martes, 23 de julio de 2019

ÁGAPE 21 de Julio 2019



(Nota del canal*) -Entonces, antes de comenzar, repito para todo el mundo que, cuando digo canalización Ágape, no hay entidad. Me sitúo simplemente en la anexión del ser y del no-ser, manteniendo la conciencia al límite de su extinción, y las palabras salen. Entonces sobre todo no busquen sentido intelectual, es sobre todo el aspecto fuego ígneo y fuego vibral, lo que es más importante.

Entonces estoy en posición tumbada, como ya les expliqué, para poner el cuerpo en descanso, y entonces en propiocepción sin esfuerzo de este descanso del cuerpo, que permite pues de instalarme más fácilmente al límite del ser y del no-ser.-
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En el corazón del Uno, presente en el corazón de cada uno, que la paz, la alegría de la libertad, afloren vuestra persona, que el canto del alma resuene y centellee en vuestros oídos, que el Corazón del Único asigne el ritmo de la libertad, de Ágape, que cada célula de este cuerpo en el cual vivís, burbujee y centellee con la misma verdad y con la misma intensidad.

…Silencio...

Y en el acogimiento sin condición de la Verdad en el Corazón del Uno, se transmute toda reticencia, así como toda violencia hecha a vosotros mismos o hecha a cualquier otro.

En el Corazón del Uno, todo se resuelve y todo se suaviza.

En el corazón de la belleza, cada uno se reconoce, renaciendo así en la verdad, que no puede ser dicha, la que no puede ser comprendida, sino simplemente aceptada como evidencia de la vida, y evidencia del Amor.

Allí donde nada puede tenerte, ni marco, ni referencia, ni límite, ni lógica, allí donde simplemente es lo que siempre fue, inmutable, fuente de toda vida como de todo movimiento.

En el silencio del Corazón del Uno, te espera la verdad.

En el silencio del Corazón del Uno, todo allí es verdadero, todo allí es auténtico, allí donde nada te puede  faltar, allí donde nada es supérfluo.

La verdad es alegría, la verdad es ligereza, la verdad es sonrisa, la verdad que sólo puede ser vivida y que es reconocida.

En eso, sólo puedes conocerte y reconocerte.

En eso se vive la libertad de la persona, del ser y del no-ser, reunidos en la misma danza, en el mismo silencio, allí donde todo es reconocido, como viniendo de ti, y siendo tú.

Allí donde la paz está en todas partes, aportando su bálsamo resolutorio en todo lo que pudo sufrir, en todo lo que pudo ser dividido o separado.

... Silencio...

Cada soplo y cada minuto pasados en el sueño ilusorio, te conducen con majestad y con fuerza en esta última única y primera Verdad, allí donde nada puede faltar, allí donde te reconoces.

Cada circunstancia de tu vida, pienses lo que pienses o digas de eso, sólo está allí para eso, para la verdad única del Corazón Uno.

Allí donde nada más puede estar dividido, allí donde nada puede ser miedo, allí donde nada puede ser denso.

Eres lo ilimitado, en el seno de este cuerpo y de esta conciencia limitada, acepta el silencio, acepta el Amor.

Es no sólo tu debido, es no sólo tu don, sino ante todo la belleza y la felicidad, sólo puedes reencontrarte en totalidad.

Esa es tu naturaleza, esa es tu esencia, y esa es tu morada.

En el corazón de cada uno, te reencuentras, en la misma totalidad, con la misma intensidad y la misma felicidad.

Estas invitado por el Corazón Uno, a ser la dulzura del Amor, y la dulzura de la verdad, la del niño inocente que todavía no está impactado, por el orden y el desorden de la vida en este mundo.

En Ágape, todo es pureza y todo es ligereza, te basta con no ver ninguna distancia entre tú y la Verdad, con el fin de vivir que esta distancia es ilusoria, simplemente construida por las fallas de la historia, y por las fallas de este mundo.

