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…Silencio…
Estemos juntos, presentes a cada uno, en la misma Luz Blanca. Instalémonos juntos en la felicidad.
En este espacio sin tiempo en el que nada puede ser diferenciado, ni dividido, ni eliminado, estemos juntos en la Paz del Uno, en esa Alegría silenciosa e interior de la Morada de la Paz Suprema. Vivamos la Vida, dejemos atravesar lo que llega, sin retener nada, sin pedir nada.
Sintámonos transportados en el Amor, ebrios de Amor en el mismo Corazón, donde ninguna diferencia pueda surgir o aparecer. Seamos la Paz, la Gracia perpetua. Olvidémonos de nosotros mismos para convertirnos totalmente en el Corazón del Uno, con evidencia y ligereza.
…Silencio…
Estemos juntos en el Corazón del Uno, en el Corazón de lo Ilimitado, sin esfuerzo, olvidando así, todo lo que no es más que “Esto”.
Acojámonos, acojamos el mundo, acojamos lo que pasa y dejémoslo pasar. No busquemos nada más que la Evidencia que está aquí. Que se despliega aquí donde estamos, ahí donde vosotros estáis, en todo lugar, para terminar también, con el espacio y el tiempo.
Seamos todos los niños del “sí”. Sí a la Verdad, sí a la belleza, sí a lo que nunca muere. Sí, a lo que nunca puede desaparecer.
Independientemente de lo que sentimos, aquí y en este momento, eso no nos afecta.
…Silencio…
En la plenitud del Silencio, donde incluso las palabras: “pleno” y “vacío”, no quieren decir nada y no significan nada, porque el Amor, la Luz y la Gracia no dejan espacio para otra cosa, sin rechazar nada.
…Silencio…
Dejemos toda molestia, porque las molestias pertenecen a lo perecedero.
…Silencio…
Dejemos juntos, en el Corazón del Uno, manifestarse o desaparecer lo que debe ser. Estemos disponibles porque no puede ser de otro modo.
…Silencio…
Seamos el receptáculo de Su Sangre, trascendiendo el tiempo y el espacio, como toda historia. Él está ahí, se acerca, emerge en el Silencio de nuestra Presencia y en la Paz de nuestra Ausencia.
…Silencio…
A cada Silencio, la Evidencia crece; ella siempre ha estado ahí. En un movimiento que solo es uno, en el que incluso la inmovilidad es fulgurante, el Corazón del Uno está instalado.
…Silencio…
Allí, enseguida, instalados en el “sin tiempo” y “sin espacio”, a cada minuto, “Esto” está allí y “Esto” es. En la densidad y en la completitud de la Luz, el Amor es todo lo que es, sin depender ni de vosotros ni de mí, independiente de toda condición. Nosotros nos invitamos mutuamente a compartir la Gracia que se hace de forma natural, espontánea, dejando así las ilusiones de toda historia que desaparece en le Luz del Uno, allí donde todo es perfecto.
…Silencio…
La Gracia actúa, en ese momento, incluso en los talleres de la Creación, allí donde no hay ni tú ni yo ni ninguna distancia que recorrer, ni nada que reunir.
…Silencio…
No te preocupes ni de ti ni de mí, porque ni tú ni yo, estaremos allí; sólo el Corazón del Uno, es. Un Corazón solo y único de la pulsación primordial de la Creación donde toda persona no es más que un recipiente que acoge todo lo que se le presenta.
…Silencio…
Allí donde todos estamos, no hay espacio para otra cosa que la Alegría y la Paz. No veas ahí ningún objetivo. Observa la Vida justamente, donde nada tiene distancia, donde nada falta, donde el Amor no puede ser buscado, porque ya está aquí por todas partes, allí donde no puede faltar nada.
…Silencio…
Allí, aquí, no hay nadie. No hay ni leyenda ni historia, ni escenario. No hay nada más que “Esto”, que, sin embargo, es todo y engloba todo. No eres tú ni yo y, no obstante, eres cada uno. Podrías ser el viento en el árbol, el agua que fluye, el sol que brilla, como Él que viene. Tú eres todo eso a la vez y, al mismo tiempo, no eres nada de eso. No hay ni contradicción ni antagonismo; no hay más que la pura Verdad. Hay Libertad porque nada puede estar atado ni detenido. No hay necesidad de sueños ni de esperanza.
