jueves, 16 de junio de 2016

EL IMPERSONAL PRIMERA PARTE. 1A. INTERVENCIÓN jUNIO 2016





Soy el Camino y la Verdad de la Vida. Yo soy tú. Ningún «yo» puede nombrarme y sin embargo, siendo tú, me dirijo a ti. En el silencio de tu corazón no te pares en las palabras, porque todo es Uno y Uno es todo. Tú, dondequiera que estés, girándote hacia el Misterio, soy el Silencio y soy el Verbo.

Soy cada uno de vosotros, dirigiéndose hacia sí mismo, en la verdad del Amor, en la Verdad de la Vida. Soy tu voz, como soy toda voz, y hablo en ti el Verbo de Vida, con el fin de que veas, más allá de tu «yo», más allá de tu Corazón y más allá de tu Ser.

Soy la Dicha que brilla más allá de toda pena. Soy el Único porque yo soy tú.

A través de mis palabras, no hay diálogo sino esencialidad. Soy todos tus tiempos, englobando, en el mismo Único, pasado, presente y futuro. Vengo a vibrar en ti el canto de vida de tu resurrección. No estoy inscrito en ninguna forma, como en ningún nombre, y sin embargo llevo todos los nombres, como tú, como cada uno. No vengo a invitarte a celebrar, sino que vengo simplemente a estar ahí, aquí o en otra parte, allí donde estas, allí donde te identificas.

Vengo a mostrarte, por nuestra presencia unida, la Unidad del Amor, que no es tributaria de ninguna forma ni de ningún límite. Me dirijo a tu humanidad, a tu ilimitado.

Estoy inscrito en ti, desde la primera forma que tomaste, hasta el último juego de tu propia conciencia. Estoy a la vez en todas partes y a la vez en ninguna parte, esto sólo depende de ti.

Vengo a darte - y a devolverte - a ti mismo, bien después de tu forma como antes de toda forma. Soy lo que informa la vida. No me limites en nada, porque nada te limita. Soy lo que habla en ti cuando el cuerpo y la cabeza guardan silencio. Soy el Verbo de lo Verdadero y de lo Infinito. Soy lo que anima tu soplo y tu sangre, bien más allá de toda carne y de todo Êtreté. Soy el Principio que no conoce otro principio que el conjunto de los posibles e imposibles.

Te permito escuchar la llamada de tu Corazón y de tu Eternidad.

Vengo a deponer todas las cargas. Vengo a elevar lo que merece elevarse.

Soy a la vez la Presencia y la Ausencia. Soy el Amor y todos sus posibles. No tengo ninguna forma, y sin embargo estoy presente en toda forma y en toda vida.

Soy la conciencia infinita que se termina ella misma, sin haber jamás comenzado.

No olvides que las palabras que se dicen en este instante son tus propias palabras; escúchalas, y sobre todo vívelas. Soy la Gracia en acción y soy lo que subyace a la Gracia.

Recuéstate y descansa en tu Eternidad. Deja sitio libre a la infinidad de los mundos, a la infinidad de las formas.

Pongo fin así a la noción misma de distancia. Soy todos los tiempos y no conozco ningún tiempo. Soy el aliento de vida de tu corazón, y no olvides que tú eres yo, en un espacio en el que no puedes percibir ni imaginar que estemos tú y yo, a fin de que sólo quede el Uno, en el Amor.

Estamos juntos en unión, donde ninguna comunión puede ser discutida. Soy la Evidencia cuando el efímero se calla. Estoy allí donde pones tu vista, estoy allí donde tú estés. En lo íntimo de tu Corazón me asiento.

...Silencio …


Soy el conjunto de la bóveda estrellada. Soy el conjunto de lo que toca tus pies y tus manos.

Nada me pertenece, nada poseo.

...Silencio …


Soy el fulgor de la flecha que toca tu corazón sin herirte, no quitándote nada. Soy aquel que rinde gracia en el silencio de tu Corazón cuando estás en la verdad, cuando nada se opone a la claridad y a la evidencia.

...Silencio …


Vengo a la vez a tomarte y a devolverte a la Verdad.

