EL CAMINO HACIA EL SILENCIO INTERIOR
El Camino del Corazón
Soy RAM. Recibid la paz. Recibid mis bendiciones. Vengo a vosotros, con vosotros en una óptica que es instruiros y conduciros hacia un espacio sagrado. Ese espacio sagrado es vuestro templo interior. He insistido ampliamente sobre el lugar y el rol del silencio. El silencio es a la vez, la llave y la puerta de vuestro templo interior. Hacer silencio permite pues, abrir el acceso a la interioridad y eso nos lleva a considerar la interioridad muy naturalmente. Todas las acciones que ejecuta el ser humano en encarnación, solo son reacciones a estímulos que tienen su origen en lugares diversos de vuestro ser. Toda acción, incluso la que os parecería más justa, la más auténtica, la más luminosa, está coloreada, condicionada, filtrada por otra cosa diferente de vuestro interior y vuestra interioridad. El acceso a la interioridad, gracias a la llave del silencio, os va a permitir observar las acciones generadas en el mundo exterior y muy rápidamente, en ese estado de interioridad, vais a tomar consciencia de que la mayor parte de vuestras acciones no vienen de vuestro interior, sino que sólo son reacciones a diversas cosas: condicionamientos de vuestra educación, condicionamientos de vuestra mente que tiene miedo, condicionamientos asociados a la mirada del otro, condicionamientos ligados a estrategias defensivas y a veces, ofensivas que se han construido (a vuestras expensas y a vuestra espalda) en capas muy alejadas de vuestro ser interior, de vuestro templo interior y de vuestra interioridad.
Hacer silencio, aprender el silencio, vivir el silencio, abre el espacio interior de vuestro templo interior, llamado la interioridad. La interioridad no es por tanto inacción, es creación. La mirada del ojo y de la mente está condicionada por las condiciones mismas de vuestra existencia en encarnación. La acción (insuflada por la interioridad) se desmarca de las reacciones (ligadas a los condicionamientos) por la naturaleza misma de esta acción. La acción que surge de la interioridad (a la que habéis accedido por el silencio) es una acción necesariamente desprovista de toda dualidad, porque esta acción toma su origen en la unidad de vuestro templo interior.
Haced la experiencia: dejad emerger a la consciencia, la reacción a un evento de vuestra vida. Observar eso ya es tomar consciencia, de que lo que dicta vuestra conducta visible en el mundo, no es, de hecho, sino el efecto de vuestros condicionamientos. En efecto, el condicionamiento es la condición previa a la existencia de esta dimensión que recorréis. Dimensión de la dualidad, de la multiplicidad, cuyo origen está velado, oculto por las estrategias que habéis colocado en su lugar, para creer que avanzáis en vuestra vida. Solo los seres capaces de acceder a la interioridad, pueden, en ese estado, generar acciones que son realmente acciones y no reacciones. El silencio os permite entonces, el acceso a esa interioridad y volveros a apropiar de la acción justa. La interioridad es un estado de consciencia. Yo diría incluso, un estado de lucidez más allá de la lucidez ordinaria.
Todo lo que observáis fuera de vosotros, toda manifestación en esta densidad dimensional, puede crearse y manifestarse, porque se ha hecho posible, como acción externa y exteriorizada y deseada, en un momento dado, por el conjunto de interioridades. Dicho de otra forma, nada de lo que podéis observar, sopesar, experimentar en el exterior de vosotros, no está ausente en el interior de vosotros. Lo que vivís, lo que afrontáis, lo que experimentáis, solo es la resultante de reacciones a vuestras propias reacciones, generadas en los espacios de la mente dividida. Esto es verdad tanto a escala individual como a escala colectiva. La interioridad no puede encontrarse en una visión exteriorizada, o en una actitud exteriorizada. El templo interior, establecido en medio del ser y en el silencio de la eternidad, no se deja penetrar más que a partir del momento en que habéis unido el deseo y la voluntad de superar vuestra condición actual, en el plano mental de vuestras vidas. En interioridad no podéis generar acciones duales, todas las acciones ligadas a vuestra fuente interior solo pueden reflejar, manifestar, la Unidad y la Luz. Toda acción promovida en la división, por vuestra mente (incluso obedeciendo a lo que llamáis “lógica”) será siempre una reacción condicionada en sí misma, por vuestro propio modo de funcionamiento, dentro de la propia división de esta encarnación.
