miércoles, 28 de octubre de 2015
MIKAEL a 30 de julio de 2007 En vuestra dimensión mi presencia se revela a través de la dinámica de los cometas y de los elementales.por Jean Luc Ayoun
Soy Mikaël, príncipe y regente de las milicias celestes. Mis muy queridos humanos, soy aquél que viene para limpiar los campos áuricos de vuestro planeta y los vuestros. Ahora el momento llegó para vendar las heridas de vuestras encarnaciones, llegó la hora de vuestra luz. En estos tiempos benditos tan deseados por la armonía celeste resulta indispensable el querer, el querer ser, el querer la luz, el querer lo que desea la luz y nada más.
En estos momentos gloriosos en que la luz despierta en vuestros templos interiores, el momento en que Cristo revela vuestra divina presencia en vuestro corazón, el momento en que María viene para cubrir de su luz vuestros mantos de luz, es esencial el ser, es esencial volver a poner vuestro destino en las manos del Padre / Madre, Fuente de toda vida.
Si tal es vuestra elección, podéis entrar en los reinos del Padre, volver a vuestro interior, volver a la divinidad. Para esto hay que regresar a la maestría, soltar la presa de vuestros apegos. Aceptad hacer la peregrinación hacia vosotros mismos. Para esto hace falta el abandono necesario de las luchas, cualesquiera que ellas sean. Volver a la divinidad es un acto que compromete vuestra entidad por entero al servicio, así como a la unidad.
Vengo no para forzaros sino para mostrar el horror de las luchas en este mundo por el poder, por el querer, por la dominación. Vengo para revelaros la realidad que no es la verdad sino la división que existe cuando la luz que vosotros sois se aleja demasiado de su Fuente de luz.
¿Acaso mis actos se revelan en vuestra dimensión por mis combates que llevo en los cielos? No. En vuestra dimensión mi presencia se revela a través de la dinámica de los cometas y de los elementales. Así cuando vuestros elementos se refuerzan, yo soy esto. Cuando un cometa es visible, yo soy esto. Cuando los movimientos planetarios cambian se trata de mi acción.
No me busquéis ni en una forma definida ni en otra cosa que lo que yo soy: aquél que viene para iluminar vuestras vidas a través de los movimientos de la materia, en vosotros y alrededor de vosotros. Yo os revelo a vosotros mismos, a vuestra interioridad, a vuestro papel real, que es la unidad de la Fuente. Vosotros sois los seres sublimes que olvidasteis que fuisteis la causa del juego incesante como resultado de las divisiones y de las experiencias. Vengo para recordaros lo que vosotros sois. Vengo para reavivar la llama de vuestra eternidad. Vengo para mostraros lo infinito de vuestra radiación.
Me es finalmente permitido tocar vuestro corazón con mi espada para abrir las compuertas de vuestro amor, permitiendo a vuestra alegría exultar al ver la luz despertarse en vosotros, para vosotros y para la creación en su inmensidad.
Lo que CRISTO puso en vuestro templo interior, hace dos mil años, lo que Cristo a día de hoy hace germinar, vengo para hacerlo irradiar en la faz del mundo, si vosotros me dais la conformidad. Los elementos que se ponen en movimiento alrededor de vuestro mundo, vendrán entonces para alimentar esta flor, para alimentarla de fuego, de agua, de aire, con el fin de originar vuestra nueva realidad, vuestro nuevo espacio de vida.
Este nuevo mundo ahora está en vuestra puerta, viene para llamar a vuestro corazón, ¿abriréis esta puerta a la nueva alianza? ¿Vuestras células aceptarán de migrar a otra vibración? ¿A otra calidad? ¿Vuestro código permitirá obrar a la nueva esperanza, la nueva radiación de la expresión armoniosa de la vida? Sólo vosotros poseéis la llave, sólo vosotros tenéis el poder de decir “sí”.
Mis queridos humanos, María y Cristo se unen a mi bendición para preparar vuestro día de mañana tan importante para lo que se avecina.
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