Audio
Bueno, Bidi está con vosotros y os saluda. Antes de
intercambiar, acojámonos en el silencio.
…Silencio…
Ahora, podemos comenzar; te escucho.
Pregunta: Acoger, ¿es dejar que la Vida se viva en mí?
Desde el instante en que acoges, el sentido más amplio
del término, se vive necesariamente la vida. Tú eres la Vida, y no tu vida,
sales de la historia. La Aceptación es un estado de recepción sin condiciones,
de todo lo que aparece, de todo lo que desaparece, con el mismo equilibrio, y
que te lleva de una manera intensa o rápida, a constatar y darte cuenta de la
situación del ser en que te encuentras.
Y eso, no representa esfuerzo, ni voluntad, ni deseo, es algo que se
produce desde el instante en que detienes, como os he dicho, cualquier proceso
de proyección.
Eso permite instalar evidentemente, el “santo de los
santos”, ahí donde nada pasa, ahí donde nada aparece ni desaparece, ahí donde
todo es inmutable, haciendo que te unas al centro de la rueda que observa todos
los movimientos, participando en todos los movimientos y, sin embargo, no eres
el movimiento. Diría que es un estado especial de la conciencia que no juega,
pero que permanece ahí y observa el juego, sea cual sea su poder. Esta
observación del juego es la que deja ir lo que no es eterno y, de algún modo,
magnifica tu Presencia que linda con la Ausencia. Es salir del juego, no por un
movimiento, no por una huida o una negación, sino justamente por la inmovilidad
de la Aceptación.
Esta inmovilidad de la Aceptación, no concierne a los
movimientos de vuestro cuerpo ni de vuestro mental, sino sobre todo al cese del
juego, al cese de la apropiación o de la proyección y, obviamente, en la
Aceptación te das cuenta que no eres tu vida limitada, sino que tú eres la
Vida, aquí como en cualquier parte, como en todas partes. Es pasar de la
periferia al centro, del movimiento de la conciencia a su fijeza y, eso,
independientemente de tu vida. Esta unión al centro, en medio, que permite
todos los movimientos armoniosos alrededor de este centro. En un segundo
momento, el mismo centro desaparecerá y eso te hará descubrir que ya no eres el
centro de la rueda, sino que eres anterior a todo movimiento, a todo espacio y
a todo tiempo. Ahí se instala el éxtasis, la felicidad, la plenitud, un estado
de reposo, de silencio, donde nada de lo relativo a la persona, aparece. La
Vida se despliega, no ya en el centro de la persona, sino en el “santo de los
santos”.
Ten en cuenta que nunca será cuestión de esfuerzo ni de
trabajo. Es justamente la detención de todo esfuerzo y de todo trabajo lo que
permite que brote, lo que siempre ha estado ahí y que estaba enmascarado por tu
punto de vista y por tu conciencia ordinaria, por el movimiento de la vida, de
tu vida. Reemplazando el movimiento de tu vida por el movimiento de la Vida,
notas entonces su impecabilidad, su inmutabilidad, su persistencia y, sobre
todo, que dentro de lo efímero que tienes que vivir, la Paz, la Alegría y el
Silencio, son los elementos que dominan. Independientemente de lo que sucede
sobre la pantalla de tu vida ordinaria, ésta se sublima por la Vida y, por
tanto, por el Amor, porque toda vida es Amor. Ninguna vida, incluso la de la
Tierra, es posible sin Amor.
El Amor, es de alguna manera, el combustible de la vida,
de la experiencia, de la conciencia. Se refleja en la Luz, no la que veis, sino
la que se vive. En ese momento podrás constatar que ningún elemento que
sobresalga, puede borrar o disminuir la Vida que eres, haciendo posible en cada
ocasión, en cada mirada, en cada palabra, estar disponible para la Verdad, la
Verdadera, la verídica, al observar entonces que lo que es natural no depende
de la voluntad, de una decisión, de una organización o de un vínculo.
Y así, en ese momento vives y te sientes como la vida, es
decir, libre, cualesquiera que sean los límites y las contingencias inherentes
a este cuerpo y a este mundo. Sin embargo, en vuestra lengua occidental, la
palabra “Aceptación”, es fundamental porque si hay Aceptación, por supuesto sin
condiciones y sin restricciones, la Vida vive en ti, entonces, realmente la
Paz, el Silencio, la liviandad de la Alegría, del Éxtasis, se vuelven
permanentes incluso en este mundo efímero. Nada puede destruir, ocultar o
disminuir lo que has encontrado, al provocarte una sonrisa lo que estaba
presente antes de reencontrarte y sonreír también cuando sucede cualquier
acontecimiento; sonreír a la Vida sin importar lo que llamáis “encierro”.
Constatar vuestra condición efímera en este mundo, sin
recurrir a ninguna elucubración relativa al pasado, al karma, a la persona, a
las religiones, a los movimientos espirituales, dejando que todo pase y
desaparezca. Solo queda la joya que eres. Y recuerda que eso no es exclusivo
sino inclusivo. Así como la persona, la historia, son exclusivas, el Amor, el
santo de los santos, son inclusivos, llegando a magnificar cualquier forma de
resistencia, de sufrimiento o de negación de lo que es la vida.
Ahora, no estáis ya sujetos a las creencias, a los
pensamientos, a los egregores, a los movimientos, a las religiones. Habéis
recuperado vuestra verdadera autonomía y, ahí también, el marcador es la
Alegría perpetua, la Paz permanente. Esta Alegría sin objeto, sin propósito,
sin reacción, es el mejor testimonio de vuestro estado natural. No hay nada que
añadir, sino dejar ir todo lo que se ha agregado desde que tomasteis conciencia
de que sois un individuo a la edad de cuatro años.
Todo lo que se ha acumulado, como penas efímeras,
alegrías, todo lo que se ha aprendido, todo lo que se ha amado
condicionalmente, en cierto modo, es evacuado. Siempre hay una especie de
recuerdos, de memoria, pero ese tipo de recuerdo y de memoria no puede alterar,
de ninguna manera, lo natural que habéis reencontrado. Así es como se detiene
toda búsqueda, así es como eres realmente la Vida y no la vida exclusiva;
ingresas en la inclusividad.
La primera etapa es “neti-neti”, ni esto ni aquello,
hasta que descubras que también es esto y aquello, pero que eso no puede, en
ningún caso, perturbar, alterar, desviar o disminuir, lo que eres. Si lo que
eres más allá de este mundo, se refleja y lo encuentras, entonces, incluso ese
sentimiento de ser el famoso «Yo soy Uno», desaparece desde el instante en que
no retienes nada, desde el momento en que aceptas que incluso el “Yo soy Uno”,
no es más que una proyección de la conciencia, desde el santo de los santos.
Entonces te darás cuenta que nada puede venir a quebrantar, a modificar la
tranquilidad y la Paz, dejando curso libre a la iluminación de eso, a la
radiación de eso, es decir, al Amor y a la Luz verdadera, no la que ilumina la
forma, la que ilumina la sociedad, la que ilumina los días porque en ese
momento, el día es permanente, ya no hay alternancias, ya no hay oscilaciones;
todo permanece estable, en equilibrio dinámico por la acción de la Inteligencia
de la Luz y por la acción de la Gracia.
El personaje, la historia, la persona, son accesorios y,
de hecho, es un accesorio de la manifestación de la conciencia en este mundo,
pero este mundo no puede alterar, no puede distorsionar, no se puede implicar.
