sábado, 28 de noviembre de 2015

María 16 julio 2005 ¿Cómo podemos ayudar a otros?


Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Bienvenidos, queridas almas de Luz. Así en este espacio sagrado que creamos, vamos a poder a la vez darles un cierto número de elementos, y responder a vuestras preguntas y a la vez empezar un movimiento que corresponde a lo que llamáis en vuestro plano, el fenómeno de la Ascensión. No que vayamos a vivir el fenómeno de la Ascensión, sino hacerles vivir las primicias de lo que ocurre en el momento de la apertura de las puertas que conducen a este movimiento de Resurrección, a este momento de Transfiguración, a este momento de elevación del alma, acompañado por este cuerpo físico, alma que se revela totalmente a su verdadera dimensión. Así vamos a poder experimentar, a vivir los fenómenos que van a producirse de manera previa a la Ascensión real. Tendréis un esbozo vibratorio, un esbozo de conciencia, un esbozo de la Luz, y de lo que ocurre en este momento. Queridas almas de Luz, veo en vosotros esta aspiración fundamental, esta sed de reencontrar vuestra verdadera Fuente, de reencontrar vuestra Fuente y vuestra Luz. Y esto llena de Alegría mi Corazón de madre. Esto llena mi Corazón de Luz, de compasión y de Amor auténtico. En este espacio de recogimiento, en este momento preciso, vamos a obrar a fin de purificar y de apaciguar todavía más vuestras vestiduras de Luz, con el fin de permitiros una mayor fluidez de Luz, en vosotros y alrededor vuestro, en vuestro resplandor, a vuestra cualidad de Ser y a vuestra cualidad de Luz. Y en primer lugar, antes de responder a vuestras preguntas, os propongo un momento de recogimiento en silencio, un momento que os va permitir de centraros en lo más hondo de vuestro Ser, en vuestro Corazón, de alinearos cuerpo - alma - Espíritu, a fin de hacer un único Corazón que vibra al unísono al mio, al unísono con la Fuente original. Y para esto, en la instantaneidad, llevad vuestra conciencia en vuestro corazón físico, sobre esta espacio situado en medio de vuestro pecho que os acompaña desde vuestra encarnación, desde vuestro primer aliento hasta vuestro último soplo. Y ahí, en este espacio Sagrado, en este espacio de Unión, vamos a sintonizar, y a sincronizar nuestros ritmos cardiacos con la pulsación de la Fuente primordial que, como sabéis, se encuentra tanto en el Sol como en lo más hondo del centro de la Tierra: la Fuente Sol, la Fuente Tierra.

Vamos ahora a alinear a la vez nuestra vibración solar y a la vez la terrestre. No hay nada de particular que hacer, si no es de unirnos a la Fuente Sol y a la Fuente Tierra. Vuestras células conocen perfectamente este proceso. No necesitáis de intelectualizarlo. No necesitáis de visualizarlo. Necesitáis, simplemente, de repetir mentalmente y en cada una de vuestras células: «me conecto a la Fuente Sol, me conecto a la Fuente Tierra y me conecto a mi Fuente». ...

Silencio ... 


Y en este espacio de resonancia Sagrada que se está instalando, en este instante de oración, de comunión, vamos a elevar vuestra tasa vibratoria. Vuestras células saben exactamente lo que tienen que hacer porque todos pertenecemos, encarnados o no, a la misma célula original. Ciertamente los modos de expresión son profundamente diferentes y desde mi plano de donde intervengo, donde no hay más células, hay sin embargo esta misma Fuente vibrante, hay esta pareja constituida por el Sol y la Tierra. Siento ahora vuestras estructuras que comienzan a vibrar, que se expanden, y que están en la serenidad del instante. Es en este estado de conciencia, ligeramente expandida, que voy a responder a vuestras preguntas, antes de ir más lejos en el proceso de explicación de la pre-ascensión. 

Escucho. 

Pregunta: ¿Cómo podemos ayudar a otros? 