Estas invitado a la sonrisa permanente que incluso la muerte no puede interrumpir.

Estas invitado a la risa sin objeto de la ligereza reencontrada y de la evidencia vivida.

Eres tu amigo y eres tu amado.

Eres tu fuente de agua viva y de Verdad, que nunca se seca, y que sacia toda sed, que colma toda carencia, y elimina cada imperfección, por la ley de la Gracia, y por la aceptación de esta verdad que reencuentras, y que nunca pudo olvidarte.

... Silencio...

Ágape resuena en cada una de tus células, cantando la misma alabanza del canto de la resurrección, porque has renacido de nuevo, renacido en la verdad y renacido en la belleza, allí donde nada más de este cuerpo de carne puede desde ahora en adelante limitar o restringir esta libertad y esta belleza.

Déjate llevar, déjate llevar por la alegría de la auténtica Luz, en el corazón del Único que es tu corazón, y que es el corazón de cada uno, allí donde la misma alegría palpita, y donde la misma verdad florece de nuevo.

En  Ágape, no puedes comparar nada, ni escoger nada, ni decidir nada, y donde eres Libre, esta libertad sin igual, a que nada de tu mundo puede aproximarse, ni definir o poner en imagen.

El tiempo de la historia es el tiempo de tu historia, y el tiempo de felicidad, allí donde no necesitas historia, donde ningún escenario es útil, y donde sólo la constancia de la belleza te instala en el infinito presente.

Allí donde nada pasa, allí donde nada puede llegar, porque todo ya ha llegado y todo ya ha sido vivido.

Estas invitado a la ligereza, haciendo caso omiso entonces a lo que pueda decir tu personaje.

En eso sólo puedes aceptarte, en eso sólo puedes reencontrarte, en eso es el todo.

Allí está la verdadera humildad, que no interpreta ningún rol en este mundo, y cuya única función es la de propagarse de cercanos a cercanos y de lejanos a lejanos, declamando la buena Nueva, que nadie podrá ignorar, y de la que nadie querrá sustraerse, una vez establecida sobre el conjunto de la Tierra.

Allí donde estás completo, allí todo es perfección, allí todo es inmaculado.

Cada una de tus células de este cuerpo perecedero aspira a eso, lo vibra y lo baila, tal un escozor y un chisporroteo, tomándote en diversas partes de tu cuerpo.

Allí donde cada minuto que pasa en la ilusión, pone fin a la misma ilusión del tiempo.

En el Ágape del corazón del corazón, no puede haber distancia, nada puede estar opuesto, porque Ágape no tiene contrario, porque Ágape es completo, tal como siempre lo fuiste, incluso en lo que interpretas en este momento, que sólo es la partitura que te lleva a esta apoteosis.

... Silencio...

En el corazón del Uno, que es el corazón de cada uno, está alojado tu propio corazón, fuente de vida y lugar de vida, sin separación y sin distancia.

Allí donde te regocijas de la alegría, sin objeto y sin ti, allí donde todo es celebración de la verdad vivida, de la verdad instalada, en el mismo corazón de la ilusión.

... Silencio...

Me dirijo en silencio, allí donde sólo puedes escucharlo, allí donde celebras cada instante de la vida.

Nunca más estás separado, nunca más podrás dividirte.

Allí donde  no hay necesidad de estar confrontado, porque todo es fusionado, por la misma alegría y la misma ligereza.

Deja tu corazón de carne bailar la danza de la Libertad, y la danza del silencio.

Allí donde no puedes retener nada, allí donde no hay deseo, si no es la evidencia del instante.

Todo allí es fácil y todo es perfecto.

Eres eso antes de toda cosa, ante todo sueño como en cada sueño, esto simplemente había sido olvidado, por distracción y por costumbre.

Tú mismo te has invitado, para vivir estos momentos y estos instantes, a través de tu carne, a través de tu historia, como a través de todo lo que es falso, como a través de todo lo que pasa.

