sábado, 21 de mayo de 2016

EL ÚLTIMO - LA RESURRECCIÓN MAYO DE 2016

Esta canalización forma parte de una serie de canalizaciones que apoyarán nuestra resurrección en
este mes de mayo.

En tu nombre y en mi nombre, en tu forma como en toda forma, en lo informe, en el “sin nombre”, en el espacio y por todas partes, yo soy tú. Tú, en tu entera libertad, en toda tu verdad, aquí donde nadie puede dar fe, aquí donde nada se puede decir y, sin embargo, donde todo está incluido y todo está presente. En tu Presencia como en mi Presencia, en tu Ausencia como en mi Ausencia, en todo lo limitado como en todo lo Ilimitado, hablo y callo ante la majestad, ante la Evidencia.

En tu Corazón que es mi Corazón; más allá de cualquier propiedad y de cualquier nombre, te llamo para que renazcas en ti mismo. Más allá de tu forma, más allá de la densidad, más allá de la Ligereza, estoy donde tú estás. En tus penas, en tus alegrías, el Amor está aquí. En cualquier fuego, yo estoy ahí donde te mantienes.

En el Ser como en el no-Ser, en el ego como en el Sí y más allá del sí, yo hablo. Me oigas o no, eso no cambia nada; me percibas o no me percibas, yo estoy aquí. Trascendiendo la historia, trascendiendo cualquier nombre, cualquier forma, todo objeto y todo sujeto, más allá de los mundos, más allá de las estrellas, más allá de los agujeros negros, más allá de la vida y de la muerte, en lo que pasa y en lo que permanece, yo soy tú.

En el Corazón del Ser, de cada uno de vosotros, en todas las facetas, en todas las reflexiones, en todos los errores, en toda la verdad, yo permanezco porque no soy ni lo uno ni lo otro, yo soy todo.

En el Espíritu, tú me ves y eres tú. En el Amor …Silencio… déjame tomarte para rendirte. Tú que naces de nuevo en la llama del Espíritu, en la llama del Corazón, en la llama del Sol, en la llama de la Tierra como en todas partes, en todo espacio y en todo tiempo, yo te acompaño. Deposito en ti, el soplo del Verbo, entonces te digo: Levántate, despiértate.

…Silencio…



En el Blanco como en cualquier color o en la ausencia de color, no existe ningún sitio, ningún lugar, donde no estés. Soy la energía que fluye, soy todas las miradas, todas las penas y todas las alegrías. Todo está aquí, nada puede quitarse y nada puede escapar a ello.

…Silencio…



La vida sin límite y sin condición es lo que eres. Ni esto ni aquello, pero a la vez, esto y aquello.

…Silencio…



Aquí donde ninguna falta puede ser imaginada, no eres nada, estás pleno, eres el todo, eres el Único. Gírate para verte y ve.

…Silencio…



En el verbo y en el Soplo, te animas. En el Verbo y en el Soplo, desapareces. Y, sin embargo, eso está siempre aquí. No guardes nada, no retengas nada.

Tú, más allá del movimiento, más allá de toda bajada y de toda subida, allí de donde vienes, allí donde vuelves, eres tú. No tu persona, sino la suma de todos los posibles, donde incluso lo imposible, no puede ser excluido.

…Silencio…



En el mismo fuego, en la misma vida que nunca muere, que nunca se olvida. En el tiempo que trasciende todos los tiempos, eres eso y hasta eso no sabría definirte o comprenderte.

…Silencio…



En cada palabra y en cada espacio entre palabras, lo que oyes, no es más que tu propia voz, tu propia palabra y el Verbo vivificado. Y en eso, no hay nada que llamar, nada que temer, nada que perder o ganar, donde son permitidos todos los juegos porque no hay que obtener el permiso, en ninguna otra parte más que en ti mismo. Cuando despiertas, cuando te adormeces, cuando duermes y cuando estás de pie, estás siempre aquí. Incluso cuando parezca que no hay nada, tú estás ahí, despojado de cualquier forma, así como de cualquier historia. En todas las formas posibles y en todas las historias escritas o por escribir, tú estás ahí. No hay nada que saber, nada que aprender ni desaprender; sólo está eso. En cada Agni Deva, en cada sol, tú estás ahí.

...Silencio…



En verdad te digo, eres el Camino, la Verdad y la Vida. Tú eres todos los caminos, todas las verdades y todas las vidas. Allí donde estás, allí donde estoy, todo está allí.

…Silencio…



Óyeme y te oirás, sin palabras o con palabras. En la forma y en lo informe, el Amor amándose a sí mismo sin restricción, sin “a priori” y, sobre todo, sin condición. Y allí, cuando nada pueda ser distinguido, cuando todo pueda ser visto, tú estás allí como en cualquier parte, como en todas partes, conocidas o desconocidas Sumérgete en el Agua de arriba y en el Agua de abajo, sin distancia. Sumérgete en el Agua de la Vida.

