jueves, 14 de diciembre de 2017

URIEL Diciembre 2017 con audio




Audio



Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel del Retorno. Bien amados del Uno, antes de que mi canto resuene en vuestro corazón, instalémonos juntos en el silencio eterno de las profundidades y de la Verdad. En esta reversión, nos acogemos.

…Silencio…


Bien amado del Uno, vengo hoy a proponer mi Presencia en tu Presencia, en las profundidades y en el íntimo de lo que eres, y obro en ti para poner fin a las palabras y a los males, para permitirte reencontrar lo que siempre fuiste más allá de toda forma, como más allá de toda palabra. Vengo a despertar en ti el verbo de la Verdad, el que te hace pasar de lo superficial a lo profundo, de la Ilusión a la Verdad, llevándote, más allá de la forma como más allá del mundo, hasta tu morada de Eternidad, ahí donde ninguna palabra ni ninguna expresión puede faltar en el silencio y en la vacuidad. Vengo a suavizar y a facilitar la emergencia en este mundo de lo que eres más allá de la forma, dándote a probar la ligereza de la Verdad, así como la Felicidad nueva e inédita en el seno de este mundo.
Entonces, en nuestra Presencia Una, en este espacio donde mis palabras, más allá de su significado, sólo tienen una única función, la de tocar, más allá de toda palabra, el núcleo de tu eternidad, llevándote a deponer las armas de la lucha y el escudo que obstruye la Verdad. Este escudo de tu mental, de tus alegrías y de tus penas en este mundo, no puede rivalizar con la felicidad de la Libertad.

Entonces te invito, en este instante y a partir de ahora, en cada momento como en cada lugar, dondequiera que estés, en el corazón de la historia, como fuera de toda historia, con el fin de proclamarte y declamarte lo inefable de la Felicidad y lo inefable de la Verdad, que ninguna verdad de este mundo podría aproximar ni siquiera revelar.

Entonces, he venido a proponerte acogerte en verdad, más allá de la forma como en toda forma, en este mundo como en todo mundo, y más allá incluso de los mundos más etéreos. Entonces reviértete, ahí donde no hay ningún momento ni ninguna distancia más eficaz que el instante presente, donde se revela, en el silencio de tu persona y en la vivificación de tu alma, la verdad del Espíritu, la que eres antes de cualquier forma.

He venido a invitarte, ahora que todo lo que tenía que ser cortado lo fue, a cicatrizar tus heridas y a secar tus lágrimas, reemplazándolas entonces por las cicatrices indelebles del Fuego del Amor y por las lágrimas de felicidad, por finalmente haberte reencontrado.

He venido a invitarte a dejar de alimentar lo que es falso, con el fin de que nunca más experimentes el hambre ni la sed, con el fin de que ninguno de tus sentidos en este mundo pueda alterar los nuevos sentidos, los de tu eternidad. Ahí está tu coronamiento, ahí donde por fin tú mismo puedes decir, en tu íntimo: «Soy la Vía, soy la Verdad y soy la Vida», llevándote a constatar y a realizar que más allá de tu persona no hay ninguna otra persona, que más allá de tu historia están todas las historias, resolviéndose sin historia y sin miedo en el principio último de la Unidad y de la Verdad, ahí donde todo es canto, ahí donde todo es silencio, ritmando la conciencia libre de ver y de vivir lo que quiera, sin olvidar nunca lo que eres antes de la forma.

Vengo a sembrar y a informar lo íntimo de tu corazón, adornando de mi Presencia el regreso de Aquel que viene ahora como un ladrón por la noche, encantándote en el Espíritu de la Verdad y en la felicidad indefectible e incondicionada de esta ligereza y de esta belleza.

Entonces, estés donde estés, sea cual sea el momento en que me oigas o me leas, no olvides que más allá de lo aparentemente formal existe lo invisible, que en estos momentos se vuelve cada vez más visible para ti, permitiéndote entonces extraerte de la pesadilla, o del mal sueño, de la ilusión de este mundo, llevándote a liberarte de cualquier ley y de cualquier condicionamiento querido por este mundo o por ti mismo, porque ahí donde estás, en verdad, no hay nada que querer, no hay nada que desear, tampoco hay nada que demostrar, porque en este íntimo de tu corazón, sólo hay la Evidencia, sólo hay lo que es justo, ahí donde ninguna sombra puede ser detectada ni siquiera imaginada.

