Saludos!
Participantes: ¡Saludos!
Nosotros somos el Círculo.
Hablo como representante del equipo Moshán, un equipo solar de entre otros
equipos solares que trabajan en medio del gran círculo multicolorido,
multivibracional, cuyos eslabones vinieron de puntos distantes, próximos,
algunos de ellos formados aquí mismo.
En este aquí los invito a
la comunión en presencia, al reconocimiento en vibración. En este espacio
común, acogedor, sanador que es el círculo que formamos en este momento, hecho
de otros círculos que se entrelazan, que se interpenetran mutuamente, un
círculo cuyos eslabones se encuentran en puntos diferentes de la malla de este
círculo, que es nuestro hogar, nuestro sol, nuestra morada de las estrellas.
¡Dejen que el campo se
expanda! Abandonen por un momento sus concepciones de lo posible y de lo
imposible y dejen que la energía de Neptuno - de donde proviene este eslabón de
nuestra corriente- impregne su campo, enseñándoles trascendencia desde
cualquiera que sea el punto en que ustedes se encuentren. Abandonen por un momento
sus concepciones limitantes sobre tiempo, sobre espacio, sobre ser, sobre no
ser y simplemente disfruten, disfruten de sí mismos como un baile luminoso de
frecuencias cristalinas. Aah!
Todas somos olas en un
mismo lago, agitadas por el viento, sostenidas por la tierra, calentadas por el
gran disco de la Vida ígnea. Aah!
Somos todas olas de este
lago, cristalinas. Aah!
Todos somos olas de este
lago, permeados por el espacio, simples destellos en el Éter inconmensurable
que es el espacio de la propia conciencia. Aah!
Nosotros estamos muy
felices de este contacto. Estamos muy alegres por poder, como olas, compartir
este círculo con ustedes. Como olas debemos saber danzar al sabor de los
vientos que nos tocan, pero hay una base en común. No importa que algunas olas
se eleven más alto, no importa que otras olas estén lejos de la playa, al mismo
tiempo que otras, en este mismo momento, en la playa se rompen y retornan al
mar. Mar, lago, océano o río, no importa la extensión y el movimiento, somos
Agua!
Somos el agua que fluye de
la fuente hacia la fuente. Somos agua que corre desde lo alto de las montañas
al útero de la tierra. Somos agua que se eleva a los cielos movida por el ardor
del fuego, para entonces volver a la tierra seca como bendición. Somos olas
destinadas a la muerte como un gran sacrificio, porque la ola debe
transformarse en un puñado de neblina y entonces alimentar y nutrir la pequeña
semilla que un día será árbol, que absorberá agua, que la devolverá a la
fuente, para entonces reiniciar el ciclo.
Somos agua de varias
formas: agua sólida, agua líquida, agua gaseosa, agua en un estado aún más
sutil, un estado para el cual las palabras empiezan a faltar. Pero además de
esos cuatro movimientos, somos agua que es conciencia. Somos agua en la
conciencia que desea forma. Somos agua en la conciencia que genera la forma.
Somos agua en la conciencia que anima la forma. Somos aguas flexibles, somos
aguas maleables, somos agua que nutre, somos agua que impulsa el desarrollo,
somos agua que se sacrifica para generar la vida.
Es con un poco de poesía,
tal vez, que yo comienzo esta enseñanza. Sin embargo, ¿cómo tocar el plano más
allá de la superficie del agua sin danzar, sin transformarse, sin ser flexible,
sin abandonar caminos otrora recorridos? Somos agua... Somos también agua.
Me fue pedido transmitirles
algunas palabras acerca de la alquimia del agua. La alquimia del agua se
procesa en todos los seres, de varias formas. Para la conciencia, es el deseo
de asumir forma. Para la conciencia también, es la base de la ecuanimidad. Esta
ecuanimidad es lo que permite que el agua asuma tan distintas formas sin
apegarse a ninguna de ellas, sin combatir a ninguna de ellas. El agua, en su
alquimia, debe sanar el conflicto. El conflicto es lo que surge en la
experiencia onírica de la conciencia - sí, onírica! - por la distorsión de la
sabiduría del agua.