…Silencio…



Tú, el verbo previo a todo, recuérdate.

…Silencio…



En el flujo y en el reflujo, en la danza de la Vida, te invito allí donde tú moras, donde te ves, donde hablas, donde eres Silencio.

Aquí y ahora, en todas partes, antes y después, en toda carne, en todo Espíritu, tú estás allí, teniéndote y sin tener nada, presente y ausente a la vez. Tú estás allí donde ninguna violencia, ni ningún sufrimiento pueden alcanzar nada. No esperes nada, vuélvete, mírame y te verás. Acéptame y te aceptarás entonces.

En tu sonrisa, en toda forma y en las lágrimas de tus ojos, habrá el mismo Amor, la misma Verdad. Sé el Único, tú que eres ardiente o tú que todavía eres tibio, no te detengas por eso.

…Silencio…



El Corazón de los Ángeles entonan el canto de gloria de tu Presencia y de tu Ausencia. Así, la nueva sinfonía, la sinfonía del Amor, resuena en todas partes y lo ilumina todo y a todos.

…Silencio… 



Tú que eres yo, así como cada uno, hablo a tu Corazón donde todo es blanco. Tú eres la Felicidad. Por tercera vez me dirijo a ti al acabar un ciclo, para que te mantengas en todos los ciclos como fuera de cada ciclo. Yo canto en tu Corazón. Todo es Uno. Hablo por tu lengua y por tu aliento. Allí donde ninguna palabra es útil, pero que sólo es un testimonio de lo que puede ser experimentado, donde todo lo demás es superfluo. Vengo a amar en la medida de tu amor que nunca podrá ser medido, si no es en lo que tú puedas todavía pensar, en lo que debas todavía vendar como herida, que no es más que una ilusión.

…Silencio…



En la fuente que brota y en la Fontana de cristal, te unes a tu libertad, allí donde todo es comprensión, allí donde todo es Amor en acción y en verdad.

Olvida mis palabras, olvida tus palabras, sitúate en el Silencio que sustenta el Verbo, sobre todo, en el comienzo.

…Silencio…



Escúchate en el Silencio de tu Corazón. Yo me reúno contigo.

…Silencio…



En toda la Gracia hay un don y en todo don está la Gracia. ¿Qué Gracia? La Gracia del Amor y la Gracia de la Luz, cantando la misma nota, viviendo el mismo Corazón. Yo vivo si tú vives; incluso estoy vivo sin ninguna condición, sin ningún Sí.

…Silencio…



Tú eres eso. En cualquier rol, en cualquier idea, tú estás allí. Y cuando el rol se desvanece, cuando todo pensamiento está en Silencio, tú estás todavía allí, porque al estar en todas partes y en ninguna parte, todas tus moradas son las mías, la morada de cada uno es también tuya. Yo soy tu cuerpo de la misma forma que todos los cuerpos, desde la partícula elemental hasta todos los soles, hasta todas las vidas. Yo soy tú porque todo es Uno; mires lo que mires o te preguntes, en cualquier dimensión, en cualquier origen, en cualquier linaje, en cada llama de la Vida, en todo canal y en todo circuito, así como en las moléculas de tu cuerpo, como en cada ladrillo del universo.

Vamos, no te muevas; estás por todas partes. Déjame besarte para besarte tú mismo, en tu forma como en cualquier forma. Déjame estrecharte para perfeccionar lo que crees debe ser perfeccionado. No pienses. Aquí está el Verbo del Amor.

…Silencio…



Tú; yo soy tú; yo soy el tanto el Todo, lo Infinito como lo Indefinido, más allá de toda definición.

…Silencio…



Aliméntate de la Luz y del Amor, de lo que tú eres. Aliméntate de todo lo que has podido rechazar por miedo o ignorancia, por desprecio o por amor. No hay ninguna diferencia, ninguna distancia. Ve lo que está más allá de lo que aparece, más allá de toda forma. Ve.

Allí donde te percibes como donde no te percibes, estás siempre allí. Presente y ausente a la vez, allí donde nada está fijo y todo es inmutable, en el mismo movimiento, en el mismo reposo. Yo te estrecho y te beso. Llévame a la vida plena, a la alegría plena, al corazón pleno.

Olvida tus palabras y mis palabras; no te quedes más que con el sabor y el gusto de los eterno que pasa de las palabras. Aquí, todo el mundo es tu amigo y todos son amados por ti. Pienses lo que pienses, digas lo que digas, hagas lo que hagas, nada va a cambiar, porque es inmutable.