Ya no tienes necesidad de resistir, de oponerte, de enfrentarte al mundo, a tu
historia, sino dejar transcurrir tu vida y la vida transcurre así hasta tu
último aliento. Eso te permitirá, llegado el momento de la muerte o el que os
han anunciado los Ancianos, el duelo que ya no será un duelo sino una
liberación, el sentimiento de pérdida será colmado más allá de toda medida por
la Verdad y lo Verdadero, por ese estado natural.
Os he dicho también que la ligereza será omnipresente, en
cualquier palabra pronunciada, en cualquier reunión que se establezca, en
cualquier relación que se viva. Todo lo que haga el lado contrariado de la
persona a través de la sucesión de los acontecimientos felices o desgraciados,
comunes de toda vida, no dejarán ninguna marca, ninguna cicatriz, ni permitirán
ninguna desviación de ese estado natural.
También debemos recordar que cuando encontráis, lo que
siempre ha sido, hay un cambio radical, como lo experimenté yo con la rueda y
su centro, y eso se vive a cada minuto, a cada acción, cada noche, cada mañana,
hay permanencia en lo efímero. La permanencia de la persona, de su estado de
ánimo, de su actividad, de sus pensamientos que cambia totalmente sin esfuerzo,
sin entenderlo, sin buscarlo, sin reclamarlo. Así es la majestad de Brahman en
encarnación. Y así, la pantalla de vuestra escena de teatro se ilumina como
nunca, haciéndoos ver a través de las palabras, a través de los actos de cada
uno como de todo el mundo, y eso no puede confundirse con otra cosa, ni incluso
con el Sí.
Recordad que os reencontráis. Al encontraros, comprobáis
inmediatamente que eso no puede desaparecer, no puede ocultarse de nuevo. En
ese sentido, esta Aceptación es solo una restitución de vuestra integridad, no
la de la persona a través de la moralidad, sino la integridad de vuestra
eternidad. En ese momento vivís íntimamente que estáis en el origen del mundo,
en el origen de toda conciencia, de toda forma, de toda dimensión y que habéis
sido traicionados por la distinción de las formas. Entonces, veis este mundo
como un sueño colectivo, sin ninguna sustancia. A pesar de su densidad, a pesar
del encierro, es irreal, y aquí no se trata solamente de un punto de vista de
la conciencia sino de la realidad de la conciencia, anterior a cualquier forma,
lo que os lleva a la anterioridad de la conciencia o a la fuente de la
conciencia. Y allí, vosotros sois los que sabéis, porque sois la Verdad.
Por otra parte, veis también que todo lo que era antes,
es falso, y que todo lo que era antes, tenía su propia dinámica de sufrimiento,
de sentimiento de pérdida, de alternancia de alegría y tristeza que son comunes
a toda vida en este mundo. Es imposible que os engañéis porque recordad que
encontráis lo que habéis sido siempre y veis a vuestro personaje y a vuestra
vida que son algo que está en el orden de los sueños, que no es tangible y que
sin embargo no es ilusorio. Es real, pero esa realidad aparece y desaparece, se
le llama realidad, pero no podrá nunca satisfaceros, es imposible, porque
carece de lo esencial: reencontraros.
Debido a las circunstancias temporales de este mundo, la
Aceptación se vuelve cada vez más fácil, a condición de no poner delante o
detrás, ninguna suposición, ningún objetivo, ningún deseo, ninguna barrera. La
Acogida es, por tanto, sin condiciones y os hará ver que no tenéis nada que
detener, nada que creer y, en definitiva, dejáis que se desarrolle la
experiencia, pero no sois esa experiencia y comprobaréis que esa experiencia de
la vida que sucede en la persona, es cada vez más ligera. La vida de la persona
se calma sin explicación, sin causalidad; en realidad os habéis encontrado en
todos los sentidos del término.
Es el momento en que la Vida, como has planteado como
pregunta, tiene prioridad sobre tu vida. Y cuando la Vida tiene prioridad sobre
tu vida, te vuelves “viviente”, la muerte no tiene ninguna influencia sobre ti,
el mundo no tiene ninguna influencia o presión sobre ti, ningún vínculo
permanece, solo queda la libertad del Amor libremente consentido, libremente
emanado, libremente vivido. No hay ninguna reducción ni amplificación de este
Amor; es igual, se distribuye de manera natural como el sol lo hace, sin
distinción de hombre, mujer, estatus social. La Luz es la misma para los
malvados y para el santo; solo el uso de ella es diferente.
Abordemos la segunda pregunta.
Pregunta: ¿En qué momento nace el cuerpo de Êtreté?
La pregunta no especifica si es lo que pudiera llamarse
“el comienzo” que nunca ha tenido lugar. En ese caso, el cuerpo de Êtreté es
único; sea cual sea la conciencia, sea cual sea la dimensión, es un vehículo
universal. No hay ninguna diferencia en la estructura misma del cuerpo de
Êtreté, solo hay coloraciones que son tomadas por ese cuerpo de Êtreté
dependiendo del marco en que entra en manifestación. El vehículo nunca será
vosotros; un vehículo es un medio de transporte que no se hace solo en el
tiempo y en el espacio, sino que se realiza, sobre todo, más allá del tiempo y
del espacio, de experiencia en experiencia, pero no sois propietarios de las
experiencias, sean las que sean, incluso en este mundo. Sois la suma de todas
las experiencias. Eso no lo puede concebir vuestra cabeza, eso solo puede ser
comprobado en el corazón.
No tenéis necesidad de morir para eso, no tenéis
necesidad de volver a nacer más, sino que como se os ha dicho, volveros como un
niño, es encontrar la inocencia de antes de los cuatro años, antes que el
conocimiento parental de la educación, de la sociedad, haga su obra de
división. Por eso os he dicho que remontéis vuestros recuerdos no para elucidar
o resolver algo, sino para encontrar lo que erais antes de que la
individualidad os atrapase. Esto no es un retorno al pasado de vuestra
historia, sino una forma de retorno a la evidencia.
En resumen, sea cual sea la dimensión, sea cual sea el
marco de expresión de la conciencia, no hay más que un cuerpo de Êtreté. Todo
es Uno. Independientemente de la multiplicidad aparente de las dimensiones y de
las formas, no hay ningún aspecto fragmentario o parcelario. Estando en el
centro de la rueda, también estáis en la rueda completa de la manifestación,
pero sois anteriores a toda manifestación, a toda conciencia. El hecho de
encontrar esto que, aquí en este mundo, os libera, os hace vivir la Alegría,
ese estado natural que es vuestra naturaleza, vuestra esencia, en cada uno de
nosotros, estemos donde estemos, sea cual sea la apelación de la forma. Ya
seáis María, Arcángel, Bidi o el peor de los asesinos, eso no cambia nada. Eso
no es un concepto, eso no es algo que haga falta creer o adherirse, sino que es
vivido. Cuando se vive, no hay espacio posible para la fragmentación, para la
idea de ser una persona, para la idea de tener una familia, un marido o una
mujer. Veis realmente los juegos de la conciencia, pero estando liberados, no
necesitáis la conciencia porque sois la fuente de la conciencia, la fuente del
cuerpo de Êtreté e incluso, por delante de esa fuente.
