visto, la inefable belleza del
instante, porque todo allí ha sido vivido, a pesar de las apariencias, a pesar
de tus dudas.
Esto es
ahora, y esto es aquí, sin freno ni rodeos, acepta-te.
Entonces te
conoces, como independiente a toda historia.
Entonces te
conoces, eres la libertad y eres lo indecible, tu corazón te lo canta, en su
danza y en su palpitación, aquí ahora e inmediatamente.
…Silencio…
Acoge lo que
está presente, no tienes nada a sentir, sólo a estar presente, allí está el
mejor lugar, allí está el único lugar de tu realeza, allí donde todo es tu
reino.
En eso, eres
verídico. En eso, eres auténtico,
Y cada uno
de ti que escucha, cada uno de ti que lee, puede ignorarse ni lo puede dudar, y
el corazón del Corazón irradia su fuego.
Esa es la
buena Nueva.
Allí te
reencuentras, nunca te perdiste, jugaste simplemente a pensar en ello, jugaste
simplemente al juego de la forma, al juego de la identidad, al juego de la
individualidad.
Entonces
sonreirás en la pantalla de tu vida, de la vida a profusión.
Escúchame, y
así te escuchas.
Acógeme, y
así te acoges.
Siempre
estuve allí, yo que soy tú, allí donde yo y tú, no pueden estar separados, allí
donde tú y yo nos reconocemos.
Escucha y
oye, el Silencio.
Eres la
perfección, presente en cada apariencia.
Eres la
perfección, del Amor sin nadie, y sin diferencia.
Así, te
bendigo. Así, te doy mi paz. Así, nada puede ser quitado ni puede ser añadido.
Es tiempo al
silencio de la radiantes, de la evidencia, y esto es ahora, aquí, en el corazón
de tu Corazón.
Escucha y
oye, este silencio, que habla el idioma del Ccorazón, y que es el verbo de la
Verdad.
…Silencio…
Ágape,
Ágape, Ágape.
…Silencio…
Y tu corazón
late la medida en cada Corazón.
Sólo puedo
decirte estas palabras, sólo puedo escucharte y te escucho, lo que te dice tu
Corazón en este instante.
Tú y yo, estamos
aquí. Tú y yo, Somos.
…Silencio…
Y en este
silencio, el verbo en si-mismo acrecentá el silencio.
…Silencio…
Tal es el
canto del Amor, que nunca ha nacido, y que siempre ha estado allí, en el Aquí
de tu corazón, es el Ahora de tu presencia.
…Silencio…
Rindo gracia
a la acogida que te diste dándote a tu Verdad.
Eres el Amor
que se quiere a si-mismo.
Eres el Amor
en cada uno, en cada mundo, en cada sueño, en cada conciencia.
Esto te
pertenece, en cuanto que te das.
Entonces te
rindo gracia por haberte acogido, por haberte escuchado.
Que la Paz,
la Alegría, el Amor y la Verdad estén presentes, porque eres la Paz, porque
eres el Amor, porque eres la Alegría y esa es la Verdad.
…Silencio…
Estoy
contigo y soy tú, de toda Eternidad, y en toda forma.
a través de Jean Luc Ayoun
Traducción Pierre Diaz