Soy ANNA. Que el Fuego del Amor y de la Comunión sea entre
nosotros y con nosotros. Tengo ocasionalmente la ocasión de hablarles
directamente. Más allá de mis palabras y por la coyuntura de la reunión de esta
Tierra con el Cielo, y más allá de mis simples palabras, os aporto el Fuego...
Mis palabras llevarán, a vuestros oídos y a vuestro Corazón, la
resonancia del Fuego y su efecto. El Fuego que está por vivirse, no es el Fuego que conocéis, tal
como está presente sobre la Tierra. Pero os hablaré del Fuego de la Tierra, del
verdadero Fuego de la Tierra, que reencuentra, en este momento, su potencia y
su Verdad, considerablemente más allá
del fuego que os es conocido.
Este cuerpo de materia en el que vivís debe ver su materia
forjada en el Fuego. El Fuego del que hablo es Luz; Vibración, Amor y Paz. Este
Fuego, cuyo reflejo sobre la Tierra, en su acción, es la sangre de la Tierra.
Sangre de la Tierra emanando de los volcanes, Despertando a la Tierra,
Liberándola de sus coacciones, como a vuestro cuerpo.
El Fuego de la Tierra y el Fuego del cuerpo, tales como ahora se
manifiestan, son la resonancia del Fuego del Cielo y de las Bodas Místicas del
Sol y de la Tierra. Este Fuego sólo quema, y nada más, lo que no es de su
naturaleza: lo que es llamado Sombra o resistencias, sobre la Tierra.
La hora del Fuego ha llegado. Este Fuego es el Fuego lactante de
la Fuente, del Sol, de la Tierra, del Centro de la Galaxia y algunas Estrellas,
aportándoles este Fuego. Él es de la misma Naturaleza e intensidad que el Fuego
de vuestro cuerpo, que el Fuego de la Tierra, que el Fuego del Sol. Este Fuego
vaporiza y vaporizará todo lo que no es de su Naturaleza, es decir; Amor, Luz y
Verdad. Todo lo que no es Amor, todo lo que no es Luz, todo lo que no es
Verdad, será vaporizado en este Fuego.
En la carne de este cuerpo, algunas consciencias han vivido el
Fuego: aquel de CRISTO, el de MIKAËL, el de MÉTATRON. La intensidad y la
generalidad del Fuego no se dirigen más a único individuo, o a un grupo de
individuos, sino al conjunto del Sistema solar. Este Fuego, incluso con los
ojos de carne, es una Luz visible que lo llena todo y vaporiza lo que no es de su
Naturaleza. El Fuego es el Amor, en su Luz más densa y al mismo tiempo, la más
ligera. En el cuerpo de esta carne donde estáis, en el cuerpo de la Tierra de
vuestra Dimensión, el Fuego se eleva también, en respuesta al Fuego del Cielo,
hasta que no haya más ni distancia, ni diferencia entre el Fuego de la Tierra y
el Fuego del Cielo, de dondequiera que ellos provengan. Es el mismo Fuego.
El Fuego es un bautismo. No es el bautismo de la carne de este
cuerpo, únicamente. Es, más bien, el bautismo de la Conciencia, devuelta a ella
misma y a su Libertad. Para lo que está inscrito en lo efímero, este Fuego
puede ser llamado aniquilamiento y desaparición.
Para la Eternidad, para el Absoluto y para él Sí, este Fuego es
Aparición. Es la Verdad, manifestada en la Tierra como en vuestro cuerpo. El
bautismo del Fuego es el Fuego del Espíritu. El Supramental, ha llegado hasta
vosotros, desde casi treinta años, fue el bautismo del Agua del Cielo. Queda a
completarlo por el bautismo del Fuego. Es lo que se completa y se completará,
por el Fuego Celestial que encuentra el Fuego de la Tierra. Fuego portado por
MIKAËL, aportado hasta las últimas capas aislantes de la Tierra y de vuestras
capas aislantes.
El Fuego de la Tierra y del cuerpo abre el capullo de Luz
último, quemando lo que sólo es sueño, poniendo de manifiesto, por vaporización
y sublimación, la Verdad de vuestro Cuerpo Eterno, de vuestras estructuras de
Eternidad. El Fuego del cuerpo y el Fuego de la Tierra, sostenidos y atizados
por el Jinete del Fuego, en acción sobre Tierra, en múltiples lugares de esta
Tierra, se va a generalizar, como en vuestro cuerpo. La Conciencia, entonces
Liberada, o en Liberación, se establecerá en este Fuego que el cuerpo de carne
prepara. Esta combustión, que no arde, es Dicha y Amor.
El Fuego del cuerpo, el Fuego de la Tierra y del Cielo, son la
misma Esencia, la misma Vibración, la Luz y el Amor. No puede superponerse al
fuego que os es conocido, aunque algunas de sus acciones sean superpuestas.
Pero el resultado no es, propiamente hablando, idéntico a una quemadura del
cuerpo de carne. Sino, más bien, el Fuego os viene a forjar en vuestra
Eternidad y en la Verdad, más allá de lo que es dado a ver a los hombres y
mujeres encarnados, de este Fuego de la Tierra, recibido del Cielo y del centro
de la Tierra, os permite vivir finalmente la Última Verdad del Ser y de la
Consciencia.