La Aceptación, hoy, permite lo que antes consiguió en
algunos de vosotros, la refutación, la Onda de Vida, el Sharam Amrita de
comienzos del año 2012. Las circunstancias son diferentes. La nueva
concienciación del cuerpo de Êtreté, sobre la que muchos de vosotros habéis
trabajado, ha hecho posible la presencia del cuerpo de Êtreté, idéntico para
cada uno, para la totalidad de las conciencias de la Tierra. Esta Aceptación
permite a partir de ahora, no necesitar ya tomarse ningún trabajo; el
observador está cada vez más presente. El observador es también un espectador y
no un actor, que os lleva a ver, como os dije hace unos años, a constatar, que
no hay ni actor, ni espectador, ni teatro, que estáis por encima de eso, aunque
juguéis ese juego. No hay duda posible porque eso es vivido, no pensado o
conceptualizado. Ningún concepto puede conduciros a la Libertad. Mientras haya
definición dentro de una forma, dentro de una dimensión, hay juego, pero la
diferencia de la libre expresión de la conciencia con la expresión de la
conciencia de este mundo, se debe al olvido.
Desde el momento en que el individuo aparece en este
mundo, lo que sucede, os recuerdo, unos años después de la aparición del bebé,
como decís en vuestra lengua, está arruinado, está atrapado; cumplís con lo que
el sueño común os pide y tomáis el sueño por la realidad al imponeros unos
objetivos. Tanto si son amorosos como si son espirituales, no hay ningún
cambio; el objetivo es siempre una proyección. Solo cuando los objetivos son
erradicados porque son vistos por lo que son, os reencontráis y sois libres,
con los marcadores de los que os he hablado: la Alegría, la Paz y la
permanencia de vuestro estado de ánimo. No necesitáis ninguna referencia, ni
incluso un modelo; necesitáis despojaros de todos los atributos de la forma, de
todos los atributos de la sociedad, pero recordad que no tenéis que huir de
nada. El error sería creer que tenéis que uniros a un movimiento, a un grupo, a
una religión, escuchar a alguien. No hay maestro, no hay superior, no hay
jerarquía; todo eso son tonterías muy adictivas en todas las espiritualidades,
en este momento.
¿Qué queda hoy incluso del Advaita Vedanta? Releed
Shankara, si eso os interesa. Sumergíos en los escritos más antiguos,
traducidos por un personaje reciente, pero quiero hablar de los padres del
Advaita Vedanta. Donde quiera que estén situadas esas lecturas, en Cachemira,
en la India antigua, en el budismo primordial, en el Taoísmo, en las palabras
de Cristo, y no en las palabras de la religión, estas han expresado, cada una a
su forma, la Verdad; pero hablar de la Verdad no os hará nunca verdaderos.
Seguir un culto, un ídolo, un maestro, os encierra. No debéis creer nada de la
historia, no creer nada sobre vosotros mismos. Aceptar no saber nada de lo que
sois en verdad, es la única forma de encontraros hoy. No podéis apoyaros sobre
nada, ni incluso, sobre vuestra persona, sobre vuestros afectos y, todavía
menos, sobre proyecciones. Manteneos presentes en vosotros mismos
independientemente de lo que debáis dirigir o creáis que debéis dirigir en este
mundo y eso se hará de forma natural.
Dicho con otras palabras, lo que se produce sobre la
pantalla de este mundo, en tanto que persona, no concierne en nada a lo que
sois en verdad y estáis atrapados desde que creéis en la historia, sea cual
sea, en los personajes que sean, vosotros u otros. Por eso la Verdad no se
puede decir, sólo puede experimentarse y vivirse en el silencio más completo,
despojado de toda referencia, de todo propósito, de todo objeto, de cualquier
punto de comparación. Atreverse a descubrir la nada del ego es descubrir el
Todo, libre de conceptos, libre de ideas, libre de todo ese desorden espiritual
que bloquea el camino y la vista de manera mucho más fuerte que las
convenciones sociales o morales.
Lo que quiero decir con esto es que hoy no necesitáis la
espiritualidad; vosotros sois el Espíritu y sois anteriores al primer Espíritu,
anteriores al cuerpo de Êtreté. Eso basta. Experimentad eso y todo lo demás os
será abierto aquí como en otros lugares. No os dejéis retener por nada, lo que
no significa que suprimáis los vínculos por cualquier acto, ni os independicéis
de la sociedad; eso significa, que estéis dentro plenamente, sin rechazar nada
de vuestra vida. Tanto si se trata del marido, de la mujer, de los hijos o de
las contrariedades de cualquier tipo, dejadlo vivir, no os concierne. Si os
sentís afectados, estáis atrapados en la historia, en el escenario, en un
futuro. Pero vosotros sois perfectos, en este instante. No os apoyéis en nada,
en ningún modelo; estad en la inocencia, la del niño.
Os he dicho, y os lo vuelvo a repetir hoy, cuando estaba
encarnado como vosotros, que mis palabras no podían fallar, pero el peso de los
condicionamientos es tal -no sólo en Occidente, es también en Oriente allí
donde vivía-, el peso de la Historia, de las adhesiones múltiples a una fe, a
cualquier cosa, lo que os impide ser libres. En el instante presente, no hay ni
mañana ni ayer, entonces, ¿cómo queréis encontrar el instante presente si
hacéis referencia a ayer o, a mañana?, ¿o depender de las experiencias de otras
personas? Debéis liberaros, pero cuando digo que “debéis”, eso no es un trabajo
o un esfuerzo, es un alivio y, por supuesto, el miedo a menudo oculto, os
mantiene encerrados, el miedo a lo que se diga, el miedo a perder, el miedo a
no controlar, a no administrar, a no poder hacer frente.
El Liberado, y he hablado de la Paz en su naturaleza, en
su estado natural, muestra también una despreocupación, porque la mente ya no
puede venir a invadir lo que es el orden del Espíritu. El mental sirve para
trabajar en este mundo, pero no para encontrar lo que sois, el reencuentro. El
mental no es vuestro enemigo, es vuestro aliado en este mundo. El peso que le
dais, por los pensamientos, por las creencias, es lo que lo hace tan odioso,
pero lo veis cada vez con más facilidad, independientemente de vuestro
posicionamiento. Así que hay una forma de relajación de la identificación al
mental, así como la identificación al cuerpo, es un mecanismo global que es
coyuntural, pero vosotros no dependéis de ninguna coyuntura. Lo que quiero
decir es que esto nunca ha sido tan fácil como hoy.
Además, cuando sois libres, solo podéis sonreír con
indulgencia al personaje que erais en el momento anterior. No hay mejor prueba.
Encontrar ese estado natural es una evidencia tal, que no puede surgir en el
interior de la conciencia, ninguna duda, ninguna cuestión, nada puede venir a
perturbar eso. Si estáis perturbados, es que habéis hecho la experiencia, pero
no os habéis encontrado; sólo os habéis visto o percibido.
Querría sobre todo que os mantuvierais presentes en
vosotros, que no se requiere ningún esfuerzo para administrar vuestra vida en
este mundo, para hacer frente a las obligaciones, pero no mezcléis eso con el
Espíritu. El simple hecho de querer poner el Espíritu en todas partes, en todas
vuestras actividades cotidianas, no sirve de nada, porque vais a realimentar a
vuestro mental. En cierto modo, no es necesario separar las cosas, ya que todo
es Uno, pero sí ver lo que es del orden de lo efímero y lo que es del orden de
la Verdad. Nada de lo que es efímero puede tener relación con la Verdad porque
la verdad de un día no es la verdad de mañana. Conocemos todos eso a través de
nuestros afectos: yo te amo, yo me caso / yo no te amo, yo me divorcio. Y, de
todas formas, incluso el amor más romántico, el más perfecto e ideal en la
Tierra, se terminará necesariamente en el instante de vuestro último aliento.
