El misterio de las cúspides
✨ Si naciste entre el 19 y el 24 de cualquier mes, tu alma danza entre dos energías.
Los astrólogos llaman a esto ser una persona cúspide: alguien que nace justo cuando un signo se despide y otro comienza a despertar.
Nacer en ese punto intermedio es habitar un puente cósmico. Es vivir entre dos auroras: una que se apaga y otra que comienza a brillar.
Las personas cúspide unen lo que parece opuesto: fuego y agua, tierra y aire, razón y emoción.
Y aunque a veces esa mezcla se sienta como una contradicción, en realidad es una bendición espiritual: la oportunidad de comprender la vida desde más de un ángulo.
Las almas cúspide no pertenecen a un solo signo, sino al diálogo entre dos. En su interior resuena una danza de fuerzas complementarias que las invita a buscar equilibrio, autenticidad y propósito.
Cúspide Piscis - Aries
Energía dominante: La chispa divina del renacer.
El alma pasa de la sensibilidad infinita de Piscis al fuego creador de Aries.
Es la energía de la inspiración que se convierte en acción, del sueño que se atreve a nacer en el mundo.
Intuición que despierta. Corazón que actúa. Luz que comienza.
Energía dominante: La fuerza creadora que se vuelve estable.
El ímpetu de Aries se asienta en la constancia de Tauro.
Es la energía de construir con pasión y sostener con voluntad.
Donde antes ardía impulso, ahora florece propósito.
Energía dominante: La estabilidad que se abre al movimiento.
De la tierra firme de Tauro nace la curiosidad liviana de Géminis.
Es la energía de aprender, adaptarse y disfrutar del cambio sin perder el centro.
La calma se convierte en curiosidad; la materia, en pensamiento.
Cúspide de Géminis - Cáncer
La mente que aprende a sentir
El aire de Géminis se encuentra con el agua de Cáncer, dando lugar a almas dulces, expresivas y empáticas.
Son comunicadores del alma: su palabra toca corazones.
Su crecimiento llega cuando logran pensar con el corazón y sentir con la mente.
Energía dominante: El pensamiento que se hace emoción.
El aire de Géminis se sumerge en las aguas del corazón de Cáncer.
Es la energía de la empatía, la comunicación sensible y la comprensión profunda.
Lo que antes se decía, ahora se siente.
Energía dominante: La sensibilidad que se convierte en fuerza.
Del refugio emocional de Cáncer emerge la confianza radiante de Leo.
Es la energía de expresar el amor y la luz interior con autenticidad.
La ternura se transforma en poder. El cuidado, en creación.
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