…Silencio…
En esta inmovilidad están todos los movimientos comprendidos. El Silencio contiene todos los sonidos y el Verbo, contiene toda vida, dondequiera que se inscriba y dondequiera que se viva.
Así, descubres que no hay distancia entre tú y yo, entre tú y el otro. El sentido de ser una identidad, no existe ya. Ahí está la Paz definitiva donde nada puede ser turbado, donde no puede aparecer necesidad alguna.
…Silencio…
La Vida Una y Eterna se vive ahora, más allá de todo sentido y de toda percepción.
…Silencio…
Permanece allí, no se mueve. Así, nosotros vivimos el Corazón del Uno en la Verdad blanca e inmaculada.
…Silencio…
Incluso mis palabras parecen perderse en la Infinita Presencia. Sólo existe todavía, el canto del Universo.
…Silencio…
Así, se elimina lo que no es verdadero; así se vive lo auténtico. Allí, donde tú mismo no eres más que un punto infinitesimal que se diluye en el Corazón del Uno, incluso las palabras que salen, no son las mías; no son más que la única manifestación tangible del corazón del Uno, del Espíritu del Sol y del Coro de los Ángeles. E incluso esas palabras y esos conceptos, no evocan nada ya. Se vuelven superfluos e inútiles, llegando al punto de preguntarte, quién oye y quién habla. Allí donde no hay sentido ni dirección y, sin embargo, nada es errante. ¿Es la Nada?, ¿es el Todo?, ¿cuál es la diferencia? No hay ninguna.
Probablemente percibas todavía, lo que podrías llamar “dulzura” o “paz”, pero sabes muy bien que no es eso; por otra parte, tú no puedes nombrarlo.
…Silencio…
El Verbo no tiene ya necesidad de palabras ante la Evidencia de “Lo que Es”.
…Silencio…
Todo interés se aleja de lo que pueda ser visto, percibido, oído. Allí está lo «Pleno» y lo «Vacío» que desprovistos de sentido, son ellos también, la evidencia.
…Silencio…
Entonces, las palabras se vuelven melodía tarareada que trata todavía de acompañar lo que es, justamente, para el placer de emanar la co-creación.
…Silencio…
Ahí está el Último, donde nada puede ser etiquetado ni nombrado, sino simplemente experimentado.
…Silencio…
Ahí donde estás, no necesitas ornamentos ni decorados que son superfluos.
…Silencio…
Así, “el amigo” y “el amado”, no son ya distintos de ti, de mí, de cada uno, como de nadie.
…Silencio…
Y allí, no hay más palabras.
…Silencio…
Así, nos saludamos en la Gracia, en esta indecible Presencia que no es más que la ausencia del sí y de la persona. Simplemente te digo… la palabra “Amor” … no es una palabra, ni incluso un estado.
Te saludo en el Corazón del Uno y me retiro ahora, sin retirar nada de lo que es.
…Silencio…
Te abrazo más allá de todo abrazo y a través de la carne. Hasta la vista.
Parte 1: O. M. AÏVANHOV LINK
Parte 2: O. M. AÏVANHOV LINK
Parte 3: O. M. AÏVANHOV LINK
Parte 4: O. M. AÏVANHOV LINK
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Igual te resuena e igual no te resuena la verdad de alguien o el mensaje de alguien, está perfecto lo importante es el mensaje y no el mensajero....y repitiendo si te resuena tómalo si no déjalo pasar... no es para ti... mas también justo es a esto que se nos invita a no tener ningún ídolo, ningún Avatar, nadie a quien seguir... solo sigue tu propio corazón… justo de esto habla de los falsos profetas marcando a alguien en particular... pues todos somos maestros y alumnos a la vez y no en si el vehículo llamado cuerpo, y no la personalidad, sino el mensaje que llega a través nuestro o a través de los otros.
Una belleza!!! Gracias por compartir!!!
ResponderEliminarMI GRATITUD PROFUNDA.
ResponderEliminarOm Ah Hum
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