Vivid lo que la Vida os propone, lo que os ofrece, pero
no os aferréis a nada. Además, se os ha dicho -me parece que no hace mucho
tiempo-, que todo lo que debe llegar, llegará, hagáis lo que hagáis, y lo más
cierto en este mundo, es la muerte de la historia a través de la muerte del
cuerpo, ese saco de comida que es solo carne y que por tanto os sirve para
manifestaros y estáis en él. Pero no os volváis idólatras, el templo es una
construcción. Lo que es importante no es la apariencia del templo, sino lo que
hay en el interior, por supuesto.
No tenéis nada que venerar, no os tenéis que someter a
nada, ni a los conceptos, ni a los preceptos, ni a ninguna historia. Desde
luego, hay y ha habido modelos, os lo he dicho, pero como sabéis, en un momento
dado el modelo debe ser eliminado. El modelo os permite copiar, acercaros, no
importa el modelo que hayáis elegido, pero vosotros no sois el modelo. Llegado
un momento, debéis hacer el duelo de todas vuestras ilusiones, de todo lo
pasajero y eso se hace de forma natural, cuando os encontráis, porque nada más
puede subsistir que la verdadera Alegría sin objeto, esa serenidad, ese
éxtasis. Repito, eso son palabras que se encuentran en todas las culturas y en
todas las lenguas, con sinónimos, equivalencias, pero toda palabra que es
pronunciada sin ser vivida, no sirve de nada, es una palabra, no es el Verbo.
Sigamos si quieres.
Pregunta: Le agradezco que me haya hecho entender que la
fuente de la conciencia está en el Corazón del Corazón. Gracias a eso, he
logrado conectar con el Corazón del Corazón y vivir la Alegría.
Te agradezco este testimonio y como os decía hoy, en este
momento de la Tierra, es mucho más fácil, a pesar de las apariencias y las
limitaciones externas del final del Kali Yuga, encontrar vuestra verdadera edad
de oro. Eso está en vosotros y no en la transformación de Kali Yuga en una edad
de oro. Esos son sueños, sueños del ego, sueños del alma, pero esa no es la
verdad del Espíritu. No tenéis nada que mejorar, no tenéis nada que
evolucionar, solo tenéis juegos que interpretar, experiencias, el juego por el
juego.
Recordad que, en las otras dimensiones, no hay reglas,
solo hay una ley, como se os ha explicado, depende de vosotros vivirla, la ley
de Uno, la ley de Gracia, la ley del Amor; es la misma ley. Todo lo demás no es
necesario, ni útil ni incluso deseable, el Amor lo hace todo. El Kali Yuga, la
edad de la sombra, es la edad en la que se ha olvidado el Espíritu
colectivamente. Poco importan las fuerzas que han actuado para realizar eso; no
tiene ninguna importancia porque eso forma parte del juego. Lo que llamamos hoy
sufrimiento, aunque fuera el más intolerable, desaparecerá en el momento de la
muerte. El Amor no desaparecerá nunca, no puede desaparecer. Sin Amor, no hay
vida; sin Espíritu no hay vida, aunque el Espíritu esté enrarecido, es un
mecanismo del olvido, repito una vez más, sean las causas que sean. La misma
causa es un juego.
Los llamados “pueblos primitivos”, llaman a la vida en
este mundo “un sueño”. De hecho, es un sueño y, diría incluso en Kali Yuga, una
pesadilla. Sin embargo, es en esa pesadilla donde se encuentra la vida real,
porque la pesadilla crea las condiciones del despertar. El miedo también
conduce al Amor, lo queráis o no, y cuando el Comendador decía “el miedo o el
Amor”, si estáis en el miedo, eso quiere decir que el Amor llama a vuestra
puerta todavía más fuerte. Cuando os cansáis de tener miedo, cuando os cansáis
de sufrir, cuando os cansáis de contar historias, entonces os reencontráis.
Mientras creáis que hay una búsqueda, mientras penséis
que hay algo que mejorar en lo que es perfecto, no podéis encontraros. Mejorar
las condiciones de vida sobre este mundo, no importa el estado de comodidad o
incomodidad, eso no cambia la Verdad. Por supuesto, sé que hay muchos maestros
pseudo-gurús que os hacen creer que debéis trabajar, que debéis buscar, que
debéis mejorar, que debéis practicar. Pero tened en cuenta que se trata de
personas ciegas que guían a gente tuerta.
En cierto modo, necesitáis convertiros en anarquistas,
pero no un anarquista político, sino un anarquista de la conciencia que rechaza
todos los marcos de referencia, todos los límites, en el Amor, en la certeza,
en la evidencia de lo que sois. Lo que no es violencia es natural. No creáis
nada y, sobre todo, nada de vuestra historia ni de la historia de este mundo.
Mientras no hayáis cambiado todos vuestros puntos de vista y todas vuestras
miradas hacia el santo de los santos, al Corazón del Corazón, como lo llamáis,
como se ha citado en este testimonio, ¿cómo queréis encontraros?, ¿en las
historias, en un maestro, en prácticas inútiles? Eso no son más que balbuceos,
disfraces. La Verdad no necesita de ningún vestido, ninguna palabra, ninguna
suposición, nada; ella “es”. Y es lo que somos todos.
Mientras no se haya encontrado el centro, el movimiento
de la rueda es caótico, a la imagen de todas las historias de este mundo,
aunque fuese la historia de un gran ser. En los Upanishads, Krishna también estaba
equivocado. La perfección no puede existir en la manifestación; es normal, es
un juego. La única perfección real es tu naturaleza. Para eso necesitas, de
alguna manera, sumergirte en la nada, en el vacío, en la desaparición, volver a
la fuente de la conciencia que está en vosotros. La Fuente está en vosotros, el
Salvador está en vosotros. El pecador también, el santo también, pero no sois
vosotros. Vosotros no podéis estar limitados a ningún rol, a ninguna historia,
a ninguna dimensión, a ningún universo, ni incluso, a ningún multiverso. Dejad
de balbucear, de fingir, de adheriros a algo. Id a lo esencial; allí no hay
espacio más que para lo esencial.
La Verdad es simple, es Una, es única, independientemente
del emplazamiento donde deseéis estar o manifestaros, en este mundo como en
cualquier mundo. Es preciso que aceptéis bajar a la nada, para el ego. En la
psicología, se diría, ir a vuestras profundidades y enfrentaros a vuestras
sombras. Es lo mismo al nivel del Espíritu. Os recuerdo que el Espíritu para el
ego, es la nada y para él Sí, es la sombra. Pero, ¿queréis ser libres? Es la
pregunta que debéis plantearos. ¿Qué entendéis por Libertad. La libertad ¿de
qué?, ¿de continuar vuestras historias o la Libertad de ser verdaderos? Lo uno
no va con lo otro; no es posible. En ese sentido, vivir el Corazón del Corazón
es la vía de la Evidencia. No necesitáis nada más, ningún equipaje, ningún
concepto, ningún propósito y, sobre todo, ningún futuro porque todo está en el
instante presente.
¿Puedes continuar?
Pregunta: ¿vivir la Eternidad, es vivir el Absoluto?
El Absoluto es un concepto. Que lo llaméis Parabrahman,
Último, «lo que está más allá de la Luz», «la nada», da igual las palabras,
no podéis poner ninguna palabra, vividlas. Si buscáis unas palabras para
definir algo que es indefinible, sea cual sea el punto de vista, os perdéis en
el lenguaje en lugar de ser el Verbo. Y además, en esta pregunta está el
posicionamiento del intelecto que quiere saber, qué quiere definir. El Espíritu
está más allá de cualquier definición. Sopla donde quiere y cuando quiere, es
lo que sois.
