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jueves, 14 de diciembre de 2017

RAFAEL Diciembre 2017 con audio



Audio


Soy el Arcángel Rafael, llamado el Arcángel de la “Curación”.

Bien amadas Estrellas del Amor, permanezcamos ahora en un momento de Silencio, de Alegría y de Endofanía.

…Silencio…


En estos tiempos de liberación de la Tierra, vengo a vosotros y en vosotros, para traeros el soplo de mi Presencia y de mi radiación, la que sana, la que alivia. Hoy, en este período, vengo a deciros y anunciaros que la única curación posible es la proporcionada por la Alegría. Ante cualquier tristeza, resistencia o reticencia, en que os encontréis en este momento, os invito a que me llaméis y me encontréis en vuestro corazón, para que el bálsamo de la Alegría ponga fin a todo sufrimiento, así como a todo sentimiento de pérdida o de duelo de lo está pasando, porque en estos días, solo la Alegría puede curar cualquier anomalía de la persona, como vuestros hábitos, reticencias o posicionamientos. A partir de ahora, únicamente la Alegría podrá borrar lo que se desvanece, de forma natural, aunque a veces con ciertas reticencias, con ciertas resistencias.

En cada zona de vuestro cuerpo, así como en cada parcela de vuestra vida efímera, el bálsamo de la Alegría es accesible para haceros vivir y experimentar en vosotros y por vosotros, la virtud activa y resolutiva de la Alegría, en cualquier situación, en cualquier estado en el que os encontréis hoy. Acudir a mi radiación y a mi Presencia desde vuestro corazón, os hará no solo experimentar la Alegría, sino también verla en acción sobre cualquier sufrimiento que pueda quedar en vuestro cuerpo, en vuestra carne o en vuestra conciencia.

La Alegría se convierte, en estos días, en el único agente de curación de la Ilusión y de sus últimas resistencias. No tenéis nada que hacer, solo constatar la acción de esta felicidad en vuestro cuerpo y en vuestra vida, lo que os llevará a descubrir la alegría incondicionada.

El poder de vuestro Corazón de Eternidad está ahora presente en todas partes. Aunque no lo veáis, aunque no lo sintáis, muchos de vosotros lo vivís así. No tengáis prisa o deseo, solo llamadme en vuestro corazón. Entonces vendré a ayudaros en la liberación de las contingencias de la materia de este mundo para que el Fuego Ígneo, por el combustible de la Alegría, pueda consumir con evidencia lo que está desapareciendo y deje finalmente que aparezca totalmente vuestra eternidad, desde el momento en que María os llame, como ha sido el caso con algunos de vosotros. Porque la Alegría os hará ver y percibir vuestro cuerpo de Eternidad en sus movimientos, en su presencia y en sus manifestaciones, dentro de vuestro efímero, tanto en vuestra carne como en vuestra conciencia.

Y así, la Luz y la Verdad, no solo estarán presentes en vosotros, sino que se revelarán como la única posibilidad y la única evidencia.

Allí donde haya sufrimiento, dejad que la Alegría venga a llevárselo. Allí donde haya resistencias, dejad que la Alegría las suavice. Allí donde haya dudas, dejad que la Alegría las consuma con felicidad. Allí donde haya sufrimiento de la carne, dejad que actúe la Alegría por ella misma. La Felicidad unida a la sanación, a mi Presencia y a mi radiación, que solo es vuestro corazón que encuentra su integridad y su plenitud.

La Alegría es no es solo la consecuencia de vuestra eternidad encontrada, sino también el agente que actúa dentro de lo efímero, en cualquier aspecto, para ayudar a la consumación, por el Fuego Ígneo, haciéndolo a la vez más dulce y más intenso para que cada mirada hacia este mundo, en la circunstancia o situación que sea, os haga ver y experimentar la verdadera acción trascendente de esta Alegría incondicionada. En este nivel, no tenéis nada que dirigir ni preguntar. Dejad simplemente que emerja la Alegría en vuestro corazón en cualquier circunstancia.

