Buenos días Pascal. Soy María. Curiosa parte ¿no te parece? la que se juega actualmente sobre la Tierra? El Cielo y la Tierra se están uniendo y comienzan seriamente a sentirlo, a todos los niveles de vuestro ser y de vuestra vida.
Es a través de lo que vivís que este encuentro tiene lugar, en base cuatro, para hacer cinco en vosotros como a nivel de la Tierra. Tras el mensaje anterior, nos serviremos del soporte astrológico para ayudaros a comprender los cambios energéticos que se producen actualmente sobre la Tierra. El cruce de los cuatro elementos representa una cruz, por la cual dos aspectos representan a la Tierra y dos otros aspectos representan al Cielo.
Estos dos componentes se cruzan para dar cuatro dentro del círculo de esta cuadratura. Los cuatro aspectos de la cruz corresponden a los cuatro elementos fundamentales, esta el fuego y el aire para el componente Cielo, así como el agua y la tierra para el componente Tierra. Representáis la Trinidad cuerpo-corazón-espíritu sobre la Tierra, «a imagen y semejanza» del Cielo, de modo que esta cruz se encuentra también tres veces en el zodíaco:
Esta primera cruz se encuentra asociada al cuerpo físico. El León sobre la Tierra es considerado como el “rey” de los animales. La constelación de Leo se encuentra asociada al elemento fuego, en correspondencia con la energía vital y potencia animal. La energía solar de Leo esta ligada magnéticamente a la de Acuario, asociada al elemento aire en el zodíaco. El signo de Acuario representa el agua « de arriba ». En realidad este “soplo” representa el contenido donde la cualidad del espacio atravesado por la Tierra es su trayecto solar. Escorpio, asociado al vientre y a la energía sexual, representa el elemento agua, y se encuentra magnéticamente vinculado a la energía de Tauro, asociado al elemento tierra y al plano físico. El fuego es masculino en su relación al aire. Al igual que el elemento agua es masculino en su relación a la tierra. El eje Escorpio–Tauro representa el “misterio” de la encarnación.
Este “misterio” es femenino, el signo de Tauro que también se encuentra asociado a Hathor–Isis en la mitología egipcia. El culto de Mitra también evoca el sacrificio del Toro y la sangre sagrada de la regeneración, y de la vida eterna. El sacrificio del Toro fue asimilado al sacrificio del Cristo, pero en realidad esta sangre es femenina. Observen que en India, es la vaca y no el toro, que es considerada como un animal sagrado. La quintaesencia de esta primera cruz asociada al cuerpo físico es la ascensión, cuyas llaves les son recordadas aquí, asociadas con la era de Acuario, al símbolo de la Esfinge y a las energías del zodíaco. Esta primera cruz se acompaña de dos otras cruces en el zodíaco, asociadas respectivamente al corazón y al espíritu:
Sagitario, asociado al elemento fuego y a la energía solar, representa el deseo de elevación espiritual. Es la flecha de Cupido asociado al símbolo del amor. Sagitario se encuentra ligado magnéticamente a Géminis, asociados al elemento aire, representando a los gemelos celestes y su separación en el ser humano sobre la Tierra. Piscis, asociado al elemento agua, esta ligado magnéticamente al signo Virgo, asociado al elemento tierra. Es al principio de la era de Piscis que el Cristo se manifestó sobre la Tierra, asociada al signo de la “Virgen”. Esta cuadratura es la del corazón cuya quintaesencia es el amor. La elección del amor implica de dar más que tomar y de sacrificar su voluntad personal a la del Cielo: «no mi voluntad sino la tuya».
No es una elección fácil sobre la tierra. Como «María» hice la amarga experiencia, y muchas madres se reconocerán en esta elección. Observen que partiendo de la Tierra, la Virgen engendra al niño-rey que, a través del reconexion con el alma de gemelos (Géminis), reencuentra el camino del Cielo (Sagitario) y accede a la vida eterna, es decir la resurrección. El alma gemela del Cristo encarnado es la que conocéis bajo el nombre de María Magdalena. La era de Piscis precede y prepara la era de Acuario, como la resurrección Crística precede y prepara la Ascensión colectiva.
La tercera cruz es la del espíritu. El signo de Aries representa la energía solar reivindicada por el ego sobre la Tierra. En la mitología griega, esta transferencia de la inteligencia celeste hacia la Tierra es asimilada a un vuelo, representado por el mito de Prométeo. La potencia del espíritu solar se equilibra con la justicia, asociado al signo de Libra. Cáncer, asociado al elemento agua, representa la separación de ambos hemisferios cerebrales en el ser humano (representación china de las polaridades yin y yang, o en el símbolo del Escarabajo egipcio).
Capricornio, ligado magnéticamente a Cáncer, representa al buscador de la verdad, ilustrado por el personaje del Ermitaño en el Tarot. La quintaesencia del espíritu, Al centro de esta cuadratura, es la iluminación.