Encontraos, reencontraros, y todo lo demás, en este mundo
como en cualquier mundo, en el descanso eterno como en la manifestación que
sea, es lo que sois. Ahí está el único estado que no es una meditación ya que
no hay ninguna búsqueda. Mientras penséis que tenéis que cumplir algo,
practicar algo… tenéis el derecho de practicar algo para mejorar lo que queráis
en este mundo, pero no tenéis que practicar nada para ser vosotros mismos. No
necesitáis seguir a nadie ni imitar a nadie.
Entonces por supuesto, para la persona, al principio, más
vale tener un modelo, es más tranquilizador, es más seductor, pero en un
momento dado tendréis que matar este modelo, y giraros totalmente a vosotros
mismos para descubrir la única Verdad. No hay otra. La Verdad, es lo que sois.
En la Verdad están todas las historias pero no sois ninguna historia
parcelaria, sois la suma de todas las historias, de todas las creaciones, de
todas las dimensiones, de todos los Arcángeles. No hay ninguna diferencia, no
hay ninguna distancia excepto las creadas por los pensamientos y los conceptos,
eso es todo.
Ser liberado
confiere una simplificación en vuestra vida porque os habéis convertido en la
Vida, y porque vuestra vida es alimentada en cierto modo por la Vida y ya no
por los conceptos, las ideas, la moralidad, o la sociabilidad. ¿Cuál era la
pregunta? ¿Puedes repetirla?
Pregunta: ¿vivir
la Eternidad, es vivir el Absoluto?
La palabra que me
molesta, no es ni la palabra Eternidad ni la palabra Absoluto, es la palabra
“vivir”, porque en lo que está enunciado, está la realidad de la vida personal
en este mundo, de la historia en la cual se sugiere, da igual si es la
Eternidad o el Absoluto, que este Absoluto, esta Eternidad, puede ser absorbido
en la historia de la persona. Es falso, es la historia de la persona que es
reabsorbida en la Verdad. Es toda la diferencia entre la proyección y la
Acogida. Una vez más, que lo llaméis Eternidad, Absoluto, Último, Parabrahman,
cada tradición y cada cultura tiene sus expresiones para esto, no cambia nada.
No puedes debatir o aceptar que la Eternidad es igual al Absoluto si no lo
vives. Así que la respuesta no te aporta nada, te aporta un concepto, pero la
vivencia sólo depende de ti. Y cuando digo “de ti”, no es la historia de tu
persona, es lo que está anterior a cualquier historia, a cualquier dimensión, a
cualquier fuente, e incluso anterior al cuerpo de Êtreté.
Pero la palabra Absoluto, o Último, es mucho más
significante que la palabra Eternidad; esta palabra fue empleada por los
Ancianos cuando se hablaba de Eterno y de efímero. En la vivencia natural, ni
siquiera la Eternidad quiere decir algo, sólo podéis decir: «Esto es». Se
traduce por la Felicidad, la ligereza, la despreocupación, el Fuego del Corazón
si queréis, y eso es todo. Mirad la vida de una de las Estrellas, Ma Ananda
Moyi. ¿Acaso ella necesitó unos conceptos? ¿Ella necesitó escribir libros? La
Fuente, ¿necesitó escribir? ¿Necesité yo escribir? Tan pronto ponéis las
palabras sobre el papel, estáis en lo falso, fijáis lo que no puede ser fijado.
Es en este sentido que todos los libros sin ninguna excepción, incluso los
Vedas, sólo alimentan el cerebro y os alejan del corazón.
Sean cuales sean los libros, ya se trate del Antiguo
Testamento, del Nuevo Testamento, del Coran, de los Vedas, siempre hay un ser o
un conjunto de seres cuyo testimonio es recuperado en forma escrita, fijando
las cosas, alterándolas, modificándolas, porque el que ve y el que escribe no
es el que vive. Tan pronto entendéis el matiz, y es fundamental, ningún
escrito, a pesar de su poder evocatorio o incluso vibral, como por ejemplo el
Apocalípsis de San Juan, puede liberaros. Sólo puede dar testimonio de la
Verdad, eso es todo, pero mientras la Verdad no es vivida, sigue siendo un
concepto.
Sigamos con más
testimonios o más preguntas anónimas.
Pregunta: la
Acogida o acoger, es relajarse, dejarse atravesar, hacerse muy pequeño, entrar
en el interior, en el Corazón del Corazón. Es dejar de alimentar lo conocido
para que pueda llegar lo Desconocido, sacrificar la persona para dejar que la
Eternidad se establezca e irradie.
Es perfecto, excepto por la palabra «sacrificar la
persona». Puede dar la impresión que haya que acabar con su vida, con este
cuerpo o con esta historia, lo que es totalmente falso. La única restricción es
está, pero el resto es efectivamente esto. No olvidéis que los pensamientos, el
mental, lo veis cada vez más claramente pero no veis las creencias, porque las
creencias no siempre se traducen en pensamientos o en actos, las creencias
forman parte de vuestra educación. Creer o no creer no cambia nada. En cambio,
cuando os dicen que el tren que debéis tomar llega a las 18h 12, bien
evidentemente que tenéis que creerlo, pero todo lo que se refiere al Espíritu,
todo lo que se refiere a los escritos, los que sean, no pueden ser creídos.
¿Cómo explicáis entonces, salvo para el siglo XX, que tan
pronto que un ser, esté donde esté, descubre la Verdad, una multitud se apodera
de ello para convertirlo en una religión? Ya se trate de Ahura Mazda, de Mani,
de Cristo, de Mahomet, de Buda, tan pronto esté escrito es falso, y todas las
religiones os lo venden como la panacea universal para haceros creer en unos
cuentos, impidiéndoos realizarlo vosotros mismos. Es una proyección.
Ningún escrito, ni siquiera la historia moderna, puede
ser la verdad, porque depende del que lo escribe y no del que lo ha vivido.
¿Por qué creéis que La Fuente no ha escrito nada, por qué creéis que aparte de
unos poemas, no he escrito nada? Porque escribir es un travestismo, no de
vosotros sino de los que se apoderan de ello o que escriben en vuestro lugar.
El Espíritu sólo puede realizarse por sí mismo. Ninguna autoridad exterior,
ningún maestro puede liberaros, es una mentira, e incluso en la tradición
oriental donde se suele transmitir el poder, siempre ha acabado mal. Incluso
cuando el que lo ha vivido designa a un sucesor, es un travestismo total. Nada
puede acercarse, ni siquiera de lejos, a lo vivido. Todo lo que no se ha vivido
es falso. Es un principio, y es una verdad esencial de la conciencia en
manifestación.
En lo que nombráis las demás dimensiones, los escritos no
sirven de nada ya que todas las conciencias juegan, tienen acceso a esta
especie de memoria universal y tienen acceso a la telepatía u a otras formas de
relación. ¿Cuál es la necesidad de escribir? ¿Cuál es la necesidad de
demostrar? ¿Cuál es la necesidad de firmar? ¿Cuál es la necesidad de conceptos?
En cuanto sabéis quiénes sois, que os habéis reencontrado, no escribáis ningún
testimonio ‒ aquí es diferente, hablamos de ello ‒, porque tan pronto este
testimonio esté escrito, aunque se trate de una vivencia auténtica, será
travestido. Sólo podéis estar seguros de lo que vivís; no podéis estar seguros
de lo que escribís ni incluso de lo que comprendéis, porque hay unos filtros, y
en el seno de estos filtros, hay unas desviaciones.