Al llamarme, al resonar mi nombre, surgirá mi radiación. No tenéis que pedir nada, ni hacer nada, únicamente ver cómo trabaja y actúa la Alegría, independientemente de todo deseo y de toda condición.

Sea cual sea el sufrimiento de este cuerpo o de vuestra vida, dejad que la Alegría os libere actuando de acuerdo con el Fuego Ígneo aportando la ligereza a la consumación por el Fuego del Amor. Así pues, se os ofrece la oportunidad de ver por vosotros mismos, la acción resolutoria de la Alegría sobre cualquier elemento perturbador, presente en vuestra vida, así como en la Vida.

La Alegría que mencionamos y manifestamos, no es solo un sentimiento o una satisfacción de cualquier tipo, sino la Gracia del Amor en acción, que viene para realizar la alquimia final de las últimas ilusiones, de los últimos apegos, de las últimas costumbres y de los últimos condicionamientos vinculados a vuestra forma y a su funcionamiento dentro de lo efímero.

La Alegría de vuestro corazón, se trasmite también a cada una de vuestras células y a vuestra cabeza, llevando vuestra reflexión a un punto de no retorno; allí donde solo está presente la evidencia de la Vida, allí donde solo está presente la evidencia del Amor, y todo lo que se opone a ese Amor, se vea consumido y quemado en el fuego de la alegría, sin ningún parangón. De este modo, algunos de vosotros alcanzaréis la última unión mística con la desaparición total de lo efímero, en relación a vuestro vehículo de carne y a vuestra conciencia ordinaria.

La Alegría, testigo del Amor, conduce el Amor, allí donde se necesita. Es el momento en que el Amor encontrado en la profundidad de vuestro corazón, dentro de este mundo, es solo pura Dicha, pura felicidad y puro gozo. De este modo, se produce la curación final y definitiva de toda la ilusión, así como de cualquier sufrimiento y de todo lo pasajero en el curso de vuestra vida, para que nunca el duelo o la pérdida, puedan borrar la felicidad. En la Alegría, nunca hay pérdida. En la Alegría, nada pasa realmente, porque todo permanece en el instante.

He venido a pediros que me hagáis resonar en vosotros para que dejéis el Amor encontrar el camino de la manifestación desde vuestra intimidad hasta la periferia y el límite de vuestro cuerpo, así como de vuestra conciencia efímera.

Esta Alegría es ahora, sobreabundante. La viváis o no, solo depende de vosotros que esa felicidad trascienda y borre todo sufrimiento. Y recordad que la Alegría no puede estar condicionada a cualquier circunstancia o condición; es libre como lo sois vosotros.

La Alegría es curación total. La Alegría es el antídoto, no solo de la tristeza, sino también de la ilusión, haciéndoos reír burlonamente de los apegos, de vosotros mismos y de lo que os seduce y encadena a la ilusión de la carencia, a la ilusión de un final de la vida, de las relaciones, del trabajo o de otra cosa.

Soy el Arcángel Rafael, el que trae la Alegría, por su aliento, a vuestro corazón y a vuestro entendimiento.

Porque la Luz y la Verdad, son a partir de ahora, vuestra manifestación prioritaria, en este tiempo que termina en la Tierra. Recordad que la Alegría que emana espontáneamente de vosotros, no necesita palabras ni discursos, porque esa Alegría actúa en vosotros como un bálsamo, pero también en vuestro entorno, en todas las circunstancias en las que ya no podréis luchar y que os parecen frenar o limitar la manifestación de la verdad. No es así, porque allí está la Alegría. E incluso, en lo más profundo de vuestra tristeza, en lo más profundo de vuestro duelo o de vuestro dolor, dejad actuar a la Alegría que acompaña a la Luz y al Corazón en su aparición dentro de la Ilusión.

