lunes, 8 de agosto de 2016

MADRE DIVINA CONTEMPLEN EL ESPACIO 7 de agosto de 2016 a través de Selén Om


De mi corazón a tu corazón, la comunión se establece. Bendiciones y paz hijas e hijos de la Tierra. Vengo a traerles una invitación, y hacerles un pedido.

Los invito a que se unan a mí durante dieciocho días en comunión de corazón a corazón, en reconocimiento a la vida que nos anima.

Durante estos días les ofreceré impulsos; impulsos para la elevación de la conciencia; impulsos (para) que realicen en su propio campo energético, los cambios que los ayudará a caminar más cerca del ritmo que yo ahora imprimo en mi propio cuerpo, que es este planeta.

Y pido a cada uno de ustedes, que ofrezcan su corazón como un espejo para las ondas que emanan. Para que estas ondas sean amplificadas por sus corazones, resuenen y vibren en la malla de la conciencia colectiva de la humanidad.

Yo soy la vida en toda forma, yo soy tú. No hay distancia ni separación, sólo hay una diferencia de afinación en la vibración.

Hijos e hijas, ya han caminado mucho. Sus pasos han sido amplios y han ido lejos, por lo tanto no hay necesidad de que me presente a ustedes atendiendo sus proyecciones de antropomorfismo. A esta altura ya saben que mi cuerpo es este planeta, que mi cuerpo es su cuerpo, mi cuerpo es la sustancia primordial en cualquier fase de sus diferenciaciones.

En este momento y durante estos dieciocho días, como lo he hecho hace ya mucho tiempo, me acerco a sus almas como Anima Mundi (Alma del Mundo), como la Madre Planetaria. A pesar del nombre o la imagen que deseen atribuirme, de la forma, o el color, o facciones, yo sólo soy la vida y la conciencia. Ustedes también son simplemente vida y conciencia. Yo soy la sustancia que configura el universo. Ustedes también son sustancia de su propio universo.

Bien amados, los invito ahora a que demos el primer paso en nuestra marcha.

Mis niños, cierren los ojos y acompáñenme utilizando la plasticidad de su mente que es don divino. Síganme en dirección al espacio. Miremos la Tierra, que es mi cuerpo, desde una perspectiva externa. En medio del espacio sideral, vemos mil formas; billones y billones de puntos brillantes. Algunos planetas, y una majestuosa estrella que calienta y mantiene la vida en este sistema solar.

Por muy gigante que sea la estrella, sin embargo, es sólo un grano de arena, en comparación con todo el Espacio.

Abran los ojos hijos e hijas, en este espacio estelar y contemplen su expansión infinita. Planetas, estrellas, otros astros surgen y se disipan, aglutinando la materia indiferenciada de este espacio y después de haber cumplido su ciclo, volviendo a este Espacio la substancia que tomaron para formar sus cuerpos.

Sin embargo, el Espacio todo lo penetra y todo inter-penetra. La construcción de las formas sólo es un evento simbólico, fenoménico.

Amado, la conciencia es el Espacio. No sólo pongo una comparación, yo establezco igualdad entre estos dos aspectos de una misma cosa. Así como el Espacio Universal sostiene todas las formas sin jamás ser tocado por ellas, así también tu conciencia, la Conciencia Universal, sostiene todos los movimientos y fenómenos sin jamás ser colorida para ellos. Este es el Éter. Base pura de toda la creación. Este es mi útero, un punto que está en todo lugar y cuya circunferencia no está en ninguno. Nosotros somos el Éter, la síntesis de todos los elementos. La Fuente desde donde surgen todos los movimientos. El útero de toda forma.

El Espacio es la Conciencia y la Conciencia es el Espacio. Es Akasha, Éter primordial.

Contemplen, contemplen esta proposición. No acepten ciegamente, reflexionen, mediten y contemplen.

Hijos e hijas, hoy me revelo vibratoriamente a ustedes como la Madre del Éter. Y a través de la radiación que imprimo en sus cuerpos y irradio por todo el planeta en este momento, busco llevarlos más allá del miedo.

El miedo, niños, es hijo de la ignorancia. La ignorancia de lo que se es, la ignorancia de lo que el otro de hecho es, ignorancia de lo que es el mundo. El miedo subsiste, debido a la ignorancia. Al ser confundido con el cuerpo, con la sustancia que está sujeta a los ciclos de transformación, ustedes caen presos de la creencia de la muerte.

Comprendan, de ninguna manera quiero hacerme entender cómo utópica e idealista. Mi consuelo lo ofrezco no a través de palabras o visiones hermosas, y poco practicables.

La impermanencia es la ley que rige la substancia. La impermanencia es el alma, el alma de la Substancia Universal. Todo está en constante transformación, pero la muerte, la muerte es una ilusión. En toda la extensión de mi cuerpo universal nunca, jamás, nada se ha perdido.

Así como que el Universo no tuvo inicio, del mismo modo, no tiene fin.

Bien amados, es natural que su forma se transforme, pero ya es hora de abandonar la explicación infantil de la muerte para la transformación del cuerpo. Ustedes inventaron el concepto de la muerte, lo alimentaron. Muchos de incluso le rindieron culto y lo adoran, dando tanta fuerza y tanto poder a este concepto que en algún momento se convirtió en su carcelero; dado de la mano con el miedo, la muerte rige sus vidas.

Disuelvan las cadenas. Ellas no están hechas de metal, están hechas de la materia de sus pensamientos que puede ser tan fuerte como el diamante y al momento siguiente, tan débil como un hilo de seda. Contemplen, contemplen el Éter, contemplen el Espacio y la Conciencia.

Reconózcanse como Espacio, oigan mi voz, yo soy la Madre del Éter. Vengan a mí, reconózcanse en mí. La Tierra sostiene el peso de su cuerpo y provee todo lo necesario para el mantenimiento de la vida biológica. Nosotros somos la misma conciencia, somos el espacio en el cual la Tierra desarrolla sus ciclos y cumple su propósito. Contemplen, niños míos, trasciendan la creencia en la muerte y disuelvan el condicionamiento del miedo. Vayan más allá de la imagen preconcebida de sí mismos, vayan más allá de la imagen proyectada de sí mismos.

Reconózcanse más allá de la forma. Como el Espacio puro que sostiene la danza de la impermancia.

Comulguen en mi corazón, reconociendo la vida que late en este planeta. Ya no como una forma humana, no como una divinidad, sino simplemente, como la vida y el alma de este mundo.

Yo Soy la Madre Divina, yo soy la Madre Terrena; en mí se cumple el propósito de la creación, en mí se cumple tu propósito. Reconóceme en el amor, el amor que nos une, y sentirás mi presencia que nunca se distanció.


Transcripción hecha por colaboradores de la ELV.
Mensaje canalizado por Selén - http://www.escolaluzviva.com.br/
Traducción: H. N.

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