Si miráis hoy en la tierra, muchos hermanos y hermanas
viven este estado natural. ¿Creéis que necesitan vincularlo, cuando ellos lo
viven espontáneamente, a una religión, a una cultura o a una explicación la que
sea? Es inexplicable, es intraducible. Sólo se pueden escribir unos poemas, tal
y como hizo de hecho Sri Aurobindo por ejemplo, o como hice yo también, pero ni
siquiera describe la Verdad; la Verdad sólo puede ser vivida, no puede ser
afirmada. Y vivida a solas, lo que llamáis el cara a cara último, más allá de
toda referencia, más allá de toda historia, la vuestra como las demás
historias, en la desnudez, en lo que habéis nombrado la humildad, la
simplicidad, la Vía de la Infancia que es la verdadera vía, la vía de la
ignorancia, lo que podríais nombrar en Occidente, la fe inquebrantable en la
verdad del Espíritu.
Lo que algunas Estrellas os han contado hace años, se
habló acerca de la Estrella Gemma y de la Estrella Hildegard, también de la
Estrella Ma, y de las circunstancias particulares que fueron vividas. Acordaos,
nadie puede servir a dos maestros a la vez, y no hablo aquí de Dios o de Diablo,
sino que no podéis servir a un maestro, uno autoproclamado o uno histórico, y
descubrir quiénes sois, a menos de tener un inmenso talento de imitador. En ese
momento, la imitación se volverá verdadera. Esto fue el caso para algunos
santos occidentales y el primero de ellos se llamaba San Francisco de Asís,
pero hoy estáis tan metidos en el Kali Yuga, en las obligaciones, en las
responsabilidades ‒ y que sin embargo no hay que huir ‒, que efectivamente esto
podía parecer más difícil, pero es en el seno del Kali Yuga que la Luz ha
reaparecido de manera consciente a vuestros ojos, a vuestros sentidos, a
vuestra vivencia.
Dicho de otra manera, no podéis nutrir y alimentar este
mundo, como ninguna historia en este mundo, incluida la vuestra, y ser libres.
En el estado actual de las cosas y de la vida en la Tierra, las palabras que os
doy hoy no pueden fallar. Ponerse al desnudo quiere decir exponerse, no poner nada
delante, ni en ninguna otra parte. Así es la Verdad. No podéis fijarla, no
podéis compartimentarla, no podéis insertarla en ninguna historia, si no la
perdéis.
Es lo que intenté explicar en el año 2012, al igual que
durante los últimos años de mi encarnación, pero todos los seres que han pasado
a verme, todos los que estaban en unas historias, de maestros, de religión,
huyeron. Sólo los que eran inocentes, sólo los que eran verdaderos en su
personaje, más allá de todo concepto y de toda creencia, han vivido la misma
cosa que yo. No buscaron imitarme, no buscaron crear unos movimientos, porque
es el contacto directo con vosotros mismos, sin rodeos ni tonterías, sin
decorado, en la total desnudez, es ahí que os reencontráis.
El obstáculo más importante era la identificación al
cuerpo. Cuando estaba encarnado, los procesos que nombráis de Luz vibral, han
aflojado los lazos, os han permitido descubrir el emplazamiento del observador
que ve la historia. Viendo la historia que vivís, de alguna manera entendéis,
por el emplazamiento del observador, que no sois el actor. Mientras creéis que
dirigís vuestra vida, es el ego que os dirige. Este ego es útil para elegir a
una mujer, a un marido, una casa, un trabajo, pero no lo mezcléis con la
espiritualidad o el Espíritu. No hay ninguna relación posible, ya que os es
desconocido; como se dijo en el testimonio, estaos preparados para lo
Desconocido y lo imprevisible.
Cuando un niño juega a los indios y a los vaqueros, juega
un papel, puede incluso sumergirse en el papel, se sumerge incluso más porque
hay placer y cuando el juego se para, reencuentra lo que es, su nombre, su
historia que empieza, el modelo parental. La vida en este mundo a menudo fue
comparada a un sueño. Ya se trate de los pueblos ancestrales como a nivel de lo
que está descubriendo la ciencia hoy. La materia sólo es vacío ralentizado, lo
suficientemente ralentizado y comprimido para poder aparecer. Hablo de la
materia de este mundo. Existe una infinidad de materias, una infinidad de
juegos, una infinidad de mundos, pero sois esta infinidad, cada uno lo es del
mismo modo, en la misma totalidad, en el mismo espíritu.
No olvidéis que es vuestra conciencia ordinaria, la de la
persona, la que fragmenta, la que oculta, que no puede de ninguna manera
conocer lo incognoscible y lo Desconocido. No podéis, desde la persona,
descubrir la Verdad. Podéis explicar todos los mecanismos que queráis, incluso
a nivel del alma, y muchas enseñanzas lo han hecho, sobre todo durante el siglo
XX, pero ninguna de esas enseñanzas o esos pseudo-maestros puede llevaros a la
Libertad ya que no lo han vivido. Como decía, los ciegos guían a los tuertos,
es incluso peor que un tuerto guiando a unos ciegos. Daos cuenta. Tenéis que
soltar todas esas cosas, y esto no se hace con esfuerzo, no se hace con
trabajo, se hace girando vuestra conciencia, vuestra mirada, hacia el Santo de
los Santos, se ha explicado de diferentes maneras por los Ancianos. Es la única
Verdad. Todas las verdades sólo fueron unas historias aproximadas cuya pedagogía
permitió acercaros a lo que sois, a soltar la identificación al cuerpo, a
soltar la identificación a la historia, a este cuerpo, a vuestras vidas, como a
este mundo.
…Silencio…
¿Hay más
testimonios, más preguntas?
Pregunta: ¿se puede decir que la Acogida, es aceptar lo
que ocurre o lo que no ocurre a la persona, sin intervenir, salvo si hay
necesidad de cuidar al cuerpo?
Así, en esta plena aceptación, dejándonos
atravesar simplemente sin hacer nada, esto lleva a un relajamiento de la
persona, del ego, del mental. Así, finalmente se revela lo que somos en verdad.
Es totalmente correcto, dicho con otras palabras, pero es
la misma cosa.
No olvidéis que esta noción que fue ampliamente
desarrollada, sobre el principio de la falsificación, haya sido lo que haya
sido la causa, ésta no me interesa ya que cualquier manifestación de conciencia
es un juego; incluso aquí, hay unos juegos más agradables que otros, ¿no?
Cuando somos niños, nos gusta jugar, las chicas prefieren jugar a la rayuela o
saltar a la comba, los chicos prefieren jugar a otra cosa, medirse entre ellos,
jugar a la guerra. Son unos juegos. El único problema de este juego en este
mundo es el olvido. Basta con “reencontrar”, tal y como fue expresado, sin
embargo la mejor manera de reencontrarse, es acogiendo sin condiciones y sin
concesiones.
Este principio de Acogida no es solamente un concepto,
también es una realidad de lo que sucede en la conciencia. Si incluso vuestra
conciencia de la persona, entonces efímera, decidiera acoger algún acontecimiento
de vuestra historia, doloroso o difícil… acoger, me atrevería a decir, es un
estado mental. Este estado mental, por supuesto, deja pasar la conciencia del
sufrimiento o del desequilibrio, pero más allá de esta acogida de la historia,
del sufrimiento, como se ha dicho, el estado de Acogida permite también la
Acogida de la Luz. En lugar de reaccionar, en lugar de explicar, en lugar de
comprender, en lugar de entender. Cuando digo acoger, no es solamente acoger
las miserias de la vida, o las alegrías de la vida, es la función de esta
palabra “acoger” que os permite reencontrar. Así que no polaricéis la Acogida
simplemente con una especie de acogida incondicional de todo lo que la Vida os
proponga.