El Arcángel Mikaël, habiéndome pasado el testigo, me permite entonces alumbrar la habitación íntima del silencio, la habitación de tu eternidad, ahí donde vives, independientemente de la forma o de la experiencia que sea, la alegría de lo que nunca puede pasar y nunca puede morir. Entonces me dirijo a ti que renaces de tus días y que renaces de tus noches, en el seno de la luz de la Verdad.

No olvides que más allá de lo que oigas y más allá de lo que entiendas de mis palabras y de mi silencio, sobre todo está el fin de todas las palabras y el fin de la Ilusión. Acuérdate, no necesitas nada más, ni para llevar, ni para cargar, ni para eliminar, sólo reconocerte en la Verdad, ahí donde ninguna reivindicación del efímero puede alterarte o moverte, ahí donde el Fuego Ígneo te consume en el Amor inefable de Cristo, ahí donde sellas y te unes al juramento de la Verdad reencontrada, ahí donde nada puede ser quitado, ahí donde nada puede ser tomado porque todo ahí es don y todo ahí es Evidencia y Transparencia.

Entonces el Fuego Ígneo obra, consumiendo lo que no tiene lugar de ser en el seno de la Verdad y que no admite ninguna ausencia ni ninguna mentira, ahí donde sólo la Felicidad y el Amor son tu testigo, ahí donde la Felicidad y el Amor no son travestidos por ningún discurso, ahí donde las palabras no pueden alcanzarte, ahí donde sólo el silencio pone fin a las palabras.

Déjate revertirte con evidencia y con gracia, ahí donde verdaderamente te ves, más allá de los sentidos como más allá de la mirada, ahí donde tus ojos se abren, donde ninguna palabra puede cantar en este mundo la belleza de esta Verdad, y donde sólo el Coro de los Ángeles es el testigo, ahí donde la melodía de la Vida no puede acomodarse con ningún obstáculo, ni con ningún marco. Entonces llámame como yo te llamo. Entonces respóndeme como yo te respondo, con la misma proximidad y la misma evidencia, ahí donde no hay ningún límite, ahí donde todos los imposibles son la permanencia.

Escucha y oye el Fuego Ígneo que crepita centelleando en tus oídos, golpeteando tu cuerpo con su efusión de Amor. Ahí, inmediatamente, sin esfuerzo y sin voluntad, se vive la reversión que te lleva de manera ineluctable de regreso a la Verdad, de regreso a la Evidencia, ahí donde ninguna interrogación puede nacer y donde ningún freno puede ser activado. Alcanza la ligereza anterior a toda densidad, alcanza la felicidad del Amor que eres, que no conoce ninguna contención ni ningún ornamento.

Entonces vengo a alimentar este fuego ardiente que te consume de Amor, despertándote de todo sueño como de todo deseo, porque en el íntimo de tu corazón, en este Corazón del Corazón, cuando canta el Coro de los Ángeles en tus oídos y cuando el Fuego Ígneo te consume, dándote a pasar en verdad del efímero al Eterno, ahí donde no hay ni pérdida ni duelo, ahí donde todo se resuelve por la Gracia y la Inteligencia de lo que eres...

En el ritmo de mis palabras, las palabras de tus pensamientos ya no pueden encontrar ningún agarre, la conciencia contenida en este cuerpo ya no puede adherirse al sentido de ser este cuerpo, al sentido de ser esta vida, y te permite descubrir, más allá de todo concepto y de toda idea, que sólo puedes ser la Vida en su entereza, ahí donde ninguna distancia puede existir y donde el tiempo ya no presenta ningún ultraje ni ninguna resistencia, porque todos los tiempos y todos los espacios están incluidos.

