martes, 15 de septiembre de 2015

Madre Divina Su Posición ante la Duda 14 de septiembre de 2015


Desde el Reino Cristalino de sus corazones mi voz hace eco, el susurro de la Madre interior, principio generador del Rayo de sus almas, océano de pura luz, en la cual sus almas como partículas centelleantes brillan.

Yo soy su Madre por preparar sus cuerpos, que soy su Madre por preparar sus almas, yo soy su Madre por concebir su Espíritu.

Yo pido permiso, a través de este canal, para expresar mi Verbo vivo y ardiente, para que el impulso de mi Verbo tome forma y asuma palabras más inteligibles para sus cerebros. Vengo en esta oportunidad, primero, a recordarles mi Presencia. En primer lugar, despertar una vez más en sus corazones el recuerdo de mí, el calor de la devoción que arde en mis átomos, avivar pues, este Fuego en el núcleo ígneo de la chispa.

A partir de este recuerdo, vengo a decirle a algunos de sus hermanos y hermanas, cuyos corazones a veces se contraen ante el aparente sufrimiento del mundo, que no teman.

Es una verdad que no deseo para ustedes una posición de inercia, que surge de la visión idílica de un futuro idílico, pero tampoco deseo para ustedes la desesperación de aquellos que perdieron la fe, de aquellos que se creen demasiado pequeños ante el aparente gran muro de tribulaciones. Ninguno de estos extremos, hijos e hijas, deseo para ustedes. Necesito de su presencia aquí en este momento, sosteniendo la encarnación del Fuego Divino, colaborando en la transformación, no solamente de la conciencia del hombre, sino también de su aparente realidad; por eso deseo para ustedes y de ustedes, una posición equilibrada.

Ni la inercia de la visión idílica, ni la desesperación de la visión pesimista, más bien la exacta medida de acción y benevolencia, de paz y confianza de aquellos que ven la montaña pero no se atemorizan con su altura y no se recuestan y pasan sus días soñando con lo que está detrás de la montaña. Deseo para ustedes, la posición decidida y firme del caminante que se dirige a la montaña, la sube y ve con sus propios ojos lo que está más allá de ella.

Hijos míos, una cosa más que tengo que decir a ustedes, cuídense de la duda. La duda es como una pequeña grieta que se abre en la madera del instrumento, inicialmente casi imperceptible para los ojos, pero va progresivamente comprometiendo el sonido del instrumento; también es como una pequeña mancha en la superficie de una fruta hermosa y saludable, cuando menos se esperan, he aquí, que la mitad de la fruta se pudrió. No teman la duda y no la rechacen, encárenla, recíbanla y resuélvanla. Sus dudas no deben ser puestas debajo de la alfombra de su subconsciente, tampoco deben ser levantados como estandartes de guerra y de conflicto. Sus dudas deben ser tratadas serenamente, pero seriamente, como alguien que se empeña en desatar un nudo: ojos, mente y dedos deben estar puestos en esta tarea.

Y así debe ser su posición ante la duda, porque de todas las fuerzas ciegas, la duda es la puerta para todas las demás, precisamente por su carácter aparentemente inofensivo; después de todo, dudar es humano, cuestionar es humano. En verdad esto es así, y la duda es una necesidad saludable para el estado en el que ustedes se encuentran, pero pónganle término y no transformen la duda en un huerto al que cuidan con gran celo. La duda es la materia orgánica que alimenta el fuego de su fe, ella debe ser depositada allí, para que a través de su muerte, o su sacrificio, o su transmutación, ella fortalezca la aspiración interior.

Y esto no tiene nada que ver con los elementos externos, no son las dudas de algo o alguien, no es por algo o alguien. La duda debe abordarse con serenidad y seriedad, ya que puede comprometer la fe en sí mismo, la fe en la Presencia Divina que anima el hombre, por lo tanto, debe ser depositada como fertilizante después de ser diseccionada y deshecha en pedazos como alimento para el fuego de la llama de su aspiración.

Mis palabras no van en el sentido de crear en ustedes tensión o temor con relación a la duda, si no de promover una posición saludable y un discernimiento claro y preciso con esta fuerza, porque ella es tal, que circunda sus cuerpos como la corriente eléctrica viaja a través de los cables que ustedes instalarían en sus hogares.

Atiendan, vean la llama que arde en su interior. Reconozcan la presencia de la Madre Divina que es el centro y el resplandor de esta llama y en este amor. Desbordantes de este amor, ustedes se transforman en un vaso desbordante. Porque, por mas cliché que esta frase puede sonar a sus oídos, el amor es aun la única solución de curación para las heridas de este mundo y las propias, es de este amor a temporal, no maculado por las proyecciones y las necesidades imaginarias, es de este amor que les hablo y es este amor que yo comparto de corazón a corazón.

Los bendigo, y reafirmo mi presencia en medio de ustedes. Sean la Paz!

Mensaje canalizado por Selen - http://www.escolaluzviva.com.br/

Traducción: H. N.




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