Si un individuo se presenta ante vosotros con una espada,
y os dice que os va a matar, no os he pedido acogerle. Lo que hay que acoger,
es una actitud que evita la proyección de la conciencia. No hablo únicamente de
los acontecimientos de vuestra historia personal, hablo de acoger sin saber lo
que acogéis, de poneros en esta disposición de corazón. Pero no tenéis que
recibir ningún sablazo, y de hecho si acogéis, no hay ninguna razón ni ninguna
posibilidad de que este tipo de situación se produzca, porque cuando estáis en
la Acogida… no os pido acoger vuestra historia, ella ya está acogida ya que la
vivís, aunque la rechacéis; si ella se manifiesta a vuestra conciencia, es que
efectivamente la habéis acogido, aunque digáis que no es verdad. Si decís que
no habéis acogido el sufrimiento, quiere decir simplemente que vuestro punto de
vista es el del ego, de la persona. La Acogida de la que hablo no es únicamente
la acogida de las circunstancias de vuestra vida, es la Acogida en el sentido
más amplio, es la inocencia, es la espontaneidad.
En los testimonios que habéis recibido o que dáis, tenéis
al testimonio de la que fue nombrada la pequeña Teresa, y que sin embargo no ha
necesitado pasar mucho tiempo en la Tierra. Entonces podemos siempre decirnos
que era un alma grande; ella dijo exactamente lo contrario, que era la más
pequeña, que era insignificante. No construyáis ningún guión, no construyáis
ninguna historia alrededor de la historia. Pues acoger, es estar disponible
para lo Desconocido, para lo invisible, es dejar que venga a vosotros. Como
Cristo dijo: «Dejad a los niños venir a mí.» La Acogida tal y como la he
definido, hace que desaparezcan los mecanismos de proyección, los mecanismos de
defensa, y todas las historias.
La refutación de hace varios años puede ser utilizada
hoy, pero diría que de alguna manera hoy, es tomar una vía más larga. La vía
más directa es la Acogida, acoger lo Desconocido, lo imprevisible.
Veis como es muy fácil transponer una palabra, como la
palabra Acogida, y pegarla a vuestra historia personal. No tenéis que acoger
vuestra historia personal ya que estáis insertados en ella, ya está allí. La
Acogida es un estado de apertura, un estado mental, un estado de la energía si
preferís, que os pone en la mejor disposición para reencontrar la Verdad, pero
no lo limitéis a la acogida de vuestra historia. La Acogida es vasta, atañe a
todos los posibles y a todos los imposibles. Si no ponéis ningún límite ni
ninguna restricción ‒ de hecho es imposible ya que os es desconocido ‒,
entonces estáis disponibles para la Verdad, para reencontraros, sea cual sea la
historia contada, sea cual sea vuestro sufrimiento, sea cual sea el ego o el
Sí.
Así que no limitéis esta acogida a los acontecimientos de
la vida ordinaria, si no vais a caer en el exceso. Este exceso, ¿cuál sería? Es
por ejemplo, el tener una enfermedad, el no ver los porqués y las razones, y
decir «acojo». No limitéis esta noción de Acogida a las cosas desagradables y
agradables que conocéis. La enfermedad es conocida por todos, sea cual sea el
órgano o la enfermedad propiamente dicho; es la ruptura de la armonía. La
Acogida de la que hablé ayer y de la que hablo hoy es mucho más vasta que esto.
Podríais nombrarlo eventualmente la apertura del corazón, pero cuando hablo de
apertura de corazón, habrá algunos que lo conceptualicen en su cabeza.
Hay muchísimas expresiones con la palabra corazón, o con
la palabra amor. La Acogida es un estado de receptividad, de Silencio, que os
permite situaros lo más cercano posible al Santo de los Santos, lo más cercano
posible al centro de la rueda, de dejar de estar sometido a vuestra historia o
al conjunto de las historias. La Acogida os pone en el instante presente. No
hace falta ningún concepto moral o religioso. No se trata de preguntaros si
tenéis que acoger con la misma sonrisa la enfermedad, la muerte, el marido o la
mujer, o el hijo. La Acogida de la que hablo es mucho más vasta. Desborda
ampliamente el marco de vuestra historia y el marco de lo que tenéis que vivir
en este mundo.
Ésta Acogida es similar al hecho de decir: «Encomiendo
mi Espíritu entre tus manos», pero en la mente occidental, más allá del
aspecto de la historia de Cristo, esto puede todavía reenviaros a un acto de
voluntad, cuando no se trata de ninguna voluntad sino de sacrificio libremente
consentido. Pero la palabra “sacrificio” podría reenviaros, por el estado
actual de todos los idiomas del planeta, al hecho de querer sacrificaros. Pero
el sacrificio no es el acto de sacrificarse, es un acto de ver claramente y
verdaderamente. El sacrificio no se hace desde la persona, a lo sumo se puede
hacer a nivel del alma. Acordaos, la Acogida es más neutra, más vasta. Acogéis
lo que sois y no lo que manifestáis, no una nueva historia.
La Acogida es vasta. Crea ligereza, crea inocencia, es la
Vía de la Infancia, la pequeña Teresa os habló ampliamente de ello. Su vida lo
ilustró perfectamente.
¿Hay más preguntas?
Pregunta: Osho nos pidió volvernos perezosos. No tuve que
hacer muchos esfuerzos para serlo un poco más, OMA y usted habéis destruido una
buena parte de mi mental. Ahora, nos pedís servirnos de este mental para
definir la palabra Acogida. No me siento capaz, visto mi pereza y mi poco
mental…
Pero, nunca os he pedido y nunca he definido la palabra
Acogida, tiene que ver con la pregunta anterior o el testimonio anterior. No os
quedéis con una definición de la Acogida, dije que era vasto, la Acogida es
ante todo un movimiento que os lleva aquí, al corazón del Corazón o al Santo de
los Santos. No hay nada que comprender. Acoger necesita justamente ser perezoso.
Perezosos a nivel de las reacciones, perezosos a nivel de los discursos, y de
hecho, diría que podéis acoger la Verdad sólo si sois perezosos ‒ dije bien que
no había ningún esfuerzo, ningún trabajo ‒ porque ser perezoso suelta también
los lazos, con la historia, con la idea de ser una persona, ser perezoso evita
que se recreen unas historias, unos guiones. Lo mismo ocurre por ejemplo cuando
los Ancianos o los pueblos de la naturaleza os invitaron a conocerles. No es
para hilar unas historias, con unos lugares, unos históricos, es para vivir la
relación. No es para contar unas historias.
Así que me da igual las definiciones de la Acogida, y a
vosotros también os tiene que dar igual. Es un movimiento que ya no es del
interior hacia el exterior, sino lo que podríamos nombrar del exterior hacia el
interior. Esto, no hace falta comprenderlo, hay dos ejes. No es un concepto, es
una vivencia.
Pues entonces, preguntar si hay que acoger el sufrimiento
o aquel que acaba de daros un sablazo, esto es dialéctica mental. Cuando hablo
de Acogida, aunque dé algunos ejemplos, es un movimiento donde vais a giraros,
a reencontraros. No prejuzguéis lo que haya que acoger o no acoger, poneos en
la Acogida. No necesitáis ninguna comprensión, ninguna etiqueta ni ninguna palabra.