El aprendizaje del silencio es la única forma que permitirá, en tiempos extremadamente cortos de aprendizaje, encontrar la mirada de la lucidez, la mirada de la interioridad, porque la mirada externa se realiza a través del filtro de los ojos, el filtro de la mente, mientras que la mirada interior se hace, a la vista y a través del filtro del corazón y ese filtro no conoce la lógica. Solo conoce el amor, solo conoce la unidad, solo conoce la gracia y la plenitud. No conoce la carencia. Solo el silencio es capaz de despertar vuestra consciencia unificada, vuestra consciencia divina. Vuestra vibración divina y vuestro aliento divino no podrán sino animarse y despertarse ente vuestra actitud de silencio interior. La interioridad es un estado de transparencia. La interioridad es un estado de Unidad. La interioridad es un estado de paz. El exterior es una mirada de guerra porque la exteriorización, en esta dimensión, es un parto doloroso, ilusorio. Pero todos los humanos han exteriorizado tanto, que en su totalidad, han llegado desde hace tiempos muy antiguos, a cristalizar, a densificar esa exteriorización en la que los seres humanos viven hoy. No hay salvación fuera de vosotros. No hay certezas fuera de vosotros. No hay unidad posible fuera de vosotros.
La unidad, la paz, es un ejercicio interior y exclusivamente interior. La transcendencia, la elevación, la ascensión (palabras tan empleadas hoy) solo son posibles en total adecuación e identificación con vuestro ser interior. ¿Cómo sabéis que estáis en interioridad? Estáis en interioridad cuando pasáis de la distancia a la coincidencia, cuando pasáis de la separación a la unificación, cuando pasáis de la guerra a la paz (con vosotros mismos y con todos los demás), cuando pasáis de la dualidad a la unidad interior. Cuando pasáis del ego al corazón, la paz está en vosotros. Ningún afecto, ninguna perturbación externa, puede llegar a marchitar (o aminorar, incluso) el interior y la unidad que sois. La interioridad, el corazón es la única búsqueda que os puede conducir de manera definitiva, más allá de los juegos de la ilusión, de la posesión, de esta dimensión. Habéis sido creados libres. Nosotros todos, hemos sido creados libres. En esta densidad nos creemos encerrados. Una vez más, a este nivel no se trata más que de una creencia que se ha perennizado, cristalizado de vida en vida, para adquirir tal certeza que acaba por oponerse a la evidencia de vuestra divinidad.
Sabéis por otros instructores, que vivís en estos momentos precisos, un periodo de gracia, un periodo en que la promesa de vuestro juramento, de vuestra eternidad, iba a despertarse en vosotros para que pudierais, de manera lúcida y libre, decidir vuestra orientación, vuestro camino, vuestra ruta para los ciclos que vienen. El riesgo es no estar a la escucha del ser interior, de ese que sabe y por tanto, no hacer distinción entre lo que quiere el ego y lo que desea la unidad. No hay diablo fuera de vosotros mismos. No hay sino la mente que diaboliza, que os inunda de palabras (e incluso de pensamientos) para alejaros del lugar en que no existe y por tanto, donde vosotros estáis totalmente. Ese lugar es vuestra divinidad, donde la evidencia es transparencia, ahí donde todo es resolución, ahí donde todo es solución y donde todo es Luz, amor, armonía y facilidad. Cuando una cosa es dura, puede llegar a convertirse en el centro, esto es validado en las ruedas de la encarnación que ocurren fuera de los periodos de inicio y de fin de ciclo. Hoy, es de otra forma. Sabéis, percibís, leéis, entendéis, veis manifestaciones externas opuestas a la emergencia de la Luz.
Todo lo que ha sido creado en negación del principio de Luz y de unidad en esta Tierra, debe tender a desvanecerse ante la llamada de la Luz. ¿Qué es la llamada de la Luz? es el momento para el que todo el planeta tiene cita. Esa hora puede llamarse, sin connotación negativa alguna, la hora del juicio final. La hora del juicio final es una visión metafórica que ilustra el momento de las elecciones y de la exteriorización de las elecciones, para poner en marcha los nuevos ciclos de vida y las nuevas experiencias, más allá de estos mundos divididos y limitados, en los que algunos de vosotros evolucionáis desde hace mucho tiempo. Esta hora es ahora. Esta hora es en estas horas que vivís. La Luz auténtica y eterna viene a llamar a la puerta de vuestro ser interior, para recordaros lo que sois: seres de Luz que han penetrado la materia, por sus creencias y su determinación de querer elevar espiritualmente esta materia. Esto ha sido una promesa, esto ha sido un camino, esto ha sido un momento (una eternidad, dirán algunos), pero son momentos en que los caminos están acabados.
