26 de noviembre de 2016
Del templo de Fuego, que es el verdadero portal de la sabiduría, mi voz se eleva, se expande, todo abarca, y todo envuelve. Desde el núcleo cristalino de este planeta, que no es otro que el propio Templo de Fuego, que no es otro sino tu propio corazón, mi presencia se irradia, el calor de mi llama interna se expande en todas las direcciones.
Yo soy la voz de la vida y soy la vida en todas las voces. Yo soy el Fuego de la sabiduría, yo soy la sabiduría del Fuego. Y como tal me manifiesto en este día, en este medio, como la madre planetaria. Por lo tanto, como vuestra madre, la madre progenitora, en última instancia, porque tu cuerpo procede de mí, ya que él es un compuesto de los elementos de mi cuerpo.
Tu fase interior también procede de mí, un conglomerado de energías sagradas que componen mi alma. Y la chispa de tu espíritu, el sagrado sutratma que nunca puede ser roto, es un hilo de mi tapiz universal, es luminiscencia de mi luz.
Son bienaventurados cuando reconocen de donde proceden, cuando reconocen el origen de sus formas, de sus impresiones psíquicas y dónde está la morada definitiva. Porque así como yo soy la vida, ustedes son la vida; así como yo soy Fuego y sabiduría, ustedes son el Fuego y la sabiduría. Pero es necesario caminar más allá de las apariencias creadas por la sombra de vuestra presencia. Se requiere ir más allá de las imágenes proyectadas en la pantalla de la mente, por la identificación con estas mismas apariencias.
Amados hijas e hijos, el tiempo que vivimos, el tiempo que compartimos es de hecho un tiempo de grandes transformaciones. Pero en cuanto a esto sentido ya están advertidos. ¿En efecto, cuál es la sorpresa? Bien saben que son días de transformación, fueron avisados que su civilización tendría el mismo destino que todas las otras: disiparse infaliblemente en el espacio puro e ilimitado del ser. Pueda parecer otra cosa, parecer ruina, puede parecer degeneración y descomposición. Pero de hecho, hijos e hijas, sólo hay un disiparse en la presencia, no es más que la danza de la impermanencia cumplimiento su rol.
Yo no digo que este movimiento sea menos importante. No. Como fenómenos de mi danza, cada uno de ustedes tiene un papel que desempeñar, un papel a cumplir en este juego de la impermanencia. Cada uno de ustedes es factor de transformación, cada uno afecta el escenario global y es afectado por el. Así que su papel es importante. Ustedes pueden conducir el juego, poden llevar esta historia hacia un rumbo diferente con sólo ser capaces de mirar más allá de la apariencia.
Pero además de este juego de roles, de esta danza de impermanencia, una vez más, les recuerdo; mis niños, este es un momento incomparable para darse cuenta de la naturaleza misma, de los fenómenos. Yo les aviso, se los advierto, los exhorto: no se olviden de esto, no dejen que mis palabras caigan en el espacio vacío, que mis palabras encuentren terreno fértil.
Recuerda que cuando una gran oscuridad asoma, es entonces que la menor de las luces tiene mayor poder. Este es el momento de encender tu llama, pues la gran oscuridad se acerca. No la oscuridad del mal o de la muerte, sino la oscuridad aparente al disiparse los agregados momentáneamente, antes que ellos vuelvan a aglomerarse y componer otro escenario.
Transiciones planetarias, ustedes hijos e hijas, han vivido muchas. Incluso en sus células están los códigos latentes de cientos de miles de transiciones ya vividas. Mundos hermosos, mundos celestes, etéreos, una trayectoria sin fin hasta llegar aquí, un mundo denso y material, compuesto de formas biológicas y tan pasajeras como las hojas de otoño. En este punto culminante de identificación, aquí está la puerta para abrir los ojos, disipar la visión y reconocer que cualquier escenario por más hermoso y agradable que sea, si no es vivido con sabiduría, es semilla de sufriendo y condenación en la prisión de reencarnación involuntaria.