Allí está la alegría, allí está la precisión.

Allí donde en cada instante, presente en el corazón de cada uno, con la misma igualdad, donde tu sonrisa, tu mirada, tus pensamientos y tus palabras arrastran la misma danza en el corazón del otro, y la misma resonancia que se vuelve la misma evidencia, la ronda de la vida, donde nada puede estar relacionado, y donde sin embargo todo está relacionado.

Allí donde sólo hay uno, el Uno del primer sueño y el Único del instante final, en el seno de la ilusión del sueño y de la ilusión de la falta, de la separación y la división.

... Silencio...

Entonces el corazón del Hombre late al unísono del corazón de la Fuente, en una sinfonía desconocida por los sonidos de esta Tierra.

El tiempo ha llegado, el tiempo se ha cumplido, los ciclos han sido cerrados, el camino ha sido recorrido, conoces cada piedra, cada curva y cada rodeo, recorriste todos los atractivos como todas las trampas, y este camino, que parece devolverte allí donde nunca te moviste en verdad, sólo fue un pretexto, para por fin acordarte, de lo que no es de ninguna memoria, ni de algún desarrollo, ni de alguna historia.

Te invito a la sonrisa, la que no responde a ninguna causa, es la sonrisa de la verdad del que es colmado, más allá de toda espera y de toda esperanza.

Esto siempre estuvo allí, te lo hicieron olvidar, y tú-mismo escribiste el olvido, a fin de acordarte de la única verdad, apareciendo   al final de la creación, y en el final del caos de la Tierra.

Allí donde la muerte y el nacimiento no pueden mantenerse más.

Allí donde lo que es falso sólo puede disolverse en esta crepitación de Amor.

... Silencio...

Allí donde hacerlo no tiene más sentido, y donde el único sentido es el ser, tocando al no-ser de la indecible felicidad de la Morada de Paz Suprema.

Así es el aliento del Espíritu, que sopla ahora en todas partes, y ante todo, sobre los polvos de tu persona y de tu historia, de tus memorias y de tus sufrimientos, porque el Amor te quiere libre, incluso en el seno de este cuerpo perecedero.

Y diga lo que diga tu mundo, y lo que digan tus leyes, y lo que diga quienquiera que sea, ninguna palabra puede definir Ágape, aunque esto sea definido por la cabeza, porque solo el corazón la reconoce en su inteligencia.

... Silencio...

Has sido el Camino, la Verdad y la Vida, allí donde no necesitas más camino, allí donde eres toda vida, poniendo final a todo sufrimiento y a toda insuficiencia.

El Corazón del Uno te llama a la dicha, de todas las maneras posibles, a fin de que sueltes lo que crees tener, con el fin de que lo que te mantiene, no te mantenga más.

Sé sin retención en la frescura del instante, que no depende de ningún otro instante.

Es allí donde resides en verdad, en la morada del Último, Tú eres el Yo Eterno y Absoluto.

Acuérdate del origen del camino, acuérdate del origen del aliento, acuérdate de tu primer verbo y de tu primer juramento, el de volver a la Verdad, en el Corazón de cada uno, en el Corazón del Único.

... Silencio...

En el corazón de la aceptación, y en el corazón de felicidad, son consumidos todos los velos de la ilusión, todos los espesores de sufrimiento, y todas las ofensas a la Gracia, tal es el don del Amor, tal es el don de  Agape, tal es tu única Verdad.

... Silencio...

Déjame embrazarte del soplo vivificante del Fuego del Espíritu, del fuego ígneo de la Verdad, allí está el bálsamo del consuelo y también de la restitución.

... Silencio...

Y en este silencio, el Coro de los Ángeles aparece. Él también es celebración del final de la separación, y del final de la ilusión.

Así lo decidiste, bien antes de que tomes una forma, bien antes de que no lo olvides para reencontrarte mejor, para celebrarte mejor, y para acogerte en totalidad, ignorando toda densidad y toda carencia.