Son momentos en que es necesario saber comenzar una nueva ruta, hacer elecciones, pero también actuar de acuerdo a esas elecciones. Plantear actos conformes a lo que grita el corazón, más que a lo que seduce la mente. Estáis en ese momento, estáis en la encrucijada de caminos, en la encrucijada de los mundos, en la encrucijada del último momento. No os quedéis con una visión externa del fenómeno. Contentaos con cultivar el silencio interior. Es el bálsamo, es el que puede todo, es la solución, es la vía. El periodo de ahora, es un periodo de gran agitación. Cierto, seréis muy agitados pero los que resistan, serán los que estén arrimados sólidamente a su corazón, a su unidad, los que dejen la acción ligada al estado de transparencia, tomar la delantera sobre la acción de la mente que divide y separa. El silencio, ese estado de consciencia particular, está hoy a vuestras puertas. Solo tiene a vosotros para acogerle, para recogerle, para permitirle crecer y embellecer. Os corresponde y solo vosotros podéis hacerlo, decir “sí” o “no”. Ahora quiero abrir un espacio común de reflexión sobre esta noción.
Pregunta: ¿de qué nos sirve entonces la palabra, vista la importancia del silencio?
La palabra, la agitación del aire, solo existe en esta dimensión dividida y separada. Ella palia la falta de comunicación directa, de esencia a esencia, o de interior a interior, que es la regla común en otros espacios dimensionales, superiores a esta dimensión. La palabra es aire. La palabra pertenece a la vibración de esta dimensión. Manifiesta en el exterior lo que queréis mostrar fuera y, en ningún caso, la verdad. La palabra no se hace verdad más que en aquél que encuentra su unidad. La palabra, divide, separa. La palabra pertenece al análisis y a la sentencia, al juicio. También puede pertenecer realmente a la expresión de la unidad pero, entonces, esa palabra se convierte en claridad. No puede en ningún caso, herir. No puede en ningún caso, traicionar. Pero la palabra es raramente utilizada de esta forma, en esta dimensión. La palabra es utilizada para seducir, equivocar, ilusionar y mentir. He aquí por qué, es tan importante cultivar el silencio porque el silencio no puede mentir, porque el silencio no puede equivocar, porque el silencio es específicamente el lugar donde se manifiesta la Luz. He aquí ahora, la respuesta a vuestra cuestión por la vibración de la Luz.
…Efusión de energía…
Pregunta: ¿la verdad de nuestro corazón se puede compartir simplemente con la sonrisa?
Sí, pero de manera no absoluta. Si la sonrisa viene del interior, entonces, participa de la unidad. Esa sonrisa expresada, aun no es la expresión manifestada, en reacción, en signo de reconocimiento o de cualquier otro signo. Pero esa sonrisa es la sonrisa de la felicidad. Se trata de un estado de ser particular del que deja emerger en sí, la alegría de Dios, la alegría de la Luz, la alegría de la unidad. Entonces, sí, esa sonrisa que sale en ese momento, es Verdad. He aquí la respuesta del silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿cómo llegar al silencio cuando se está asaltado por pensamientos?