Las Llaves de la Alquimia
Ascensional componen un proceso que busca facilitar e impulsar el reequilibrio
de los elementos en la constitución humana, para su forma física o sutil, para
su conciencia, de modo a facilitar el paso del estado fragmentado
hacia el estado integral. El objetivo de estas enseñanzas, toda nuestra acción
conjunta a lo largo de los tiempos junto a ustedes, se trata de impulsar al
agua de un estado fragmentado hacia el estado integrado.
Sepan, esa transición no es
la muerte de alguna cosa, comprendiendo muerte como el fin
definitivo. ¡Jamás en el universo se oyó hablar de un fin definitivo! Y miren
que algunos eslabones de este Círculo pueden reclamar para sí una memoria muy,
muy antigua, respecto de los movimientos de las olas en este gran lago, que es
este universo.
En cuanto a eso aquieten su
corazón, ningún fin es definitivo. Toda partida es la promesa del reencuentro.
Todo adiós es la certeza de un hola. Todo aquel que se va debe retornar y quien
regresa debe partir.
Esto también nos enseña el
agua: a fluir con ligereza, a recorrer nuestro curso con flexibilidad, sin
dejar de ser lo que somos, aunque adaptándonos a las circunstancias.
Incluso cuando el agua es
sólida no pierde su calidad intrínseca de humedad. Incluso la conciencia
fragmentada, componiendo lo que son llamados seres olvidados o ignorantes, no
pierde su calidad innata de amplitud, vastedad, sabiduría e intrínseca
perfección.
Pero el aspecto del
conflicto de esta alquimia del agua que me gustaría tratar con ustedes hoy, no
es tanto el conflicto horizontal. Sí, el conflicto horizontal es también un
resultado de la distorsión de la alquimia del agua en su constitución y
conciencia. Las luchas, las guerras, las discusiones entre seres humanos, de
los seres humanos con las situaciones de su vida - pasadas, presentes o
futuras. Estos conflictos horizontales también son el resultado de la
distorsión del agua. Si bien a mí me gustaría tratar de un conflicto más
fundamental, el conflicto entre las órdenes de vida, entre las formas que el
agua asume en su curso. Ahora es agua, es hielo, o ella es río a fluir, o es
neblina llevada por el viento, nube! Hay armonía entre estos estados, es
posible la paz entre las diversas expresiones de la vida. Para ello hay que dar
un paso hacia dentro y reconocer la Vida en todo.
Como seres humanos, su
percepción tiende a estar limitada por referenciales muy mezquinos. Esto no es
diferente para nadie. Todos los seres ignorantes, no importa la amplitud de sus
cuerpos, la extensión de su experiencia, son al final limitados por la
mezquindad de una visión fragmentada. No importa que el fragmento tenga el
tamaño de un sistema solar, esto no se compara con la Vida.
Por la adhesión de la
conciencia a una porción tan pequeña de sí misma, ella pasa a trabar conflictos
que son horizontales, o sea, con aquellos elementos que están dentro de su
orden de percepción, pero conflictos a veces completamente ignorados,
conflictos que se traban con las órdenes de vida que están fuera de su
capacidad de percepción. Esto porque la raíz del orgullo humano, la raíz de la
arrogancia humana está en creerse el elemento más precioso de su orden de
percepción.
No voy a hablar aquí de
devas, no voy a hablar de animales, de fantasmas o de seres infernales. Voy a
hablar aquí de seres humanos, como ustedes son, y como los conocen. Todas las
formas de vida que ustedes perciben son expresión de la misma agua, están
dotadas de la misma conciencia pura, son exhibiciones mágicas del mismo Fuego
misterioso y divino. Y, sin embargo, al adherir a la forma que ustedes asumen,
esta forma humana, inmediatamente se atribuye a ese estado una gran importancia
en el orden de las cosas. Y no es que no tenga importancia, es sólo que esa
importancia no es mayor que la de cualquier otra forma de vida.