Entonces, en la escucha y en el entendimiento de lo que eres, por tu Presencia y mi Presencia unificadas, acogemos a los Ángeles y a su Coro, acompañando lo que desde el punto de vista de la persona nombras Resurrección y que, desde nuestro punto de vista ‒ el de la Eternidad ‒, en definitiva sólo es un reencuentro, una unión de libertad, una unión mística de todas las formas que has recorrido y todas las formas que recorren la totalidad de los mundos, de los universos como de los multiversos, ahí donde todo es Uno sin ninguna distinción y sin ninguna hesitación. Porque en la Felicidad no puede existir la menor incertidumbre ni el menor futuro, así puedes decir que todo está cumplido en cuanto el Espíritu de la Verdad es tu verdad, más allá de todo travestismo, de todo traje y sobre todo de toda palabra, ahí donde no tienes nada que concebir, ahí donde no tienes nada que probar ni demostrar, ahí donde la evidencia de la Felicidad nunca puede desaparecer, poniendo fin a las sucesiones de alegrías y penas de este mundo que sólo conoce el duelo y la pérdida, de manera irremediable, donde sólo el recuerdo y la memoria de algún pasado que tampoco existe, te da a atarte y a encadenarte al marco de este mundo, al marco de la Ilusión.

Hoy, en este tiempo, sólo depende de ti el no atarte a nada más, el no creer poseer nada más, porque todo lo que es efímero y que posees al final te posee y te aliena todavía más. Estos tiempos se han cumplido porque todo se ha cumplido. El tiempo de la Resurrección, de tu promesa, ahora está activo en ti, en cada uno de ti con la misma intensidad; sólo es función de la velocidad, que sólo es función de tu cantidad y de tu calidad de acogida de la Verdad que no conoces.

Reencontrando la inocencia del niño y tu espontaneidad, no hace falta ninguna otra muleta en estos tiempos tan precisos que se han abierto ante ti, hace algunos meses de tu tiempo terrestre. Te queda por escuchar y por oír lo que te dicen todas las formas en el seno de los mundos libres, que sea en el seno de los pueblos de la naturaleza de tu mundo, como con cualquier Presencia manifestando la Libertad y la Felicidad, ahí donde ningún esfuerzo es necesario, ahí donde no hay nada que preservar, ahí donde ningún temor ni siquiera puede ser pensado.

Así es la magnificencia de la Felicidad, dándote entonces a perpetuar la gracia de este estado donde ninguna acción es necesaria. Dejando venir hasta ti la Vida, dejarás también venir hasta ti tu niño interior y podrás decir, tú también: «Dejad que vengan a mí los niños», sin ninguna distinción y sin ninguna preferencia, con la misma capacidad de acogida y de don, sin ninguna reticencia, de la manera más natural y más evidente.

He venido, por mi Presencia, a cicatrizar lo que el Arcángel Mikaël ha cortado en ti y, más allá de toda pena o de todo duelo, aunque no lo entiendas, esto fue necesario con el fin de que nunca más tengas que vivir y afrontar el duelo de algo o de alguien, porque todo está ahí y nada puede ser quitado.

Entonces se realiza la felicidad del reencuentro. Más allá incluso del proceso de disolución de tu conciencia efímera y más allá incluso de la emergencia de tu supraconciencia y de tu cuerpo de Eternidad, hay, en lo íntimo de tu corazón, la evidencia de lo que está ahí, y que sólo espera tu mirada y tu regreso en ti mismo, con el fin de demostrarte la evidencia de lo que eres, más allá de todo pensamiento, ahí donde todo está completo y ahí donde todo es perfecto.

Te invito pues a la perfección, no de tu vida sino a la perfección de la Vida, que no conoce nada de tu vida y que sin embargo es lo que eres, porque todo se ha cumplido y porque los tiempos han llegado, y porque incluso la idea de contar o de descontar no puede aparecer en ninguna fecha o en ninguna percepción, ahí donde estás tranquilo, ahí donde eres verdadero.

Entonces he venido a alumbrar este último paso para que éste se realice en la más grande de las dulzuras, y en la más grande de las evidencias. Sin embargo sigue con tu camino en este mundo tal y como la Vida lo organiza, porque ya no estás al mando de nada, si no es de lo que eres y que no es un control sino más bien un relajamiento, ahí donde la pregunta acerca de la confianza no tiene lugar de ser, ahí donde la pregunta acerca del bien y del mal no puede ser vivida ni siquiera pensada.