Los pensamientos son frecuentemente, la expresión de la mente. A partir del momento en que decidís ir hacia el silencio, evidentemente, el silencio no está ahí. Un oleaje incesante de pensamientos creados por la mente, afloran a vuestra consciencia. Sin embargo, si perseveráis, muy rápida y fácilmente veréis que la marea de pensamientos, se irá ralentizando en intensidad y en frecuencia. Llegará un momento en que el silencio se establezca realmente. Cuando ese silencio se establece realmente, en el interior del corazón, se producen ciertos procesos energéticos que muestran que habéis alcanzado el objetivo. ¿Cuáles son esos signos? No describiré las manifestaciones energéticas que son muy conocidas. Me atendré sobre todo, a deciros con palabras que, cuando alcanzáis realmente el silencio interior, se produce en vuestra consciencia (e incluso vuestra mente) una inmersión progresiva en la unidad y en la paz. Esta inmersión gradual en la unidad y en la paz, se ha llamado “estado místico”, “gracia interior” y en Oriente Samadhi. Las palabras que pueden describir mejor este estado de ser son las siguientes: se trata de un estado de estremecimiento, de un orgasmo de unión mística, donde el centro de explosión no está situado en la esfera genital sino en la esfera cardiaca. Acercarse a la unidad, alcanzar la unidad, confiere unas modificaciones que nadie puede confundir, porque en ese momento, reconectada en el silencio, la divinidad y la interioridad que es la vuestra, se acompaña de un sentimiento que está más allá de la emoción. Ese sentimiento se presenta más como una certeza. ¿Cuál es esa certeza? La evidencia de la eternidad. La evidencia de la Luz auténtica. La evidencia de que eso es verdadero. Es algo que se impone a sí mismo sin reflexión, sin lógica, porque en el momento en que el silencio se establece, abrís un espacio en el que penetráis dónde nada puede ser como antes. En ese momento, vivís un estado de consciencia sin igual. En el momento en que se aleja de vosotros (lo que quiere decir que la unidad se aleja de vosotros) percibís, en el interior de vuestro ser un rompimiento y una carencia extremas. Ese estado, una vez que se alcanza, no requiere más esfuerzo para alcanzarlo, porque se convierte en vuestra evidencia, vuestro estado, vuestra referencia. Ese estado lo han vivido y descrito muchas personas en la historia humana, con palabras diferentes, con experiencias a veces diferentes, pero la finalidad es siempre la misma: realizar Dios en sí, despertarse, animarse y revelarse a su Luz a su Fuente y a su autenticidad. He aquí la respuesta de la Luz.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿durante la vida nocturna, es el ser interior el que se manifiesta o hay aun interferencias de la personalidad?
Hay múltiples niveles de intervenciones en vuestras noches y vuestros periodos de sueño. Todo es posible. Pero el acceso al silencio interior debe hacerse (y no se hace, por otra parte) más que en el estado despierto, aunque en un tiempo ulterior, podréis vivir este estado durante vuestras noches. Incluso si durante algunas de vuestras noches se os proponen experiencias que os acercan a ese estado interior. He aquí la respuesta del silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: ¿qué ocurre con los cantos sagrados, ya que utilizan también la palabra aunque venga del corazón?
Todo lo que se verbaliza por la palabra o el aliento (sea lenguaje hablado, sea canto) participa efectivamente, en el canto sagrado, el canto inspirado, en vibraciones que aspiran el alma, literalmente hacia lo alto. No existe, o es una experiencia rara, el acceso a la divinidad por una palabra o por un canto. La experiencia de un nivel, no es la creación de nivel. Ver la Luz no quiere decir ser la Luz, porque el hecho de ver es un acto exterior. Mientras que permanezcáis en el ver, permanecéis en la exteriorización y la manifestación. No se trata entonces, más que de un reflejo o de una reacción, si lo preferís. El silencio es simplemente la cualidad más propicia y la llave más fácil para acceder al ser interior. Porque el acceso, cuando tiene lugar una vez, se reproducirá a voluntad y naturalmente, es decir, sin esfuerzos y sin ejercicios. El momento, repito, en que alcanzáis vuestra interioridad es un momento reconocible entre todos, porque lleva a vivir y a experimentar la unidad, la transparencia y el amor. He aquí la respuesta del silencio.
…Efusión de energía…
Otra petición.
Pregunta: la simplicidad de ser ¿es otra llave como lo es el silencio?
Yo diría que la simplicidad verdadera y auténtica, deriva del silencio. La simplicidad es una llave pero se trata, yo diría, de una llave lógica y por tanto, mental. La simplicidad, por el contrario, que deriva del estado interior del que ha encontrado su interioridad, es una garantía de la realidad de su experiencia. Pero la simplicidad sola no puede conducir a la Unidad. He aquí la respuesta de la Luz.
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Otra petición.
Pregunta: la alegría y el entusiasmo ¿no son la expresión del silencio interior y por tanto es correcto fomentarlos?
La alegría es verosímilmente, la manifestación más auténtica de la interioridad, pero se trata de una alegría que no está ligada a las circunstancias externas. Es una alegría interior que tiene su origen en ese retorno a la unidad y en ese retorno a la interioridad. El entusiasmo es una energía que se proyecta al exterior y que puede, en ciertos casos, alejaros del silencio interior. He aquí la respuesta del silencio.
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Otra petición.