Existen seres mucho más
grandes que ustedes, cuyo hábitat de vida es este planeta. Hay seres que
caminan entre planetas como ustedes caminan entre casas. Hay seres para los
cuales ustedes, seres humanos en la superficie de esta Tierra, son tan pequeños
y sin interés como son las hormigas para ustedes.
¿Al recorrer su camino
diario cuántas hormigas saludan? ¿De cuántas de ellas saben su nombre, sus
sueños, sus desesperaciones y las amarguras del día a día? ¿Cuántas madres?
¿Cuántos padres? ¿Cuántos hermanos, esos pequeños insectos con los que se
cruzan durante el día, ustedes simplemente desconocen e ignoran? Y, sin
embargo, con cuánta frecuencia vemos a la humanidad reclamar para sí la
atención de Dios como si fuera ella el único elemento del cual la Gran
Inteligencia debe ocuparse y preocuparse. Así como se necesitan corrientes muy
fuertes de compasión y vientos kármicos favorables para voltear el corazón
humano a ocuparse de las pequeñas hormigas, de la misma forma es necesario
vientos fuertes y una intensa y acumulada compasión para mover el corazón de
seres dévicos, a veces incomprensibles en su propia extensión de experiencia
para la humanidad, y atraer su atención.
¡Mis pequeños hermanos, mis
pequeñas hermanas, tan vasta es la vida, tan diversa y tan poco de ella
conocen! ¿Cuántos desastres, cuántos dolores inexplicados asolan a la
humanidad, sin que ella pueda dar una respuesta coherente y satisfactoria? Yo
no me arrogo la responsabilidad de traerles una respuesta, sino simplemente de
señalarles una vía de contemplación, y quien sabe con ello justificar las
enseñanzas morales de sus tradiciones espirituales de tiempos inmemorables
hasta el día de hoy.
Cuando la vida es
comprendida como una tela inconmensurable, en la que cada punto no puede ser
afectado sin que toda la tela lo sea en alguna medida, comprenderán el valor de
cultivar la virtud y la compasión. Por minúsculo que sea el punto de esta
malla, él es completamente importante, porque si él se rompe toda la malla se
deshace.
Nada, nadie es excluido de
la misericordia divina. Nada, ni nadie, es excluido de la atención personal del
misterio del Misterio, porque cada punto, cada ser, cada expresión es animada
por el Fuego misterioso de la pura y vasta conciencia.
Como seres humanos que
aspiran a expandir su diapasón de percepción y de interacción con la vida,
ustedes necesitan atender los códigos de comportamiento y de interacción entre
esos diferentes planos. Todo lo que entra en su campo de percepción es atraído
y determinado grandemente por la calidad de los impulsos emitidos en el
presente y en el pasado. Nada, ni nadie está dentro de su campo de percepción
sin que una conexión más o menos fuerte lo haya atraído hasta ahí. Ni siquiera
el viento sopla con fuerza y destecha su casa sin que una conexión con los
devas del viento no haya sido establecida en otro momento. Porque sepan que
este viento es el movimiento del aire creado por la pasada de un gigante. ¿Y cuántas
casitas de pequeños seres ustedes deshacen cada día caminando tan desatentos?
Yo no quiero con ello
llenar su corazón de preocupaciones que pueden parecer innecesarias, pero me
gustaría verlos un poco más atentos a lo sagrado de la vida que a todo
impregna. Me gustaría verles menos auto centrados, menos preocupados consigo y
con su propio bienestar; más sensibles al dolor y a la belleza que los rodea
continuamente, compartidas por incontables seres en tantas formas diversas que
el agua toma y que concede a la conciencia como parque de expresión. Es un
parque, donde un placer temporal puede ser experimentado, pero en que cada
juguete es también potencial de lágrimas y de heridas en el cuerpo.