Entonces te invito a esas numerosas moradas, que son todas las moradas de la Paz, las moradas de la Eternidad, esta morada que no es una casa ni un lugar cerrado sino que es simplemente la certeza de la Verdad que no necesita ninguna palabra, y que ya no necesita ninguna palabra en el seno de este cuerpo como en el seno de tus pensamientos.

Entonces sigue, de camino hacia el íntimo de tu corazón, ahí donde ya no necesitas ni referencias ni ninguna certeza exterior, ahí donde no hay más distancia, ni siquiera ningún objetivo, porque todo es percibido en el mismo lugar y en todos los tiempos.

Déjate transportar por estos transportes de Felicidad y de silencio, y de danza, ahí donde todo reside, ahí donde todo es posible, en total libertad, ahí donde ninguna ley puede reemplazar la ley del Amor, porque la ley del Amor, la ley del Uno, es la única ley donde todas las demás se vuelven superfluas e inútiles. Entonces te invito hoy, tú que no has vivido nada ni has percibido nada, como tú que vibras desde hace poco tiempo o desde hace tantos años, a dejar que se finalice por sí solo lo que has empezado hace algún tiempo o hace más tiempo.

Sigue estando presente de manera plena y entera a este mundo, si la presencia de la Luz no ha previsto otra cosa para ti, y no olvides que lo que vives no es nada más que la Vida reencontrada, poniendo fin a los males, poniendo fin a la muerte como a todo nacimiento, ahí donde los tormentos del tiempo no pueden imponerse, ahí donde ningún espacio puede ser encerrado, ahí donde ninguna duda puede subsistir.

Entonces la Vía, la Verdad y la Vida cantan en tu corazón el canto de la Libertad, como canta en tus oídos la felicidad de los Ángeles de la Fuente de Cristal desplegada, ahí donde no tienes nada que poseer, ahí donde no tienes nada que preservar.

Entonces, en este instante en que me oyes, déjate guiar hasta el Corazón de tu Corazón, porque en este lugar que se desvela y se vive, no existe ninguna reticencia ni ningún obstáculo a esta Felicidad, que es la primera manifestación anterior a tu forma emergiendo de la Fuente.

Deja obrar los Talleres de la Creación, deja obrar la Luz que esculpe tu eternidad reencontrada. Aquí mismo, en la Ilusión donde te despiertas, aquí mismo en lo falso de tu forma encuentras la Verdad, sin ningún esfuerzo, porque no tiene que ser buscada sino sólo ser realizada.

Dándote a ti mismo, recibes el don eterno de lo que siempre fuiste. A pesar de las apariencias y a pesar de los males, a pesar de los sueños ilusorios de este mundo, sueño dentro del sueño, que este sueño dentro del sueño sea el sueño espiritual de libertad, que este sueño dentro de este sueño sea simplemente la preocupación de mejorar y de bonificar lo que sea.

Recuerda que ahí donde nunca has nacido, no hay que hacer ningún esfuerzo, sólo está la ligereza del don, la ligereza de la Vida, ahí donde todas las vías son la Vía, ahí donde todas las verdades sólo pueden ser una única Verdad, la que fue nombrada «Absoluto».

Estoy contigo porque yo soy tanto tú como tú mismo. No juzgues la forma porque ya no hay distancia ni velos que puedan engañarte o ilusionarte todavía más.

He venido también a mostrarte que ahí donde eres en verdad, no hay nada más que ver que la magnificencia del Amor y de la Felicidad, ahí donde nada puede estar sufriendo o faltando porque todo es evidente, porque todo es percibido más allá de la percepción, porque directamente vivido en la conciencia que ha reencontrado su fuente.