Pregunta: ¿cómo se sitúa el sentir en relación a la intuición?
El sentir está coloreado por vuestra propia trama de lectura mental u otra. El sentir os da lo que está de acuerdo con vosotros, con vosotros en la manifestación y por tanto, no en la unidad y no en la interioridad. El sentir está necesariamente coloreado por vuestras convicciones, vuestras creencias, vuestras certezas y vuestras expectativas. Puede ser justo y será de todas formas, siempre justo en relación a vosotros mismos, pero vuestro sentir no puede ser una ley general, os pertenece, es el vuestro. La intuición es lo que está ligado directamente a la unidad y a la interioridad. La intuición se impone como una evidencia más allá del sentir, está por tanto, ligada directamente a la unidad y a la interioridad, lo que no es el caso del sentir. He aquí la respuesta del silencio.
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Otra petición.
Pregunta: ¿Qué entendéis por “juicio final”?
El juicio final es el momento en que es necesario pasar revista, examinar el camino recorrido con lucidez. No hay juicio. Vosotros jamás seréis juzgados, salvo por vosotros mismos. Por vosotros mismos, no a nivel de la persona sino a nivel del alma. Por la consciencia (no por la consciencia limitada asociada a la mente) sino por la consciencia total, liberada de la mente. El juicio final es el examen, la revisión, el paso, la ascensión, la revelación y la comprensión más allá del intelecto. Es la revelación de vuestra divinidad, no a través de las palabras sino a través de la realidad de la energía y de la consciencia. Es el momento de la siega. Es el momento si queréis, de la libertad encontrada. Es el momento si queréis, de volver en la Luz y a la Luz. El juicio final es ante todo, un estado interior que, evidentemente, se traducirá por acontecimientos visibles o por la realidad externa de esta dimensión. Esos acontecimientos, si existen, sólo son el reflejo de lo que vosotros vivís en el interior. He aquí la respuesta del silencio.
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Otra petición.
Pregunta: ¿vivir un NDE (Ndr: Near Death Experience o Experiencia de Muerte Inminente) implica vivir el juicio final?
Lo que vosotros llamáis NDE es una experiencia múltiple que permite alcanzar diferentes umbrales. Algunos han visto la Luz a lo lejos. Otros, más raros, se han acercado a esta Luz. Otros, aun más raros, han tenido la suerte de estar en la Luz. Otros, aun más raros, han tenido la oportunidad de ir al otro lado de la Luz, al pensamiento que precede a la aparición de la Luz. La experiencia NDE puede haceros irrumpir en la totalidad de la experiencia o pararos en un umbral. Sin embargo, marca de manera indeleble el alma, de igual forma que el encuentro con la Luz (posible gracias al silencio interior que abre la puerta de la interioridad) es también una experiencia inolvidable, que no puede desaparecer. Hay que diferenciar de manera formal, lo que es del dominio de la experiencia, de lo que es del dominio del nivel de consciencia. Tener la experiencia de un nivel de consciencia es, cierto, ya único pero no es la finalidad. Hay una diferencia esencial entre vivir la experiencia y convertirse en la experiencia, entre tocar con el dedo, ver fuera y tocar con el corazón y vivir en el interior. Hay una gradación hasta el momento en que la gradación se termina. En ese momento, sabéis que entráis en la evidencia y tenéis la visión panorámica de todas las etapas que habéis vivido para llegar a ese momento. Pero ese momento es reconocible, no tengáis miedo. Si planteáis la cuestión es que no habéis estabilizado aun, o vivido ese estado interior. Ese estado interior, es un estado de Luz, un estado de Unidad, un estado de transparencia, de paz y de alegría. No se puede confundir con otras experiencias o con otros estados alcanzados, porque vuestra alma lo sabe, porque vuestro Espíritu lo sabe y porque vuestra personalidad puede sobrevivir. He aquí la respuesta de la Luz.
…Efusión de energía…
Otra petición.
No tenemos más cuestiones, os damos las gracias.
Amadísimos hermanos en encarnación, voy a proponeros ahora, vivir juntos un momento de silencio, en el recogimiento, en la actitud interior de acogida y de benevolencia.
…Efusión de energía…
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Canalización Jean-Luc Ayoun
Transcripción : Veronique Loriot
Traducción : S.M.
gracias por el contenido de este mensaje dios permita que su contenido sea bien asimilado bendiciones abrazos de luz mariana diaz
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