La preparación del Fuego del Cielo, de la Tierra, y de este
cuerpo, está en curso. Lo que ha sido observado, sobre la Tierra, desde
numerosos meses, se produce sobre este cuerpo y en este cuerpo, de igual
manera. Pero la acción sobre la consciencia no tiene nada que ver con el simple
hecho de esfumarse. No hay, en el Fuego del Cielo y de la Tierra, ninguna otra
destrucción que de lo que es efímero y temporal: es decir lo que no Sois. La
acogida del Fuego da la respuesta de la Tierra, que es el Agua de arriba,
manifestándose en vosotros, así denominada: Onda de Vida o bien Onda del
Éter, alimentando el Fuego del Espíritu.
Acoger el Fuego, es acogernos. Acoger el Fuego, es acogerse a Sí
mismo. El Fuego del cuerpo y el Fuego de la Tierra son la respuesta al Fuego
del Cielo, en el Matrimonio Místico Último del Sol y de la Tierra. El Fuego
vaporiza y forja: vaporiza lo efímero y forja la Eternidad que ya está aquí. En
vuestra conciencia, como en este cuerpo de
carne, esto se traducirá, en su intensificación y su intensidad, por una
resonancia muy presente de la Puerta OD de la Resurrección, llevándoos del ego
al Corazón, así como de la Estrella sobre la cual el Fuego se centra, es decir
en el Triángulo de la Tierra y el Punto Estrella OD.
La puesta en resonancia del Fuego del Cielo y del Fuego de la
Tierra, la puesta en resonancia de la Estrella AL y de la Estrella OD, por la
acción del Éter o punto ER, va a inducir, no sólo, la percepción de los puntos
nombrados, sino su alquimia profunda, sensible y perceptible, en estos dos
lugares y alrededor.
OD, Fuego de vuestro Tierra y de este cuerpo, es la culminación
de la Transustanciación. Lo que desaparece a un nivel, aparece en otro nivel.
El Fuego es el agente. Fuego de la Tierra y Fuego del Cielo, unidos en la misma
acción que se celebra también en el cuerpo de carne.
El Fuego es el agente y el operador, así como el catalizador, de
la Ascensión de la Tierra y de la Transformación de este cuerpo de carne. Lo
que es desaparición, a un nivel, es aparición a otro nivel. El Fuego del Cielo
y de la Tierra, conjuntamente en vosotros, como el Fuego del Sol, dando origen
a otro Sol, dará origen a lo que jamás ha nacido, sino que aparece, para
vosotros como: Cuerpo del Éter revivificado, Cuerpo de Êtreté y Absoluto de la
no-conciencia. El mismo agente, el mismo catalizador, arriba como abajo,
poniendo punto final a la separación, y a los efímeros. El Fuego es la
Eternidad, bautizándoles e invitándoles a encarnar el Fuego en otra octava.
Ningún Fuego puede perjudicar a la Verdad de vuestro Ser. Se
trata, más bien, de una forma de regeneración, por vaporización. Este Fuego,
cuyos signos de llamada son los Puntos OD (Estrella y Puerta), traduciendo la
última Elevación del alma, AL, hacia el Espíritu y hacia la Unidad, necesita de
vuestra parte, en el momento oportuno, una cierta forma de reconocimiento,
permitiendo la Re-conexión total. El Fuego de la Tierra y el Fuego de vuestro
cuerpo van a vibrar, cada vez más rápido y más ampliamente, por la acción de MIKAËL,
de MÉTATRON, del Sol, de LA FUENTE, del Sol Central de esta Galaxia, y por su
Fuego, alojado en la parte inferior de la columna vertebral. Todo eso es
natural y normal. En su vivencia, esto será una evidencia.
El Cuerpo de Luz, el Cuerpo de Êtreté, es de naturaleza es
ígneo. La consumación de Amor, perpetuo, es la Verdad. Sólo la persona, en
vosotros, puede expresar lo que sea de contrario. Pero no la Verdad, en
vosotros. El Fuego es alimento, para lo Eterno. El Fuego del cuerpo y de la
Tierra preceden a la Llamada de MARÍA, como elemento del Despertar, como un
Anuncio y un Aviso, dirigido no a vuestra conciencia, sino a los elementos de
resistencia presentes en el sistema de control mental humano.
El Fuego es un Fuego, donde no existe, en él, ningún espacio,
para alguna falta, ningún sufrimiento, ni miedo, ni duda. Tal es la Naturaleza
del Fuego, tal es la acción del Fuego. Lo que está arriba es lo que está abajo,
no en el espejo astral, sino que viene del Cielo.
Y el Fuego pone punto final, como toque final, a la ilusión y al
reflejo. El Fuego es la Llamada a la Eternidad. Es también Anuncio y Aviso, os
permite sintonizar con él. Mis palabras terminan aquí pero mi Presencia se
queda.
... Efusión del Don de la Gracia...
Soy ANNA y rindo Gracias a vuestra Luz. Os saludo, en el Fuego y
el Amor.
Hasta más tarde...