La Alegría de la que hablamos, la que experimentamos, no puede estar condicionada a ningún resultado, a ninguna recompensa, sino simplemente a representar la evidencia del Amor en acción, incondicionado, incluso dentro de la Ilusión condicionada.

La Paz previa a la Alegría, puede encontrarse hoy, de forma clara, ya sea durante el sueño, ya sea en momentos breves, cuando decidáis sentaros y hacer resonar la llamada de mi soplo. Entonces yo estaré en vosotros actuando y trabajando de forma natural. Ni vosotros ni yo, necesitamos palabras. Ni vosotros ni yo necesitamos peticiones o explicaciones, sino solo permitir que este bálsamo actúe siempre ante una postura de acogida incondicional de la Luz y de la Verdad. La acogida, sin restricciones, de lo que tal vez es desconocido para vosotros, y que desde el momento en que se revele, os aparecerá como el único conocimiento verdadero como parte de lo que sois y que siempre ha estado ahí, aunque lo hayáis ignorado, aunque no lo hayáis encontrado.

Instalaos en la Paz, en cuanto tengáis ocasión. Situaos allí, no pidáis nada. Dejad simplemente que primero la Paz y seguidamente la Alegría, sean el bálsamo activo y sanador en vuestro cuerpo y en vuestra conciencia efímera, no para resolver y estar mejor dentro de este mundo, sino para deshacer definitivamente los restos de la ilusión, que os permitirá estableceros en la Alegría y en el Amor incondicionados los dos, que no dependen de ninguna circunstancia de vuestra vida, de vuestra persona, de vuestro cuerpo o de cualquier calendario.

Entonces, aparecerá en vosotros la Alegría, si no es ya el caso. Una Alegría que no necesita soporte, ni motivo, que no necesita objetivos ni definición. La mejor prueba para vosotros, aunque no percibáis nada al nivel vibral, energético o de visión, es que notéis el alivio y la sanación de cualquier duelo, de cualquier pérdida, de resistencia o de hábito. Recordad que no hay una técnica especial, simplemente situaos en la paz unos instantes, sea cual sea el dolor y en ese momento haced resonar mi soplo.

La Alegría, lo mismo que la Luz por sus partículas adamantinas, soplará un aire nuevo, que pondrá fin a lo que se termina, en el sufrimiento de este cuerpo, en su carne, así como en vuestros pensamientos o en todo lo que afecta a vuestra persona. Ahí está la Gracia de los últimos tiempos que os lleva simplemente a estar más preparados cada día, a estar más cerca de esta evidencia del Amor.

…Silencio…


Mi radiación y mi Presencia, se extiende en cada uno de vosotros, desde lo más profundo de vuestro corazón y desde el centro de vuestra cabeza. En el momento en que estéis presentes, la Alegría se volverá Evidencia. No olvidéis que esta Alegría, más allá de ser incondicionada, no responde a ningún criterio de este mundo; es ante todo un bálsamo calmante que pone fin a las últimas resistencias, a los últimos temores y a los últimos apegos.

Hoy, no es necesario pronunciar más palabras ni dar más detalles, sino simplemente os incumbe a vosotros, vivirlo, sin pedir nada, ubicándoos en la paz del instante, sean cuales sean los sufrimientos o el miedo, y hacer resonar mi radiación por mi nombre, en vuestro corazón y en vuestra cabeza y dejar que entonces actúe, ese bálsamo de la Alegría, sin importar la duración o la intensidad. Os será posible comprobar, a veces de manera milagrosa y siempre de manera rápida, el aspecto resolutorio de esta Alegría que es realmente el bálsamo que actúa dentro de lo efímero, que procede de vuestra eternidad, que hace parar los motores de todo sufrimiento y afirmaros en esa Alegría. Porque entonces, la sanación será total, al curaros de toda atracción a la materia, liberándoos de todo sueño y de toda proyección dentro de este mundo, haciéndoos ver las ilusiones de vuestros últimos temores reflejados en los apegos a lo que sea o a quien sea para devolveros a la libertad, a su redescubrimiento y a su aplicación dentro de los tiempos finales de este mundo.