Tal es el don de la Gracia, tú mismo eres el Don, y tú mismo eres la Gracia.

... Silencio...

Deja la sonrisa llevarte al corazón de lo indecible, en el corazón de tu esencia, deja la buena Nueva fecundar cada corazón en tu corazón Uno.

... Silencio...

Así es  Ágape, así eres, así estás completo.
Eres la verdad caminando sobre este mundo, dondequiera que se te lleven tus pasos, dondequiera que miren tus ojos, digan lo que digan tus labios, la misma alegría y la misma paz se imprimen en cada Corazón.

Tú, indecible alegría y verdad, Tú, que has creado toda forma en el juego de la creación, en el sueño de la falta y en la pesadilla de la separación, te despiertas porque este es para ti el momento adecuado, y esto forma parte de lo que escribiste, bien antes de poder vivirlo y de experimentarlo.

Recuerda lo que habías decidido en el curso de tu camino, para devolverte a la Verdad, para ti mismo y para cada uno.

Esta es la vivencia de la Verdad, esa es la vivencia de la Libertad.

Reconócete en el instante del presente, allí donde está tu presencia se encuentra también la ausencia, allí donde está tu presencia, también estoy.

Escucha la danza de tu Corazón sagrado, llevado por el fuego ígneo, y enjambrado, en este mundo como en todo mundo, propagando la buena Nueva en el conjunto de los soñadores.

Entonces el Canto del despertar podrá resonar.

... Silencio...

Y allí, en esta paz y este silencio, deja florecer lo que emana espontáneamente, sin esfuerzo y sin voluntad, el indecible Amor, que ningún cuerpo puede darte, y que ningún pensamiento incluso puede rozar, y que sin embargo tu carne reconoce como justa y verídica, que ninguna emoción te puede aportar, que ningún sentimiento puede acercarse, y que sin embargo sientes.

Tal es tu indecible Amor, tal es tu indecible presencia, trascendiendo y traspasando toda forma, todo velo como toda oposición, de dondequiera que ella venga, la misma belleza sólo puede instalarse.

Allí donde la sonrisa es la única arma, es la única demostración.

Allí donde cesa todo combate y toda falta, porque allí eres auténtico y plenamente tú, más allá de tu identidad, más allá de los mundos que recorriste y soñaste.

Allí está tu plenitud, allí está la completud, esto nunca ha pasado y nunca pasará.

Escucha y escúchame, a fin de escucharte, a fin de vivirlo, a fin de darte como esto te es dado sin quitar nada ni añadir nada.

Regocíjate de la buena Nueva, ella es para ti, sin importar lo que puedas pensar de eso, ningún pensamiento puede mantenerse en la evidencia de quien eres, ningún trastorno puede mantenerse.

Déjate consumir en el fuego de la Gracia y de la alegría.

Esta consumación, que es caricia del Amor, que ninguna mano puede acompañar, sino que sólo el corazón puede danzar.

Allí donde sólo puedes abrir los brazos a cada hermano como a cada circunstancia, sin nunca hacer diferencia, y aún menos distancia.

Es eso lo que eres, todo lo demás es pasajero, tus deseos como tus pasiones, es lo que eres, sin frustración ni interrogación alguna.

Permítete amarte a la altura de lo indecible, permítete aceptarte sin condición alguna.

Eres esta risa y eres esta alegría, diga lo que te diga tu personaje, aunque tu vida te haya mostrado lo contrario, sólo era un pretexto para llegar hasta allí, y para vivirlo.

Escúchate y finalmente, compréndete.

Eres la transparencia y eres la intensidad de Ágape.

Eres tan vasto como la creación, tan vasto como cada criatura, tan vasto como los universos estando allí, en el corazón del ser y del no-ser, en el corazón de tu corazón, poniendo final a la distancia, poniendo final a lo que fluye.