Así, reencontrando tu cielo en este mundo, este mundo sólo puede unirse a su cielo. Así que no te dejes abusar por ninguna historia, apariencia o palabra que sea, descansa en la Felicidad, porque hay aquí, en este íntimo de tu corazón, una densidad tal que no puede haber otra cosa que la vivencia de la ligereza, porque la densidad del Amor y de la Felicidad, sin mancha y sin sombra, es de una presencia tal  y de una evidencia tal, que ya no existe ninguna posibilidad de luchar, de oponerse o de restringir la Verdad, pienses lo que pienses, digas lo que digas, quieras lo que quieras, porque sabes que en este lugar, en este íntimo, en esta profundidad, en este Corazón del Corazón, no hay ningún sitio para lo que pasa, y están todos los sitios para lo que permanece para siempre y que permite todas tus formas y todas las dimensiones con la misma comodidad, con la misma facilidad, poniendo fin y permitiéndote olvidar todo lo que pertenecía al sueño en el seno de la Ilusión.

Tal y como lo vives en este mundo, todo allí es esfuerzo, incluso en la ligereza de tu corazón, porque todo allí es desgaste y todo allí es consumo, mientras que la consumación de Amor no puede consumir nada, porque, como Él dijo: «Encontrándote, nunca más tendrás sed». Así es el Agua de Vida, el Agua de arriba que viene a fecundar y más que sembrar, viene directamente a poner al desnudo, sin ninguna gestación, a la Verdad.

Entonces deja que el Fuego Ígneo transforme tus Coronas en unas coronas de Gloria, deja que tus células de este cuerpo en el cual estás, crepiten y canten también el canto de la Libertad.

La Gracia de la Vida en su acción, viene a colmarte de gracias a partir del momento en que dejes de apegarte a la ilusión que sea, a partir del momento en que aceptes verte y oírte más allá de cualquier ruido de este mundo, como de cualquier concepto de este mundo, ahí donde estás solo y sin embargo no experimentas ninguna soledad porque todo ahí está incluido y todo ahí está presente, ahí donde el Impersonal toma todo el espacio y toda la facilidad porque es lo que eres. En verdad te digo, en verdad lo vives, sin ningún esfuerzo, sólo abriendo y acogiendo sin ninguna restricción ni ninguna condición la verdad de tu eternidad, en tu corazón donde no hay ningún sitio para lo que viene de la cabeza, porque hoy, por la gracia de la ascensión de la Tierra, tu corazón se une a tu cabeza con el fin de que la cabeza sólo sea un ejecutante de lo que te dicte tu corazón con evidencia y facilidad, ahí donde no hay necesidad ni de preguntas, ni de ninguna elección, ni de ninguna discusión posible.

Entonces el Fuego Ígneo, impulsado por Lord Metatron y amplificado por mi Presencia, revela su majestad que, te lo recuerdo, es Evidencia, porque nunca esta palabra, entre las palabras que te quedan, es tan próxima a lo que puede ser dicho y vivido, cambiándote por supuesto de los modos de funcionamiento en el seno de este mundo donde nada es adquirido, donde nada es evidente, y donde el don mismo es limitado por las contingencias de este mundo porque todo allí es depredación, porque todo allí es posesión, porque todo allí es seducción, porque todo allí sólo pasa antes de morir. Tú, no eres nada de todo esto. Haya sido lo que haya sido lo que nombras tu «pasado» en el seno de este mundo, sean cuales sean tus conocimientos de este mundo, no te son de ninguna utilidad ante la evidencia de lo que eres, porque, en este íntimo, no hay nada que travestir porque ahí todo es aparente y nada puede ser ocultado, exactamente a lo opuesto de este mundo donde todavía tus pies están puestos.

Recuerda que no hay ningún punto de comparación posible, ni ningún punto de apoyo en el seno de este mundo, que te permita explicarlo, que te permita disertar, y que simplemente te da a acoger lo que eres, esta Gracia y esta Felicidad.

Entonces el Fuego Ígneo progresa, abrasando las Estrellas de tu cabeza, abrasando las Puertas de tu cuerpo, desvelándote el cuerpo de Eternidad que percibes y en el cual empiezas a vivir. Pienses lo que pienses, sientas lo que sientas, o no sientas, esto está ahí.

Así la sanación última, la del apego a la Ilusión, es consumida por el Fuego Ígneo y también por el Coro de los Ángeles.