 Silencio…


Porque en el espacio de la Alegría, se vuelve superflua toda explicación y cesa toda justificación. Ningún sufrimiento puede permanecer y eso se volverá cada vez más claro y obvio, si se os concede tiempo, cada día que transcurra. Así pues, el fuego Ígneo que os consume está acompañado de la Alegría, esa Alegría que os llena de certeza y evidencia y os hace más livianos. Recordad que no hay discursos que pronunciar ni explicaciones que pedir, simplemente hacer resonar el soplo de mi Presencia en vuestra Presencia.

También en estos momentos, debido a las circunstancias medioambientales de la vida social, os atañe también aplicar el bálsamo de la Alegría para permanecer en la paz, sea cual sea el caos de este mundo, permitiéndoos comprobar, además, que cuanto más estruendo haya en el mundo, más estaréis en el gozo, no por ninguna desgracia, porque solo el ego ve desgracias, sino porque la Liberación está en progreso, resituándoos entonces en el Corazón del Corazón también.

Pero no olvidéis que aquí no se trata de pedir la curación de este cuerpo, sino dejar que la Alegría cure todo sufrimiento. No hay nada que pedir, porque la Alegría acompañada del Amor incondicionado y del Fuego Ígneo no necesita vuestras peticiones, porque esta Alegría sabe dónde colocarse, tanto en vuestra carne como en vuestro Espíritu, para actuar y suavizar lo que parece necesitarlo, lo que debe calmarse, lo que debe ser trascendido. En cualquier pérdida o duelo, vivido por la persona, yo represento hoy en cada uno de vosotros, la sanación final, la que no permitirá el menor desequilibrio o el menor retroceso.

Permitidme entonces, en este instante en que estáis presentes, escuchándome o leyéndome, iniciar mi radiación cardíaca en todos vosotros. No hay límite de número o de intensidad, porque todos somos Uno en verdad y en totalidad, de ahora en adelante. Así que os digo, que la Paz, la Alegría y el Amor, sean vuestra única verdad en cada aspecto de la Vida, en cada minuto de vuestra vida.

…Silencio…


Por consiguiente, comprobaréis también que esta Alegría elimina y erradica las últimas fluctuaciones de vuestro corazón, de vuestro estado de ánimo, de vuestra vida, instalándoos entonces, en la permanencia, en el equilibrio perfecto de vuestra manifestación, sea cual sea el estado de vuestra vida, el estado de vuestro cuerpo, viniendo a magnificar realmente y a sublimar todo lo que pueda quedar de carga, de peso o de sufrimiento. Así que he venido a invitaros, desde este día, a que experimentéis en vosotros mismos y por vosotros mismos.

Entonces, estáis invitados también, desde el instante en que la Paz y la Alegría hayan aparecido, aunque no dure en un primer momento, a que constatéis el efecto de dicha Alegría también alrededor de vosotros. Eso no necesita palabras, no necesita explicaciones, no necesita ninguna justificación. En la Alegría no hay ninguna violación de la libertad de cada uno, no hay ninguna alteración que se pueda hacer. Por tanto, permitidme de nuevo, en el silencio de mis palabras ahora, diciéndoos ahora y para siempre en la Eternidad, resonar mi Presencia en vosotros y revelar mi radiación.

 Silencio…


Soy el Arcángel Rafael. Desde el momento en que me hayáis oído, desde el momento en que me hayáis leído, os pido simplemente que os situéis en la paz unos minutos, sentados o tendidos, sin pedir nada sino simplemente, dejando aparecer la Alegría, bálsamo perfecto de curación de lo efímero, es decir, su desaparición.

 Silencio…


Soy el Arcángel Rafael. Os saludo en la Paz, en la Alegría y en el Amor.

 Silencio…


Siempre, en cada uno de vosotros, en la Eternidad.

 Silencio…

***

A través de JL

Traducción equipo de traductores

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