GEMMA GALGANI
Reconozcan la Unidad
29 de noviembre de 2014
Saludos, hermanos y hermanas!
Participantes: Saludos!
En el Espíritu ígneo e ilimitado del todo viviente, nosotros reconocemos la tela infinita, la tela ininterrumpida en que nos manifestamos como elementos profundamente conectados, como elementos profundamente resonantes en el Corazón del Divino, al tiempo en que nos reconocemos como la propia tela, al tiempo en que nos reconocemos no, en el Corazón del Divino, sino como el propio Corazón del Divino.
Yo fui conocida en este mundo como Gemma Galgani, una de las estrellas de la Divina Madre, que porta la virtud de la Unidad. En esta virtud, yo me revelo en sus corazones como esta trama, porque en verdad yo soy esta tela. Esta tela en que todos los elementos danzan en sublime conexión e interdependencia y resonancia. En esta trama ustedes son yo, en esta tela yo soy uno de sus elementos.
En este día, en este espacio favorable para la comunión de mundos, para el entrelazamiento de dimensiones y que ya es, sí, una manifestación, todavía tímida, de su esencia multidimensional, yo vengo a recordarles a través de palaras frágiles, a través de conceptos probablemente, aun más frágiles, mucho más que las palabras, vengo a recordarles por la vibración de mi corazón en vuestro corazón y de mi radiación en su radiación, este espacio común que compartimos en nuestra manifestación.
A medida que sus pies se adentran en este nuevo ciclo de manifestación – si, la Tierra ya vive otro ciclo de manifestación, y ustedes son invitados a reconocer nuevas herramientas. Herramientas que hace mucho tiempo no eran usadas aquí en este planeta como herramientas de manifestación.
Pero ustedes están invitados, y son impulsados a partir de su propio centro a reconocer tales herramientas. Herramientas que poseen muy poca conexión con lo que se conoce aquí. Herramientas que tienen el poder de impulsar transformaciones muy profundas e incluso radicales en todas las estructuras actualmente instaladas. En la virtud de la Unidad, una de las Herramientas que ustedes recobran, es su capacidad de percibir los elementos de la vida en una infinita horizontalidad.
Hermanos, no se engañen con una visión de unidad en la que aun exista alguien mayor, alguien mejor o alguien más poderoso. No se engañen con una visión de unidad donde ustedes sean mejores, más poderosos o peores y más frágiles.
Así como el resonar completo de esta capacidad (que es innata a todos los elementos de la vida, la virtud de la Unidad), les permite transcender la visión jerárquica o visión de evolución y mejoramiento con relación a aquello que los cerca, con relación al mundo que ustedes llaman exterior, el principal choque que la reactivación completa– que se produce de manera progresiva y paulatina – produce en ustedes, la desestructuración de todos sus esquemas de auto enjuiciamiento, autoevaluación y autovaloración.
Recuerden, ustedes no necesitan (e incluso no es posible, con lucidez), aplicar un valor a sí mismos. Lo que ustedes son – en cualquier nivel que quieran mirar, aunque tomen como referencia el fragmento aparente que pueda parecer este cuerpo y esta identidad emocional-psicológica que ustedes usan como máscara – no es posible rotularlo con algún valor. Descansen con relación a eso. No tomen más de su tiempo o de su energía en la tentativa de asignarse a sí mismos algún valor. Cualquier valor que sus mentes puedan imaginar es aún muy poco.
Cuando ustedes comiencen a ir más profundamente en esta dinámica en su propio interior, o sea, ecualizándose con la consciencia crítica, ecualizándose con lo Divino (cualquiera sea el nombre que quieran darle, cualquiera que sea la referencia que ustedes tomen de relación para eso), estas estructuras que ustedes usan para esquematizar la vida y dar un sentido al baile magnífico de los elementos de ésta, son profundamente alterados y dan lugar a algo completamente nuevo, por lo menos desde el punto de vista de la memoria de este cerebro.
Sus pies tocan la tierra con levedad, en profunda gratitud, pero jamás en servidumbre. Porque el servicio no es la misma cosa que la servidumbre. Servicio es un acto soberano de sí para sí. De sí, en este Corazón, para sí, en aquel Corazón. El servicio es don y es dádiva, jamás es esfuerzo o carencia.
La unidad es la realidad de cada elemento, no necesita ser alcanzada o ser establecida. La unidad es reconocida, no es forjada. La unidad es simplemente manifestada delante de sus ojos, de sus sentidos, principalmente cuando ustedes se recogen en su interior. No, en el interior de sus pensamientos, aunque esta sea una sala que ustedes atraviesan para llegar al Sanctus sanctorum, pero sí en el recinto, el más profundo, allí donde la llama ardiente inextinguible de la vida y del amor jamás cesaran de nutrir y hacer florecer la manifestación.
Miren, en si, donde estos esquemas de valoración, de discriminación aun actúan y aun condicionan sus relaciones en su mundo interno, como en las interacciones con su mundo externo. Porque en el Fuego de la vida, el Fuego de la transformación, el Fuego inextinguible que mueve mundos y átomos, opera una misteriosa obra en este planeta. Y todo lo que es necesario para ustedes abrazar esta obra y reconocerla como una danza de éxtasis y de gozo, es que permitan en ustedes un espacio sereno para que este Fuego actué.
Un Fuego que es ustedes. Pero de todos modos, cuando nosotros nos dirigimos a aquellos aspectos de nosotros mismos que sirven como elementos, como canales de nuestra propia manifestación, cumple dirigirse a ellos con inocencia, con respeto amoroso.
Su apertura al reconocimiento de la Unidad los lleva a la visión de lo sagrado, no de lo sagrado como lo más elevado, distante o inalcanzable, lo sagrado como aquello que está aquí y ahora, en perfección. Y éste llamado resuena cada vez más fuertemente.
Es preciso, hermanos, que todos nosotros nos reunamos en una misma sintonía, a pesar de nuestras palabras, a pesar de nuestras vestimentas, y de cualquier apariencia de la cual nos sirvamos para interactuar en esta telaraña. Mas allá de todo eso, es el momento en que debemos reconocernos primeramente como hermanos y hermanas, como hilos de esta tela una, hilos inquebrantables y, por tanto, eternamente interconectados. Pero además, y más allá de esto, reconocernos como el Uno, la Vida, la Luz, el Amor, abarcador, y pervasivos*.
Hagamos vibrar la malla cristalina de la consciencia unificada en este planeta. Giremos la llave, cambiemos el tono, afinémonos diariamente el diapasón de la consciencia de este planeta. Y cada uno en su melodía, en su ritmo, en su timbre, co-crearemos una sinfonía jamás oída en este universo, porque es aquí que el misterio de la redención se revelará a los ojos de ángeles y hombres. Y nosotros somos aquellos que levantaremos el telón del teatro.
Queden en paz. Aní Maritumi!
Participantes: Aní Maritumi.
Transcripción hecha por colaboradores de la ELV.
Mensage canalizado por Selén - http://www.escolaluzviva.com.
*Los juegos pervasivos son una forma cultural curiosa. Se generan por la intersección de fenómenos como la cultura de calle, las tecnologías móviles, la comunicación en red, las artes, combinando piezas de distintos contextos para crear nuevas experiencias de juego.
Traducción: H. N
.http://www.escolaluzviva.com.br/
Original
en portugués
Transcripción
realizada por colaboradores de ELV
http://www.escolaluzviva.com.br/2014/11/gemma-galgani-291114-reconhecam-unidade.html
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