Ve y oye más allá de estas palabras que salen en este instante, de estas palabras que lees, con el fin de poner al desnudo más allá de cualquier sentido, la esencia que te lleva hasta ti mismo.

Entonces tu corazón, no el que palpita en tu pecho sino el de cristal, este diamante perfecto, toma el relevo de la alternación de tu corazón de carne, ahí donde no hace falta ninguna contracción porque todo ahí es don permanente, ahí donde no hay ningún vaivén porque todo ahí es persistente, con la misma intensidad y la misma igualdad.

Déjate consumir porque la consumación es Felicidad, diga lo que diga tu persona que teme el fuego, porque pone fin a la forma, este fuego es bendición y no es sufrimiento, sólo quema las ilusiones, sólo quema lo que pasa, y tú ya no pasarás nunca más porque permanecerás en la eternidad de la Felicidad. Sea cual sea la forma en el mundo, te has reencontrado, ya no necesitas ninguna historia, ni escribir ni cumplir ningún guion en el guion del fin de la Ilusión, sólo tienes que estar ahí. Y estar ahí, presente a ti mismo, tiene otro nombre para tu persona, esto se llama humildad, que sólo puede ser cumplida en la Infancia y en la espontaneidad, ahí donde como te dije, ninguna reticencia es necesaria, donde ningún obstáculo puede oponerse o contradecir esta verdad total y absoluta.

Entonces el Fuego Ígneo te bautiza en el Espíritu de la Verdad, entonces el Fuego Ígneo pone fin y pondrá fin a cualquier sentimiento de pérdida, porque al quitarte de la Ilusión, no te quitamos nada y no te quitas nada, te restituyes a ti mismo sin que nada pueda faltar. ¿A qué esperas para ser esta perfección desconocida en este mundo, y que sin embargo se revela de una manera cada vez más impactante y más evidente? Es cierto que a través de unas disoluciones de las estructuras de este mundo pero sobre todo, antes de cualquier cosa, por la emergencia concreta de la Luz, ya no solamente en el seno de unas partículas o de unas formas como con los pueblos de la naturaleza, sino que en ti mismo, como en todo lo que miras y ves más allá de las apariencias y más allá de las mismísimas condiciones de este mundo.

Permanece simplemente aquí y ahora. Entonces la claridad se hace en esta profundidad y en esta precisión, todo es visto, todo es asimilado y entendido más allá de toda comprensión, de todo análisis y de toda pregunta.

Entonces déjate consumar en la alegría del Amor redescubierto. No frenes nada con el fin de que cualquier temor, cualquier hesitación y cualquier duda, ya ni siquiera puedan ser evocados, desapareciendo definitivamente.

Y recuerda que en esta consumación del Fuego Ígneo, realizas la unión más perfecta y más sublime de lo que eres con lo que creías ser, sin ningún esfuerzo y sin pedir nada, porque es lo que se te debe y esto es tu don.

Y ahí, la Paz previa a la Felicidad te llena con su silencio, y ahí el Fuego Ígneo se vuelve una caricia en la Verdad de lo que eres, dejándote entonces consumarte con más ardor y más ligereza, porque en este fuego nada es quemado si no es la Ilusión misma, porque en este Fuego Ígneo, sólo hay belleza y evidencia, de la Felicidad, del Amor, de la Luz y de la Vida.

Entonces a partir de hoy puedes apelar a mí, a partir del momento en que me hayas oído o me hayas leído. No puedo recorrer el camino, lo que queda de el, en tu lugar, pero puedo alumbrar los contornos para simplemente reforzar lo que podrías nombrar tu fe, antes de que ésta sea reemplazada por la Evidencia que no necesita ninguna fe, ni ninguna creencia, ni ninguna esperanza, para que tú también puedas decir: «Padre, encomiendo mi Espíritu entre tus manos». Llevándote a entender que el único Padre que haya es la Fuente, no la ilustrada en tus cielos en lo que fue nombrado Alción, sino que en tu corazón, porque todo esto también está en tu corazón, pero no podía alcanzar la conciencia de tu persona.