Abran los ojos, abran los ojos primeramente para ver la danza de la impermanencia. Reconocen la ley que impera en mi forma, es así como mi cuerpo universal se comporta. Hijas, hijos vean esta ley, no se resistan a ella, reconózcanla como uno de mis rostros y su inmenso poder se encontrará a sus pies. Después de esto reconozcan la llama en ustedes, asuman su papel sin cargos y sin prejuicios, asuman su papel en esta danza de la impermanencia. Sean las fuerzas propulsoras de la paz, para la Luz y el amor. Sean vientos, vientos auspiciosos a través del trabajo que ejecutan disolviendo el vínculo con la identificación. Paulatinamente, transformaran los canales de mi Fuego y de mi sabiduría.
A medida que a través de la contemplación y la meditación, a través de su devoción y oración, reconozcan y reafirmen la unidad de nuestra naturaleza, más recordarán quién soy y que entre nosotros no hay distancia. Ustedes son la luz en sí, son el espíritu, la naturaleza perfecta e ilimitada que anima toda vida. Este es el triple reconocimiento, esta es la perspectiva que debe ser continuamente ajustada, así nada queda para atrás, y nada queda sin su cuidado. Cuanta más atención y cuidado recibe de ustedes cada cosa, en este orden.
Cabe a ustedes determinar cuál es su prioridad. Si la prioridad, es mantener una experiencia placentera a pesar de la sabiduría que consigan anclar o no, entonces, hijos e hijas, no hay por qué mentir, su futuro es continuar peregrinando, atados e influenciados por las llamas de fricción del dolor y del placer.
Sin embargo, si comprenden que no hay placer que dure para siempre, ni dolor que sea eterno; si comprenden que todo es impermanente, todo es pasajero y que todo lo que ocurre ahora en su mundo obedece a la misma ley, tendrán entonces la oportunidad de ver la puerta que los conduce al reconocimiento de sí mismos como factores de la transformación, como elementos de esta danza, que pueden disponerse como mis instrumentos, de modo que en medio del juego de la impermanencia, toda la naturaleza camine hacia más gloria, más paz, más luz, más amor.
Entonces podrán descubrir la máxima prioridad: el reconocimiento de su propia naturaleza. No sólo de manera intelectual, no sólo de forma verbal. Sino el reconocimiento de la experiencia absoluta de nuestra unidad, de la verdadera esencia, de vuestra verdadera morada.
Yo los convoco a contemplar constantemente estos tres reconocimientos. A medida que la gran sombra de la disipación se acerca a este planeta, los invito a afirmar en su corazón, profundamente, la perspectiva que se ajusta a esta realidad.
Esta sombra es la sombra de mi mano, mi fase como destructora de las formas. Es necesario que lo viejo se deshaga para que la expresión del ahora puro y perfecto pueda encontrar su lugar. Pero sólo la mitad de esta obra puedo ejecutar, hijos míos, por más que yo disipe las viejas formas, si ustedes no disipan la vieja manera de ver el mundo, poco se habrá hecho. De qué sirve entregar en sus manos otro mundo si proyectarán sobre él las mismas creaciones.
Entonces, yo los convoco; recuerden la impermanencia, recuerden que son elementos impermanentes con un papel a ejecutar. Pero más allá de eso que creen ser, de lo que sus sentidos le dicen, ustedes son yo; el Fuego de la sabiduría, la sabiduría del Fuego; la vida en todas las voces y la propia voz de la vida; ustedes son instrumentos de mi amor; son canales de mi poder espiritual, son en última instancia, el poder mismo.
Les lanzo una bendición. En este momento, como corporeidad de la Shakti planetaria, todos aquellos que oyendo mi voz, miraran dentro de sí, y todos aquellos conectados a éstos, todos los seres, en todas partes, a todos les concedo un don, una bendición y un bálsamo: Sammasati.
Transcripción hecha por colaboradores de la Agnisangha.
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Traducción: H. N.