Hoy, y aún más mañana, el único modo de ayudar será únicamente a través de la cualidad de Ser que habréis desarrollado. No será más posible, dentro de poco, de ayudar a la gente del modo habitual, tal como lo hacías, en los funcionamientos acostumbrados, distanciados, separados y disociados de vuestra tercera dimensión. Habrá una cualidad de resplandor que irá creciendo para los seres en busca de esta quinta dimensión, en la búsqueda de su Divinidad y de su Fuente interior, que harán que el Ser se manifieste espontáneamente a través de la radiación de la vibración de la quinta. Y desgraciadamente, o más bien afortunadamente, no podréis tocar, ni podréis ayudar, con los medios de la tercera, si vosotros-mismos habéis pasado ya a la pre-ascensión. La ayuda tal como la conciben debe ser redefinida y re-formulada. La ayuda debe volverse una irradiación, un sintonización, una puesta en la Luz a las almas que os acerquéis. Y aquellas que no sean tocadas por este transubstanciación no podrán ser ayudadas. 

Deberéis orientaros hacia otros terapias, hacia otras formas de ayudas, perteneciendo a mundos antiguos que están en fase de disolución y de colapso. Pero no podemos avanzar hacia esta etapa fantástica de la transmutación de la energía del alma continuando en ayudar la gente como si funcionáramos en las energías disociadas, separadas de tercera dimensión. Ciertamente esto puede llevar en algunas almas despiertas algunos sufrimientos que son tiranteces y apegos ligados a los antiguos modos de funcionamientos. Pero la grandeza de la Luz y de la Fuente que os abreva se hará tal que, poco a poco, admitiréis que ya no podéis ayudar a los que no quieren serlo. Esto es muy difícil, y estamos de acuerdo, pero esto forma parte del proceso normal de vuestro desarrollo actual. No puede ayudar a alguien, un alma, si este alma no lo decidió. Y a menudo, en lo que expresa una personalidad encarnada a través de su sufrimiento, hay sufrimiento del alma, pero un alma que se niega a conocerse a si-misma. ¿Y cómo queréis que otra alma despierta a su propia Fuente pueda ayudar a la personalidad? Esto no es razonable. El único modo que tendréis de ayudar en esta red y en esta tela de Luz que se teje a medida de los meses y años será de irradiar, a través de la amplificación de la red y del mallaje de las almas-Fuentes, sobre estas almas en petición y únicamente esto. Llamadlo oración. Llamadlo compasión. Llamadlo trabajo interior del Corazón. Pero toda forma de ayuda nacerá aquí y no en otra parte. Lo mismo ocurre a medida que los meses, a medida que lo que viene, para todas estas almas que se presentarán sobre vuestro camino, que estas almas sean vuestros hijos, que estas almas sean vuestros compañeros o ex-compañeros, que estas almas estén cerca o lejos de vosotros, la ayuda será la misma, la ayuda será una ayuda de resplandor. Esto será lo más importante. Podréis poner en ello todo lo que querrán, cristales, sonidos, tactos, masajes, palabras, cantos. Esto no tiene ninguna importancia. 

Lo más importante será realmente lo que sois, esta Fuente que difundiréis e irradiareis, a medida que os elevareis hacia esta dimensión que es prometida a vuestra alma. 

Os vamos a proponer ahora, queridas almas, de recogeros, de conectaros a vuestra Fuente Sol y a vuestra Fuente Tierra. En cuanto sintáis perfectamente el vaivén de vuestro Corazón, el vaivén de la Fuente Sol, de la Fuente Tierra en vuestra Fuente, en este estado de alineación en vuestras Fuentes, basta simplemente con sincronizar las pulsaciones de vuestro corazón con la inspira y el espira, de calcar vuestro inspira y vuestro expira sobre el ritmo de la tierra que es mucho más lento y de dejaros llevar por esta vibración, por esta pulsación que alivia. ¿Quizás sintáis esta energía que gira alrededor vuestro? Y allí, ahora, centrados en vuestra Fuente corazón, repetid estas simples palabras, diez veces: «Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh». - Silenciosamente en vuestro Corazón, diez veces esta palabra: «Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh, Ehieh». Os guío en este fenómeno de elevación. ¿Tal vez ya sentís esta fluidez, esta respiración nueva que está en vosotros? ¿Tal vez percibis este canto, esta Energía revoltosa, este Canto del éter que se parece a las músicas de las Esferas?

...Queridas almas de Luz, voy a daros ahora mi bendición... Soy María, Reina de los Cielos y de la Tierra. Os agradezco por haber acogido estas pocas palabras. Os agradezco por haber comulgado conmigo en la Fuente, en el Padre y en la Fuente de la Intra-Tierra. Os bendigo y os quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario