martes, 21 de febrero de 2017

RAM -PENETRANDO EN EL TEMPLO DEL CORAZÓN, 21 diciembre 2008

EL CAMINO HACIA EL SILENCIO INTERIOR
El Camino del Corazón

Soy RAM. Recibid mi paz. Vengo en este momento, a través de mi presencia, a ayudaros por medio de la vibración, por medio del silencio y las palabras, a ir a vuestro ser interior, al espacio donde no hay ninguna tensión, un espacio donde se encuentra el equilibrio, un espacio donde se encuentra la paz. Se trata del único espacio, por otra parte, donde podéis encontrar la paz, el equilibrio y lo que sois. Hace varias semanas he discurrido, de emitir esa consciencia particular que es la consciencia del ser que ha llegado al centro de sí mismo, ahí donde se resuelven todas las tensiones y todas las oposiciones, ahí dónde se encuentran la solución, la llave, la puerta y la Luz. Os he dicho que el obstáculo más fuerte al acceso a vuestra interioridad, era la mente y que, por otra parte, esa misma mente podía ser domesticada para ayudaros a ir hacia el silencio. En ese silencio y en esta paz ¿qué podéis encontrar? Vais a encontrar la certeza y la evidencia de lo que sois. Vais a encontrar la paz que buscáis. Vais a encontrar la seguridad que buscáis. Vais a encontrar, un sentido a lo que sois y a quienes sois. No hay cuestión que no tenga respuesta en este espacio, porque cualquier cuestión se resuelve por la ecuación del amor. Toda cuestión que no tuviera respuesta solo sería una cuestión que no tiene sentido en vuestra vida. En efecto, el espacio del corazón es el espacio de la resolución. El espacio del corazón es el espacio dónde no hay cuestión, ni sobre vuestra vida, ni sobre el sentido de vuestro destino, no sobre las elecciones duales. Penetrando el templo del corazón, abriéndolo, entráis en la evidencia y la transparencia. Entrando en evidencia y en transparencia, os daréis cuenta de que no puede existir, en ese estado particular (que corresponde a otra dimensión, que habéis despertado en esa dimensión) no puede haber espacio de preguntas, espacio de miedos, espacio de proyecciones. Viviréis la totalidad del instante. Esto no os desconectará de vuestra realidad, sino que os permitirá devolverla en armonía con vuestro estado interior. Todo lo que os cueste, todo lo que es esfuerzo, no es la Luz. La Luz es transparencia, la Luz es evidencia, la Luz es verdad. Cuando llega un problema, sea el que sea, os basta, cuando habéis encontrado el camino de vuestro corazón, con estar suficientemente en el interior de éste, para que se modifique. Y si se modifica, vais a concluir que vuestro estado interior es justo. Y si éste no se modifica vais a concluir que vuestro estado interior no es justo. No hay, otra verdad que ésta.

A partir del momento en que activáis, no mentalmente, intelectualmente, sino real y conscientemente ese plano de vuestro ser, vais a penetrar un espacio dónde se encuentra la alegría, un plano dónde se encuentra la verdad, un plano dónde se encuentra la Unidad. En la Unidad todo se resuelve, cierto, no siempre según lo que
vuestra mente desearía, no siempre necesariamente en el sentido de la satisfacción inmediata pero al menos, si actuáis percibiendo esta transparencia, esta evidencia, esta verdad, esta Unidad y esta Luz, las cosas se desarrollarán (a pesar de las apariencias en ciertos casos) en el sentido de una Luz más grande, de una verdad más grande, de una transparencia más grande y de un amor más grande. Las trampas de la mente y del ego, pueden situarse en la negación de ese estado interior. Lo más duro es al principio, porque cómo decía, sabréis instantáneamente que habéis llegado cuando hayáis llegado, porque será para vosotros un nuevo nacimiento a la Unidad, mientras seguís viviendo los fenómenos duales asociados a la encarnación. Ese estado de Unidad crea en torno de vosotros, un campo vibratorio profundamente transmutador, pero también profundamente molesto. Vivir la Unidad, puede parecer para el que vive la dualidad, como execrable porque ofende, viola y penetra su dualidad, es decir lo que constituye su vida en su mente, que pasa su tiempo dividiendo y separando. La Unidad es un estado de unificación con vosotros mismos. El mundo no es Unidad. El mundo en el que vivís, es la encarnación más absoluta de la dualidad, hasta el colmo.

Cualquier fenómeno es dual. No puede haber acción sin reacción. No puede haber mal sin bien. No puede haber contracción sin expansión. No puede haber alegría sin pena. No puede haber pena sin alegría. Solo el corazón permite eso, y no depende de una situación externa, de una situación física o de una situación psicológica. Mientras que esto continúe, es que estáis atados a vuestros propios sufrimientos, cualquiera que sea el nivel dónde se sitúe. No hay otra verdad, aunque pueda en ciertos casos, ser duro de aceptar, de comprender y sobre todo, de integrar. Pero en el momento en que penetréis en ese templo interior, hará que aparezca ante vosotros también, como una evidencia. La intensidad de la radiación recibida sobre cada individuo, en este momento, en el planeta, corresponde a lo que se ha llamado la hora, o el momento en que viene a llamar a vuestra puerta, donde el recuerdo de vuestra divinidad se acuerda de vosotros. ¿Vais a responder o vais a continuar manteniendo las reglas sociales, reglas de creencias, reglas construidas e ilusorias? Todo depende una vez más, de vuestras creencias pero todas esas creencias en la dualidad, la creencia de la necesidad de otro ser para completaros, la necesidad de un techo y de una cama (que os parecen sin embargo que son necesidades y satisfacciones fundamentales de la vida) solo son ilusiones. Lo que digo es la verdad, quizá no es la vuestra. Cada uno tiene su verdad, pero la verdad es una, en esencia y en su finalidad. Vosotros debéis penetrar y no podréis penetrar en el espacio del corazón, más que en el momento en que hayáis abandonado y soltado la presa de todas vuestras creencias ilusorias sobre el desenvolvimiento de la vida. Habéis sido condicionados por vosotros mismos, por una parte, por la sociedad, por otra parte y por la encarnación, por una tercera parte, a aceptar cierto número de limitaciones. Limitación del acceso a vuestra divinidad. Limitación del acceso a vuestra soberanía. Limitación de vuestro acceso a la Unidad. Esto termina, si lo aceptáis, si lo deseáis en lo más profundo del Espíritu que mora en vosotros. He aquí ahora, esto expresado a través de la vibración de la Luz.

…Efusión de energía…


Para completar esto con unas palabras, estáis en un fin de ciclo, estáis en un periodo que corresponde a la inversión. Estáis en el año que el arcángel Jophiel ha llamado “la confrontación”. El año próximo estaréis en el año del desvelamiento y del despertar de algunos de vosotros, pero no creáis que el resto de la humanidad vaya a veros como salvadores. Os van a mirar como enemigos, porque el principio de la vida en dualidad corresponde a la negación de la Unidad y los que viven en la dualidad y con razón, que tienen necesidad de continuar ciertas formas de experiencias duales, no pueden aceptar la Unidad que vosotros representáis. Si decidís ir hacia vuestro corazón, las tensiones puestas en juego, entre los grupos de individuos, entre los pensamientos (unitarios y duales) serán ilustrados y acompañados por tergiversaciones de diversos órdenes, sobre los que no me corresponde extenderme. Acordaros, y lo he dicho en muchas ocasiones, que todo miedo es una proyección de la mente en el futuro. La Unidad no conoce el miedo. La Unidad puede venir acompañada de circunstancias externas dramáticas, en todos los sentidos del término y sin embargo, la Unidad permanece. Los acontecimientos, sean los que sean en esta dualidad, tratan muy a menudo, de atraeros a ellos por la seducción, por la convención, por las leyes, por las creencias y por el miedo.

La Unidad es un estado que se basta a sí mismo, que no tiene nada que ver con lo que pasa en el exterior. En tiempo lineal (lo que yo llamo “tiempo lineal” es un tiempo fuera del fin de ciclo que vivís) es totalmente posible establecer fundaciones y construir ciertas cosas a través de reencuentro con su propia Unidad. Puede ser una religión. Puede ser una filosofía. Puede ser una escuela. Esto es válido en tiempo lineal, pero no en un fin de ciclo. En fin de ciclo se os pide únicamente, concentraros y ceñiros a lo que sois y nada más. El resto no tiene necesidad de vosotros para desarrollarse y para llegar. La solicitud de vuestro ser interior debe convertirse en el motivo de vuestra conducta, si de todas formas deseáis la Unidad. En Unidad, acordaros, todo se disipa, pero el acceso a la Unidad es a la vez, muy simple y puede ser simple quizá, para algunos de vosotros, en la medida que os acercáis a la esencia situada en el centro de vuestro ser. Por el contrario, si os parece complicado, si os parece irrealizable, si os parece fuera de vuestro alcance, entonces, plantearos la cuestión, quizá no habéis terminado con vuestras elecciones de dualidad. La Unidad es un estado interior que no puede confundir. No se parece a nada más. No se parece a una satisfacción de los sentidos, no se parece a una satisfacción intelectual, no se parece a una satisfacción emocional y, aun menos, a una satisfacción espiritual. Es ante todo, un estado de ser que se basta a sí mismo, porque es la totalidad del ser realizado. He aquí ahora, la respuesta por la vibración y por la Luz.

…Efusión de energía…


Entonces, hermanos y hermanas, vamos si os parece bien, a acoger la vibración de la Unidad y del silencio en nuestros corazones. Esta será mi bendición y el amor de mi intervención.

…Efusión de energía…

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Canalización Jean-Luc Ayoun
Transcripción : Veronique Loriot
Traducción : S.M.

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