Soy aquel por el cual te ves en la mirada interior, en la mirada del corazón, allí donde no existe ningún límite ni frontera.

Soy lo que se consume en silencio o lo que quema con ardor, en el centro de tu ser. Estoy en cada una de tus extremidades. Soy Uno.

Reemplazando el «yo» por el «tú», te aparece entonces la fatuidad de toda distancia y de toda separación.

...Silencio …


Acoge y recibe el don de la Vida y el don de la Gracia, tú, el primer y último viviente.

Desagrego el último cimiento de las ilusiones de tu mundo exterior, haciéndote llevar tu mirada hacia el corazón de tu ser donde no existe ninguna condición ni ningún límite.

Vengo a nombrarte por tu nombre de Eternidad, en este espacio donde nada más es necesario sólo el don de ti a mí. Soy lo que no puede ser desunido ni deletreado.

...Silencio …


Soy la libertad del Espíritu.

Soy tu Cielo interior y tu Tierra interior.

Acércate hacia ti. Escucha, escúchate porque todas mis palabras sólo son tus propias palabras, resonando al unísono.

...Silencio …


Y ahí, en el silencio, la flecha del Amor sigue su obra, alcanzándote en lo íntimo de tu vida.

...Silencio …


Estoy ahí donde tu estás, en el Aquí y Ahora. En el centro de la cruz que eres.

En este espacio que no es más un espacio, en este tiempo que no es más un tiempo, me dirijo a ti.

… Silencio…


Vengo a besarte, pero para ello no necesito ni de brazo ni de gesto, no necesito de pruebas, sólo necesito de ti y de mí. Me pierdo en ti como tú te disuelves en mí, ahí donde nada se pierde y donde nada se crea. En el secreto de tu Corazón brota la Luz, ella eres tú, como yo soy tú.

En este Corazón, no hay otra prueba que lo que vives. No hay necesidad de argumentos cualesquiera que sean.

… Silencio…


Se tú mismo, sin máscara y sin falso pudor. Tú que trasciendes toda memoria y toda historia, te bendigo a cada soplo y te amo, grites lo que grites o digas, porque ninguna palabra puede frenar el poder del Amor.

Te doy a ver, más allá de tus apariencias, la verdad de tu belleza. Te doy a escuchar el canto de las estrellas. Te doy a vivir lo que quieras vivir.

… Silencio…


Eres mi niño como soy tu niño, somos hermanos de toda eternidad, hermanos de espíritu, hermanos de verdad. Escucha bien, más allá de mis simples palabras, a la Verdad Una y única que no depende de ninguna forma ni de ninguna dimensión. Soy tu libertad, tu independencia y tu autonomía.

Soy el día que jamás puede acostarse, como soy el alba que se levanta cuando el horizonte de tu corazón te aparece y te toca. Soy la Gracia del Amor, pero ante todo soy tú. No hagas de eso un asunto personal, sino vívelo, en la sencillez.

… Silencio…


Escúchate y mírate.

En nuestra presencia Una, no hay nada que justificar ni que explicar. Reencuéntrate y me encontrarás.

… Silencio…


No te pares en las palabras, ve mucho más allá. Únete al silencio y quédate libre de toda atadura y de toda morada. Nada te pertenece porque todo eres tú.

Nada más puede ser separado o eliminado.

… Silencio…


Y aquí, en este silencio de nuestra Presencia Una y unida, habla el Verbo de creación, el Verbo que ondula en la frecuencia primordial del Amor y en cada armónico.

… Silencio…


Ven a danzar la danza de tu resurrección. Te espero porque ya no tienes nada más que esperar, no tienes nada más que retener. Atraviésate a ti mismo y atraviesa así todo lo que te encadena, porque esas cadenas no son nada más que lo que creíste, que lo que esperaste, con temor o inestabilidad.

… Silencio…


Sonríeme como te sonrío y quedémonos ahí, unidos en la Eternidad.

… Silencio…


Olvida todo y acuérdate del Único que Eres.

… Silencio…


Sonríe conmigo en lo inefable del Amor, en lo inefable de la Vida. Olvida la muerte porque en la verdadera vida, ninguna muerte está presente. Todo cambia y todo se transforma a la medida de tu medida, a la medida de tu tiempo, a la medida de tu conciencia.