Pequeñas hermanas, pequeños
hermanos míos, rectificar la alquimia del agua es despertar a la diversidad de
la vida, es romper los muros del prejuicio, estos muros que limitan la
comprensión de vida en las formas que les son semejantes. ¡Todo es vivo! Todas
las formas son formas del agua y son parques de juegos de la conciencia.
Para purificar el conflicto
establecido entre órdenes de vida, las grandes y las pequeñas - tomando a
ustedes como referencia – es necesario purificar la relación con su
entorno, hay que restablecer el sentido de lo sagrado, hay que sanar el
conflicto. Para ello, entonces, yo los oriento como forma de práctica, durante
los días que seguirán después de nuestra conversación, a llevar su conciencia
hacia el punto del agua en su cuerpo, en este mandala, en el pentagrama de las
frecuencias cristalinas. Ese punto que está en su cuerpo situado en la región
del abdomen, del lado izquierdo, debajo de la costilla. Este punto ligado a las
dinámicas de la frecuencia cristalina del agua es hacia donde debe ir su
atención. Es el punto donde la rigidez de la tierra se transforma en impulso
del embate y del conflicto, porque de la perturbación del agua surge la pérdida
de flexibilidad, es la pérdida de maleabilidad tan propia del agua,
de esa capacidad de adaptación, de transformación, de esa capacidad de dulzura
y de envolver cada obstáculo.
Lleven su atención a este
punto en su cuerpo, ese punto del pentagrama. Invoquen las frecuencias
cristalinas porque la naturaleza real de su forma es pura Luz. En las
profundidades de su ser, los elementos jamás fueron perturbados y permanecen
siendo el resplandor, la luminosidad de la sabiduría primordial. Aquí y ahora,
nunca, nunca nadie se alejó de la perfección. Aquí y ahora sólo la percepción
ignora la perfección y se pierde continuamente en el baile de las formas por la
fuerza de la ignorancia y de la identificación. Pero aquí y ahora su naturaleza
es pura, pura, puro éxtasis, pura sabiduría y amplitud.
Invoquen de su naturaleza
este Fuego, invoquen de su naturaleza esta Luz, esta frecuencia cristalina, entonces
dejen que ella brote, que ella fluya, saliendo de sus poros, que se derrame
hacia los lados, hacia arriba y hacia abajo y dediquen esta frecuencia
cristalina húmeda, nutritiva, como una ofrenda de reconciliación y de
pacificación para todas las formas de vida, aquellas que ustedes logran
percibir y aquellas que les pasan desapercibidas.
Al curar el conflicto,
grandemente ignorado por ustedes, con las formas de vida que se encuentran en
planos distintos, en estados distintos de consciencias, ustedes permiten que lo
sagrado recobre su posición en su perfección y entonces sea percibido
conscientemente en la realidad horizontal por la cual ustedes continuamente
pasean en la duración de una encarnación.
Recubren el sentido de lo
sagrado, reconcíliense con la vida en sus diversas formas, abandonen la
soberbia y la prepotencia, reconózcanse más allá de la forma, pero reconozcan
la posición ocupada por la forma, relativa a su importancia, importante en su
relatividad.
Mi invitación es para
sensibilizar su corazón. Mi invitación es para que su corazón se abra, acoja y
deje correr, deje fluir la belleza inherente a su naturaleza. A través de este
pequeño ejercicio, deseo que ustedes restablezcan el sentido de lo sagrado en
sus vidas.
Las aguas de Neptuno los
bañan siempre que ustedes me oigan y cuando no me oyeran, que siempre su
corazón recuerde un planeta que es tan azul como el suyo. ¡Queden en paz!
Mensaje canalizado por
Shylton Días.
Transcripción hecha por colaboradores del Portal Aranduh - portalaranduh.blogspot.com
Transcripción hecha por colaboradores del Portal Aranduh - portalaranduh.blogspot.com
Traducción: H. N.