El zodíaco ilustra pues las tres llaves que, en base cuatro, abren la puerta de la Trinidad celestial. Veo que este puzzle se pone en su sitio de a poco en el espíritu de Pascal…
– ¡Es extraordinario! Gracias María... Entonces la parte que se juega actualmente para nosotros sobre la Tierra consiste en activar las tres llaves que abren «la puerta del Cielo». En el mensaje precedente decías haberme entregado la llave que correspondía a los Géminis. Esta llave en el zodíaco se encuentra asociada con los tres otros signos del Sagitario, los Piscis y Virgo. Este último signo es el tuyo. En sentido del regreso, los Géminis representan la reconciliación de las dos partes separadas en el ser humano, pues el fin de la caída mitológica o del fratricida, según la referencia mitológica a la cual se refiere. En el plano psíquico, esta fraternidad es representada por el ego y el niño interior. El Cristo encarna pues la reconciliación y la unidad de conciencia reencontrada. La conciencia Crística representa la verdad, el camino y la vida, son las tres llaves presentes en el ser humano para permitirle de abrir la puerta del Cielo, y poner final a la separación sobre la Tierra. ¿Imagino que todo el mundo no recibe estas tres llaves al mismo tiempo, según las predisposiciones o trayectos escogidos?
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– Las tres cruces deben activarse en el ser humano en correspondencia con los doce signos del zodíaco, también asociadas con los doce filamentos de ADN. Los doce signos están presentes en el Cielo, como están presentes en el ADN. Sólo dos filamentos están activos a nivel de ADN, lo mismo que dos constelaciones son activas en el Cielo (actualmente el eje Acuario–Leo).
Las otras diez hebras de ADN, como las diez otras constelaciones, se encuentran en estado latente. Las doce constelaciones representan la arquitectura “fuente” de la Tierra, como las doce hebras de ADN representan su contribución en la arquitectura genética humana. El círculo del tiempo parece lineal a lo largo del ciclo celeste o terrestre. Sin embargo el tiempo “magnético” representa una onda expansiva (espiral) en la cual todo se aúne y se encuentra conectado a esencia, de manera unitaria. Imagino que lo mismo ocurre en el interior, al nivel de nuestro ADN y de nuestra composición celular... Así, el zodíaco representa el soporte de nuestra reconexion magnética en base doce, asociada interiormente con la arquitectura de nuestro ADN.
¿A partir de nuestra cruz zodiacal de nacimiento, cómo re-conectar las dos otras cruces?
¿De qué nacimiento hablas? El signo astral representa una configuración «interior», imprimida en vuestro subconsciente. Este signo da efectivamente una indicación preciosa sobre vuestro programa de vida sobre la Tierra. A partir de esta “huella” de nacimiento, debéis recorrer un camino que os permita de encontrar una segunda llave, complementaria a la primera, luego activar la tercera llave y conocer un segundo nacimiento en el Cielo. ¿Comprendes?
– Un poco… La reconexion con la parte separada de nuestro ser corresponde a la segunda llave que, una vez activada inicia la abertura de la tercera puerta, cualquiera que sea el orden en el cual estas llaves son activadas. Partiendo de la Tierra y de la experiencia física de encarnación, la reconexion entre las dos partes separadas de nuestro ser debe tener lugar: sobre el plano físico entre las acciones giradas hacia la materia, y las regidas por la Naturaleza; sobre el plano afectivo entre los deseos egoticos y aquellos dictados por el amor; y sobre el plano psíquico entre la voz del ego y la del Espíritu. En todos los casos, una reintegración debe efectuarse entre los niveles separados de nuestro ser y la realidad en el seno de la cual se proyectan.
No en la realidad en el seno de la cual se proyectan, sino en el seno de la cual existen, incluso si estos dos aspectos parecen actualmente separados sobre la Tierra. ¡Es por eso que deben reencontrar vuestra integridad psíquica! Lo habrán comprendido: no es en la escuela que aprenderán las leyes iniciáticas que, en realidad, son unas leyes naturales y universales. ¡Observen que los niños se rebelan cada vez más frente a lo qué se intenta enseñarles, lo mismo que cada vez más adultos se rebelan frente a los programas por los qué les piden de votar! La « divulgación » ha comenzado y las reacciones consecutivas a este gran « desembalaje » se manifiestan de manera cada vez más rápida y visible. Estos « signos » no deben engañarles.
En cuanto al ritmo de los cambios en curso y que vienen, dejadme recordaros que los últimos serán los primeros, para comprender que él volverá a los desheredados de la Tierra a recoger primero los frutos de los acontecimientos que vienen.
– Estoy de acuerdo.
Bien, no esperábamos menos de los que habían escogido tomar el camino del corazón.
Con todo mi amor.
María.
gracias madre divina.
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