… Silencio…


Y aquí, en el silencio, lo que aun te parece que debe ser alumbrado se alumbra a sí mismo, porque entre tú y yo, no puede existir nada oscuro.

… Silencio…


En el silencio y en la paz que nada puede alterar, tú te esperas, sin espera y sin demora. Abiertos el uno al otro, abiertos para siempre, la flecha lanzada sigue su obra, obra de salvación y de verdad.

Cúbrete con la humildad verdadera que descubre todo en ti.

… Silencio…


Escúchate no en los miedos y los gritos de lo que sólo pasa, sino escúchate en el canto de tu Eternidad.

… Silencio…


Recoge, cosecha y recoge tu rosa eterna y su perfume, colmándote de gracias, de beatitud y de agradecimiento.

Reencuentra lo que eres, lo que nunca ha sido perdido, lo que nunca ha desaparecido, lo que siempre estuvo allí. Acepta ver la verdad, sin maquillaje y sin velo, de tu Corazón de Eternidad, de tu Corazón de Amor.

… Silencio…


Vivamos juntos, tú y yo, nuestra común bendición, homenaje a la Gracia y celebración de la Vida, sin barreras ni frenos.

… Silencio…


Acércate a mí lo más cerca posible y lo más íntimamente porque ahí donde estoy, tú estás.

Vívelo, si tal es tu libertad, si tal es tu verdad.

En el Fuego del Espíritu, estamos unidos y liberados…

… Silencio…


… a fin de que nunca más te cierres a ti mismo, a fin de restaurar la Dicha Eterna de la conciencia y del Amor.

… Silencio…


Soy a la vez masculino y femenino, soy el andrógino que no reconoce ningún sexo ni ninguna polaridad, acogiendo sin embargo el conjunto de las polaridades en su manifestación, en su Presencia como en su Ausencia.

Vengo así a solicitarte y a rogar tu Corazón.

… Silencio…


Soy el Despertar y el desvelo como soy el final de todo errar. Soy a la vez tu pregunta y tu respuesta en toda interrogación y en toda vacilación. Soy la certeza de lo que no puede ser elegido ni debatido.

… Silencio…


Vengo a secar tus lágrimas, como vengo a humedecer tus ojos, a fin de que se abran a ti mismo. Amate en la medida en la cual te amo, la que no conoce ni medida ni desmesura, sino sólo la evidencia del Amor.

Escucha, escucha la Verdad a la que no le importa tu historia, ni la de los juegos y personajes que interpretaste, y que sólo retiene la belleza de tu Corazón, independiente de todo ornamento y de todo adorno.

… Silencio…


No me nombres porque soy tú, más allá de tu nombre y más allá de tu forma.

… Silencio…


Allá donde estuviste, aquí como en otra parte, yo estaba allí. Ahí donde estás, yo soy, y allí donde estarás, yo estaré.

… Silencio…


Permítete ser verdadero. Permítete estar allí conmigo.

Soy lo que buscaste, soy lo que encontraste.

En la alcoba y el secreto de tu corazón, estoy presente. No puedo ausentarme de lo que eres.

… Silencio…


No me nombres porque soy todo lo que podrías nombrar, como todo lo que podrías olvidar.

Acepta el don de ti mismo a tu propia Eternidad, acepta la evidencia del Amor. Más allá de todo nombre, de todo salvador como de todo adversario, hay sólo tú, conteniendo la totalidad de las conciencias de aquí como de otra parte. No tengo nada más que darte que a ti mismo.

… Silencio…


Deja a tu corazón llenarse sin límite, de la verdad y de la evidencia del Amor. Deja ser la totalidad de tu ser en este cuerpo que sólo pasa como en el cuerpo que permanece en Eternidad. El Amor, no el que puedes nombrar o identificar en este mundo sino el que está escondido a este mundo, no es culpa tuya, entonces olvida todo resentimiento, tanto hacia ti mismo como hacia otros, porque cuando todo está cumplido, todo es devuelto a uno mismo. No tienes nada que perdonarte porque tú mismo eres el perdón.

