Soy María, reina de los Cielos y de la Tierra. En
este día de vuestro nuevo nacimiento en la pureza original de vuestra
concepción, me dirijo a vosotros para deciros cuan cerca estáis de la
Liberación, llevándoos a revelaros en vuestra Plenitud, en un movimiento de
Éxtasis que os vincula al plano vertical y pone fin a los esquemas repetitivos
que os han encerrado y esclavizado hasta ahora.
Vuestro niño interior se revela en su Verdad, para
entregar el mensaje que emana desde lo Más Poderoso de lo que él es, a saber:
AMOR.
Porque se trata efectivamente de un renacimiento al
AMOR que os libera definitivamente de vuestras cadenas efímeras, y que os
devuelve vuestra Libertad para así explorar el Infinito de vuestras Presencias
y que os vinculan al Absoluto de lo que Sois, en definitiva.
El camino recorrido se revela magnífico, porque
detrás de las apariencias de los muchos caminos, este camino iniciático os
llevó a las puertas de vuestra propia Crucifixión, que lejos de la violencia
que vuestras religiones pusieron en esta palabra, revela el sacrificio de
vuestro ego en el plano horizontal, para permitiros revelar el Espíritu en el
plano vertical.
A la intersección de esta Cruz, se encuentra el
Silencio del Amor, allí donde la verticalidad y la horizontalidad se borran
para dejar lugar a lo innombrable que, sólo puede revelarse en vuestro Corazón.
En este día en que la fiesta está en su pleno
apogeo para celebrar vuestra Resurrección, vuestro regreso de entre los muertos
del mundo facticio e ilusorio donde fuisteis sumergidos, os permite difundir a
través de los mundos la onda de Vida, la onda de AMOR que emana de vuestro
Corazón Eterno y sin embargo nuevamente nacido.
Este Corazón no será más que vuestra única verdad y
única respuesta frente al desencadenamiento de los acontecimientos que se
celebran y que se celebrarán en vuestro entorno personal, como en el paisaje
exterior de vuestro mundo.
Así el AMOR tomará todo el espacio y sólo el
Silencio de vuestras Presencias testificará la efectiva transmutación de
vuestro mundo, que no es más que la transustanciación de la materia, que os
devuelve hacia vuestra Eternidad, allí donde la materia en su conjunto se
espiritualiza para de nuevo casarse en boda justificada con el resto de los
mundos libres.
Mi Amor os acompaña en cada instante, como vuestro
Amor acompaña este mundo en su parto a la Verdad, poniendo punto final a tanto
desprecio.
Entonces allí donde habéis puesto la palabra vida,
allí donde habéis puesto la palabra muerte, se encuentra en lo sucesivo la única
verdad de vuestra Eternidad, porque la vida y la muerte se consumen ahora en el
absoluto de lo que Sois, en vuestro Fuego de Amor.
Así poco a poco van a borrarse todos los rastros de
separación para que sólo quede la Dicha del Corazón reencontrado.
El Amor no será más que vuestra única verdad y no
dejareis de atestiguarlo por la gracia que os es hecha, de caminar todavía por
algún tiempo sobre este mundo, para verificar por vosotros mismos lo que os
decía mi hijo: Buscad el Reino de los Cielos y el resto os será dado por
añadidura.
Que os es ofrecido? es la gracia del Amor en
profusión, la Dicha eterna y la plenitud de vuestra libertad.
He aquí lo que anuncia vuestra resurrección,
vuestra vuelta a la Libertad incondicional, sin que no haya jamás alguna
posibilidad de engaño, ni de marcha atrás posible.
Sois el Reino de los Cielos tan esperado. Así, sois
el Amor que habéis buscado, y vuestra ascensión demuestra el redescubrimiento
de esta verdad, a partir de la cual cada uno vais a encaminar vuestro nuevo
destino
Así se acaban mis palabras, en la Dicha del
compartir de Corazón a Corazón y en la revelación que vosotros y yo, una vez
más, sólo hacen Uno.
Despliego mi Manto azul y os cubro de mi Silencio.
Soy María, y deposito una Rosa blanca en cada uno
de vuestros Corazones inmaculados.