Cuando os digo de poneros de pie, no vais a decirme que primero os hace falta
mover tal músculo, tal otro músculo para poneros de pie, lo hacéis. No hay nada
complicado. Si la palabra Acogida os resulta complicada, no soy yo quien lo
complica. Hablé bien de una Acogida total en la noción de algo que es vasto; no
busquéis especificarlo en función de una circunstancia, de una explicación o de
una vivencia.
La Acogida es vuestro estado natural, es por esto que os
encontráis con la Acogida, al igual que habéis soltado los lazos con el actor
por el emplazamiento del observador y del testigo. Es mucho más fácil acoger
siendo espectador que siendo actor. El actor está en la acción, en el juego, el
espectador mira el juego. El espectador es pasivo pues, aunque aplauda al
final. Escucha, mira, pero nunca le pasaría por la cabeza de un espectador
subirse al escenario para molestar o cambiar el juego de los actores. El
espectador, el observador aporta una iluminación, una claridad sobre lo que no
sois, es decir el actor. La Acogida aporta una iluminación, una claridad, sobre
la inocencia y la Infancia. Y acoger, es volverse extremadamente perezoso,
mucho más que la pereza de la que os hablaba Osho. Diría que la pereza es
previa a la Acogida, porque no podéis acoger siendo actor, no podéis acoger y
pensar en lo que vayáis a acoger o no.
La Acogida es un estado que os permite superar todos los
estados. Veis pues que con respecto a la refutación, hay una especie de octava
más. La pereza prepara la Acogida, y tan pronto sois espectadores, ya os
volvéis perezosos, ya que no podéis ser engañados por el actor, sabéis que está
jugando, que os guste o no. Pues para la Acogida es exactamente la misma cosa.
Hay una dinámica en todos los términos que fueron empleados por unos y otros.
Hay, y el Comendador se ha atenido a ella con intensidad, por así decirlo, hay
una pedagogía, una pedagogía que no es un conocimiento que haya que aprender,
sino una pedagogía que hay que vivir.
Ha sido lo mismo para los diferentes yogas que os fueron
dados, dándoos a percibir la energía, la vibración, era una pedagogía. ¿Por qué
no hemos, o no he usado las palabras de hoy hace años? Es pedagógico. ¿Por qué
trato de salir, aunque os dé de vez en cuando unas palabras que se refieren a
mi tradición de origen, o a vuestras palabras que conocéis, en el seno de esta
pedagogía? Intenté ser y seré lo más neutro posible. No busquéis especificar la
definición de la Acogida, sed la Acogida, vividla. No busquéis comprender o
entender antes de vivirlo. Esto, es el error que todos nosotros hacemos,
necesitamos comprender, explicar antes de aceptar vivirlo.
¿Acaso habéis entendido lo que es la muerte? Mientras no
lo hayáis vivido, no sabéis lo que es la muerte, aunque perdáis a un ser
querido. La experiencia es irreemplazable y a la experiencia le da igual los
conceptos y las palabras que vayáis a usar después. Dependen de vuestros
conocimientos anteriores, dependen de vuestra cultura, pero ya no tienen el
mismo valor, y sin embargo son las mismas palabras, porque el lenguaje, la
palabra, se vuelve Verbo.
De hecho, en las
preguntas personales de los que me visitaban cuando estaba encarnado, tal y
como fue transcrito, muchos se dieron cuenta de que yo podía aportar dos
respuestas diametralmente diferentes según el interlocutor que estaba frente a
mí. ¿Acaso quiere decir que una de cada dos veces estaba mintiendo, o mentía
las dos veces? No. Usaba las palabras que individualmente podrían hacer
resonar, abrir, reencontrar. Para uno era una palabra, y para otro era una
palabra que estaba al opuesto, pero no hay ningún error. Ahora, intento
contestar de un modo, os lo dije, anónimo. No será lo mismo después, durante
mis últimas intervenciones. En ese momento, vosotros mismos estaréis obligados
a hablar, y veréis que ahí también no habrá ninguna respuesta preparada, del
mismo modo que algunos seres os piden pronunciar vuestro nombre, porque no hay
una respuesta universal.
Pues en lo que a la Acogida se refiere, no lo limitéis a
una acción, a un concepto, a una idea, a una definición, poneos en la Acogida,
aun sin saber lo que quiere decir. No necesitáis saberlo antes de vivirlo,
porque tan pronto pongáis el intelecto delante, la comprensión, la explicación,
no estáis disponibles para vivir lo que hay que vivir. Usad las palabras
después, no antes. El resultado es profundamente diferente, porque si os servís
del intelecto, de las palabras, de los conceptos antes, nunca viviréis lo que
hay que vivir. En cambio, si aceptáis vivir lo que hay que vivir, no necesitáis
comprenderlo. Es el hecho de querer comprender lo que fija y bloquea el acceso
a vuestro reencuentro.
Lo propio del mental, como del ego, es querer entender.
No podéis entender el Espíritu, ni el Amor que sois, ya está ahí. Ya está
entendido, por así decirlo, por vuestra historia. Sólo podéis vivirlo. Ninguna
explicación puede dar cuenta de la vivencia. Ninguna palabra puede realmente
acercarse y describir la verdad de lo que es vivido, porque tan pronto la
palabra es pronunciada o escrita, hay un travestismo. Porque la palabra escrita
es una proyección, porque las palabras pronunciadas también son una proyección,
salvo si las palabras pronunciadas salen del Verbo.
Así que no os preguntéis cómo acoger. ¿Creéis que para
ser perezoso, hay que comprenderlo? Es el ego que se interpone delante y quiere
entender los conceptos, las palabras. La conciencia no necesita entender, no
necesita comprender. Decid «Acojo» y acogeréis. No busquéis saber lo que hay
que acoger o cómo va a ser, porque no estáis en el instante, ya os habéis
movido.
Sigamos.
Fin del testimonio: ya que tengo la libertad, elijo
abandonar el lado del libre-albedrío y elijo el de la Luz, y como soy Luz, todo
está bien. Gracias Bidi.
Pues todo, en definitiva, sólo puede estar bien,
independientemente de las circunstancias y de las coyunturas de este mundo en
fase final del Kali Yuga. Siendo eternos, siendo la Verdad y la Vida, ¿cómo
queréis imaginar o tener miedo a desaparecer? Es el ego que desaparece, la
historia, cuando os morís… pero vosotros nunca habéis nacido. Al no haber nunca
nacido, nunca os morís, lo que muere es la ilusión de este cuerpo. Y de hecho,
sabéis muy bien que existen cada vez más testimonios, por la actual coyuntura,
por los avances de la medicina, todos los seres que se ven fuera de su cuerpo
de manera accidental, cuando vuelven a su cuerpo, el único infierno está en
este cuerpo, la única pesadez está en este mundo. Nunca podéis desaparecer,
desaparecéis de la Ilusión, pero lo que sois nunca desaparece. Nunca habéis
nacido, estáis jugando.
La Acogida, la pereza, tienen como consecuencia el
aligeramiento, la verdadera despreocupación, sea cual sea el peso de vuestra
historia y de vuestros compromisos. Descubriendo la Verdad, ya no podéis estar
sometidos a vuestra historia, a vuestros apegos, a vuestros sufrimientos.
Entonces, ya es hora de hacer una pausa, os digo hasta
ahora.
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