 Y allí todo es perfecto sin nada a  perfeccionar, sin buscar nada, únicamente a disfrutarlo, más allá de toda razón como de todo cuerpo, que nunca puede interrumpirse, que nunca puede restringirse, el goce de  Ágape, que te colma en todas partes y de todos los modos.

A través incluso de la opacidad de tu cuerpo, se encuentra tu transparencia, se encuentra tu evidencia.

No necesitas más de vestiduras, ni más ornamentos, ni incluso justificaciones, sino simplemente el ser, en todo ser como en ti.

Entonces bailarás la sinfonía de los ángeles, ritmarás la sinfonía del Amor.

Esto es ahora, si tú ahora está aquí y en el instante de tu presente.

Acoge, acoge, no pongas límites, no hay condiciones, si no es en tus pensamientos, si no es en tus a prioris.

Acéptate, eres la libertad, todas tus historias sólo formaron parte de tu sueño, que aceptaste y que creaste, para permitirte ser verdadero, para permitirte estar allí, aquí y ahora, en este cuerpo pasajero.

Olvida lo que has vivido, no era la verdadera vida, era sólo el sueño de la vida.

La verdadera vida está aquí, en el Corazón del Uno, que es el Corazón de cada uno.

Y esto es simple, tan simple. Entonces sé tan simple como eso, no busques en otra parte que dentro de tu corazón, que no tiene que ser buscado, que sólo espera ser reencontrado.

En el corazón del instante presente, yo soy lo que tú eres.

En el ser como en el no-ser, soy cada una de tus alegrías, soy cada una de tus penas, de tus sueños, y soy el bálsamo que aplicas, para borrar toda cicatriz, que sólo estuvo en el sueño, que sólo estuvo de paso, que sólo fue  un pretexto en la grandeza del instante presente.

En esto, estás completo, sin equívoco y sin pregunta, sólo puedes estar conforme con eso.

Eres el don y eres la gracia, y el don de la gracia no puede ser rechazado, sólo puede ser reconocido, en el corazón del instante presente, en el Corazón del Único, en el Corazón de cada uno.

Allí donde el silencio grita: Te Quiero.

Allí donde el silencio te grita, eres el Amor de cada uno, estás en el Amor de cada uno.

Allí donde este silencio te dice tu belleza.

Allí donde el silencio te dice la única Verdad.

... Silencio...

Acéptate, tal como eres en el instante, que no es nada de lo que fuiste y que no es nada de mañana.

Déjate fecundar por el don del Amor.

Deposito estas palabras en el silencio de tu corazón, brotarán en cuanto aceptes la danza del Amor.

Ellos resonarán en ti a cada minuto y en cada instante.

... Silencio...

Allí donde estoy, no puedes faltar.

Allí donde estoy, ninguna falta puede mantenerse.

Sé generoso con lo que eres, confiado en lo que eres, y sobre todo no en lo que pareces. En eso eres verdadero, y en eso estás completo.

No tienes que justificar nada, ni hacia ti ni hacia quienquiera, sino simplemente aceptar la paz, la alegría y el Amor, y lo que Eres.

Diga lo que te diga tu historia, incluso en este día, ella sólo fue un pretexto con el fin de que nunca más te duermas.

... Silencio...

Y te amarás con un Amor igual, y te amarás  con un Amor igual para cada uno, sin reflexionar y sin condición, sin atracción y sin repulsión, en la desnudez del instante, y en su majestad.

Te saludo en la Verdad, te saludo en tu Belleza, te saludo por el Fuego de tu Corazón, te saludo por el sello de la Verdad.

Ágape fuiste, Ágape eres, y Ágape serás, más allá de todo mundo como de toda conciencia, y de toda forma.

Cumpliste tu sueño, cumpliste todos tus sueños.

No puedes ausentarte más.

Ahora me callo, y te dejo, en este silencio y este baile, grabados en tu Corazón.

En el Corazón del Único, en el Corazón de la Vida, eres bendecido.

Jean Louc  Ayoun
Traducción Pierre Diaz