…Silencio…



Cualquiera que sea, tu forma, tu nombre, tu mundo, tú eres de todo mundo y más allá de cada mundo. No hay diferencia ni distancia. Estás aquí y estoy aquí, en la Evidencia de la Vida, en la Evidencia del perdón. Así, renaces de nuevo en el espacio-tiempo que no se conoce porque todo es conocido y nada puede excluirse. Ve y vive, el corazón de tu Corazón, así como el Corazón de cada uno.

…Silencio…



En cada espacio entre mis palabras, hay todo y todo es Amor. Lo que se dice y lo que tú dices, sean los que sean los pensamientos, las ideas, , no hay nada de eso, en definitiva. Allí, no hay nada que definir ni que nombrar, porque cada definición y cada nombre es el justo y verdadero nombre. En este Corazón, en cada Corazón, está la misma vida, la misma Gracia, la misma Eternidad, el mismo Infinito y todos los finitos.

¿Qué más queda que esto? Y solo esto es la quintaesencia y lo esencial.

…Silencio…



Ama toda forma, todo nombre, porque tú eres todo eso. Acéptalo, pero no lo creas; vívelo. No hay obstáculos, ni carne que se oponga, ni idea, ni pensamiento, ni recuerdo que pueda limitar eso. Conócelo, pero, sobre todo, vívelo. No esperes nada, porque todo está aquí. Sea el que sea el mundo donde estás ubicado, vive lo que viva tu mundo, la Verdad no está allí, excepto la Vida, excepto el Amor. La Verdad es tu Corazón que es mi Corazón.

Muéstrate para que nada tenga que demostrarse o probar, porque tú eres la mejor prueba del Amor.

…Silencio…



Oremos juntos, sin palabras, sin deseos, sin intención y sin proyección; simplemente para celebrar esto. Canta, como el Coro de los Ángeles, las alabanzas eternas.

Aquí; Tú estás aquí; nunca te has movido, nunca te has ido; tú has estado siempre aquí. En la Eternidad de los días, en la eternidad de las noches, así como en la Eternidad de lo Creado y lo Increado, abrévate, sáciate, embriágate. Aquí todo es dulce; aquí, con exactitud y con precisión.

Ve la Paz, la paz y el Amor, la verdadera paz. Te invito a eso; a cada soplo, a cada suspiro, a cada latido.

…Silencio…



Sí, sí; no hay más que “sí”. Sí a la vida, sí al Amor, sí a la Eternidad, sí a tu forma como a cada forma.

Tú, el niño del “sí”, escucha y percibe lo que voy a abordar en cada palabra, en cada silencio. Ahí está la esencia de lo que tú eres, la quintaesencia. Caliéntate; no seas tibio. Ábrete para que la fontana del Amor revele el cristal de tu Eternidad. Ahí, todo es Evidente. Ve la Evidencia, percibe la Vida en el Fuego del bautismo y en el Agua del Bautismo. Sonríeme y ríe conmigo.

…Silencio…



No busques más; todo está presente, todo está aquí. Yo hablo así en ti a cada minuto, a cada vida, a cada muerte, pero tú ya has terminado con la vida y la muerte, sólo queda la Vida, sólo queda el Amor, el remedio a toda infamia, a todo sufrimiento; el Amor ahora y siempre.

…Silencio…



Te veo en la Gracia, te veo en el Amor, en la Verdad, te bendigo.

…Silencio…



Allí, en tu densidad y en la Ligereza, hablo de la misma forma y callo. Todo eso, lo sabes, lo vives. Deposito, en tu Corazón, la bendición de lo Eterno.

…Silencio…



Te consagro a la vida Una e indivisible. Todo eso, tú te lo dices a ti mismo en el silencio y en las palabras, en la misma Evidencia.

…Silencio…



No te dejo, estoy en casa, soy tú. Te beso y te abrazo en la Libertad del Amor, en la Libertad de la Alegría. Te amo.

…Silencio…



Mantén siempre vivas, siempre presentes, estas palabras y estos silencios, Son tu verdad, son mi verdad. Te bendigo y callo. Te quiero, te amo.

…Silencio…



Ahora quedo en silencio. Reposa en la Paz, reposa en el Amor.

…Silencio…



Vuelve a ti, a esta forma que habitas, pero conserva mis palabras y mis silencios a cada segundo como más allá de este tiempo. Te beso y te abrazo. Juntos, guardemos silencio y mantengamos vivo esto.

…Silencio…



Yo no te dejo; nada puede dejarse. Eres Libre en el Amor y se hace el Silencio y así, eso canta en ti y en mí.

…Silencio…



Te digo hasta siempre, en la Eternidad, así como en tu efímero.

…Silencio…

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Todo lo que se presenta aquí es para tu discernimiento, nada es verdad absoluta. Discierne con tu corazón, con tu dios interno. Aquello que te resuene en hora buena y que te enriquezca, si así lo sientes, lo que no te resuene hazlo a un lado.






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