Te invito a nombrarme, sin ningún ritual ni ningún dogma, en la espontaneidad de la Infancia y en la inocencia, con el fin de observar y de estar presente en tu última reversión. Ha llegado el momento de salir de la tumba porque este mundo no es nada más ‒en sus apariencias como en sus fundamentos‒ que una tumba porque allí todo muere. Es cierto que todo vuelve a nacer, pero cada vez perdiendo el recuerdo de la continuidad de la no-interrupción de la Felicidad y del Amor como en toda conciencia, como en todo cuerpo y en toda dimensión. Es esto lo que fue el Juramento y la Promesa que hoy puedes realizar totalmente, sin ningún requisito previo y con la única condición de acoger sin ninguna restricción y sin ninguna duda, lo que únicamente pide ser reconocido y que sólo pide tu reconocimiento.

Entonces el Fuego del Amor puede consumar las ilusiones y hacer revivir, en la Verdad, la llama de Eternidad que eres. En cada uno de ti estoy presente, en cada uno de ti estoy listo para alumbrar lo que podrías nombrar «camino» pero que no es nada más que la vía del Amor que mora en tu Corazón del Corazón.

Déjame reunirme contigo con el fin de que tú también puedas reunirte contigo mismo, porque tú y yo somos Uno, no como una idea o un pensamiento sino como la Verdad vivida y asentida, porque en ello el Amor incondicionado es omnipresente, poniendo fin a los tormentos de las condiciones del amor en tu mundo, donde la pérdida siempre es el final de cualquier amor. Te invito al Amor donde nada puede ser perdido, te invito al Amor que no conoce ninguna condición; el Fuego Ígneo que arde en ti es el testigo.

En esta consumación de Amor, todo ahí está perfecto a partir del momento en que tus últimas reticencias y resistencias ya no puedan obrar más ante la majestad y la belleza de esto. Sólo depende de ti el mirar y el posicionarte en el único lugar que sea verdadero y que ahora está presente para cada uno, hermanos y hermanas humanos de la tierra. Aunque no vivas nada y aunque lo niegues, la Evidencia se hará tan pronto veas la señal en el cielo y tan pronto María te haya llamado.

Pero no esperes ese momento, ya está ahí para cada uno de ti antes de que se vuelva, en un momento dado del final de este tiempo, la realidad colectiva a la cual nadie podrá sustraerse, porque este juicio final no es el fin del mundo, sino el fin de un mundo, el fin de una experiencia que sólo ha aportado sufrimiento y esperanza. Te propongo la Libertad, ahí donde está la Verdad.

Ha llegado el momento ahora de reducir mis palabras, de espaciarlas, con el fin de que nos lleven al silencio de la consumación de tu corazón efímero, con el fin de que cada una de las células de este cuerpo efímero se disuelva y deje el sitio a los circuitos de la Eternidad que son tuyos, en tu cuerpo de Eternidad.

Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Reversión, en el Aquí y Ahora de tu Presencia se realiza la alquimia del Fuego de la Verdad, ahí donde no tienes nada que perder, ahí donde no tienes nada que pedir ni nada que esperar, porque todo está ahí.

Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Reversión, y te invito a estar presente en tu eternidad incluso antes de que la consumación colectiva de este mundo sobrevenga. Soy la prueba en ti de tu eternidad reencontrada, de lo que eres más allá de cualquier travestismo.

Soy Uriel, Ángel de la Presencia y Arcángel de la Reversión, a partir de ahora los cuatro Jinetes obran conjuntamente y tocan la misma partición, la de la liberación.

Soy Uriel, soy tú y acojo tu Presencia, que es para mí una bendición, y acojo tu Presencia que es para mí la majestad de la Felicidad, y te digo: «Hasta siempre». Despiértate, el tiempo de los tormentos y de los sufrimientos por fin termina, nunca más habrá un fin tan pronto hayas renacido. Te bendigo en tu eternidad, te bendigo en tu Presencia como en tu Ausencia.


Hasta siempre en la Eternidad reencontrada. Permanece en silencio conmigo con el fin de comulgar.


…Silencio…


Regreso ahora al silencio y a la evidencia de tu corazón.

…Silencio…



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A través de JL

Traducción equipo de traductores

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