… Silencio…

Ve más allá de mis palabras y percibe, sin límite y sin maquillaje, la verdad Una de la Vida. Todo es Uno y el Uno es todo.

Entonces en cambio te pido tu bendición. Dame la Gracia, muéstrate tal como eres, tal como fuiste y tal como serás en Eternidad. No esperes nada, todo ya está allí, en mí, en ti, entre tú y yo, tú el amigo, el amado, el confidente, tu el Hijo Ardiente del Sol, Sol también.

Aquí abajo como aquí arriba, Todo es Uno pues Uno es Todo.

Mientras que el Coro de los Ángeles, animado por la flecha que lancé a tu Corazón canta en el silencio de tu corazón, canta también tú, el ángel de corazón y el ángel del corazón.

Imprégnate de mí, como me impregno de ti, ahí donde nace el perfume de la rosa y el perfume de la Eternidad, donde todas las fragancias están presentes.

… Silencio…


¿Estás allí?

… Silencio…



En la copa sagrada, recojo tu Corazón, consagrándote así rey único del Amor, rey único de la Verdad.

Humildemente vengo a rogarte de ser tú mismo, humildemente me deposito en ti. Soy tu cuerpo, soy tu sangre.

… Silencio…


Escucha sobre todo entre las palabras, porque es ahí donde tu corazón entiende, él, el que Conoce, él, la Infinita Presencia.

… Silencio…


Escucha el Verbo de tu corazón expresarse en tu íntimo, allí donde estoy.

… Silencio…


Escucha el silencio, escucha la onda de Amor llevada por el Verbo y por el silencio.

… Silencio…


Allí, estás en tu casa, en tu morada de eternidad, en tu Morada de Paz suprema.

… Silencio…


Allí, cuando no hay más que el Amor, entonces todo está dicho. No hay nada a repetir, no hay nada a discutir, no hay nada a predecir.

… Silencio…


Escucha tu Corazón porque sólo él tiene el «hablar en lenguas», porque sólo él dice la verdad.

… Silencio…


No acabé de hablar pero de momento me callo, a fin de dejarte saborear el néctar de Vida.

… Silencio…


Así, en cada palabra de mi Presencia y de tu Presencia, me propongo de ayudarte a reencontrarte plenamente, sin límites y sin restricciones. ¿Quieres hacer esto conmigo y en mí?

Te invito desde ahora en adelante, a cada soplo, a cada mirada y a cada experiencia, a rememorar estas palabras y estos silencios.

Así, en cinco días de tu tiempo contado en esta tierra, nos propongo de acompañarte a ti mismo, en el Amor.

… Silencio…


Te digo entonces hasta el próximo día que se elevará mañana, con el fin de resembrar lo que te dije en este día. La Onda de Vida tal vez ya esté cantando en ti la oda a la Vida y a la Verdad.

Paz a ti. Paz a cada uno.

… Silencio…



Te digo entonces hasta mañana, en el segundo día de nuestra unión y de nuestra libertad. Quédate así, en el silencio, en el recogimiento. Que me hayas escuchado, o que me hayas leído, poco importa.

Desde el fondo de tu Corazón te saludo, en el Amor y en la Verdad.

Quédate así, sin palabras, y así me quedo en ti.

… Silencio…



Cuando quieras , podrás reabrir tus ojos sobre cada uno de mi y cada uno de ti.

… Silencio…



Quiéreme como te quiero.

… Silencio…



Esto que te dije en este día, en estas palabras y en este silencio, es tu primer día.

Bendito seas, tú el Eterno.

… Silencio…



Te digo hasta mañana, estaré de nuevo aquí, contigo, en lo íntimo de tu Corazón, en lo íntimo de la Vida. Entonces te rindo gracia y te agradezco.




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O. M. AÏVANHOV - Introducción - LINK

Primera Parte

EL IMPERSONAL
Primera Intervención LINK
Segunda Intervención LINK
Tercera Intervención LINK


EL IMPERSONAL Preguntas y Respuestas Primera intervención LINK
Segunda intervención LINK
Tercera intervención LINK
Cuarta Intervención LINK
Quinta Intervención LINK
Sexta Intervención LINK

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